18 || Mentiras

312 44 13
                                    

Habían pasado un par de semanas, el año nuevo fue un momento muy emotivo, siempre que era 31 de diciembre, la familia Spiegel hacía guerra de bolas de nieve en el parque más cercano, así era como le daban la bienvenida al nuevo año. Los demás alumnos volvieron al cabo de una semana pero aún no se reanudaban las clases, era viernes, lo que significaba un último fin de semana de paz.

—Dime —repitió por décima vez—. Sólo una pista.

—No —dijo una vez más Steph. En la sala común de Ravenclaw estaban reunidas Stella, Tanya y Engels.

— ¿Qué quiere saber? —indagó Stella mientras comía tostada.

—Cumpleaños —se limitó a contestar la Ravenclaw mayor para seguir escribiendo en un pergamino. Stella apretó los labios y negó muchas veces con la cabeza.

—Lo siento, no diremos nada —afirmó la pelirroja.

—Pero eso no es justo, sólo denme una pista —agonizó tratando de persuadirlas.

—No —dijeron al unísono, Tanya solo refunfuñó y se acomodó en el sillón en el que se encontraba.

La puerta de la torre Ravenclaw se abrió y junto con ella llegó el rechinido más insoportable del mundo, Nathan pasó por ella con una radiante sonrisa.

—Hasso tiene admiradora secreta —dijo cuando se sentó frente a las chicas, pero no sin antes darle una significativa mirada a Tanya, quien respondió con un leve sonrojo.

— ¿De verdad? —preguntó Stella mientras observaba divertida la escena y a Tanya.

—No puede ser que no me haya enterado antes —se quejó Steph.

—Calma —dijo Stella en un intento de relajación—. Con una persona que no conozcas no se va a acabar el mundo.

—No puedes estar segura de ello —replicó la chica.

—Tal vez te darás cuenta después —aseguró Nate y rio nerviosamente. Tanya agachó la cabeza y se hizo bolita en el sillón. De un momento a otro, en la sala aparecieron Hasso, Sullivan y Louis, quienes se unieron a la conversación que mantenían.

—A que no saben a quienes me encontré en el pasillo de la biblioteca la noche de Navidad —inició Louis haciendo que, una vez más, Tanya se sintiera cohibida.

— ¿A quiénes? —interrogó Stella, quien trataba de aguantarse la risa.

—A Potter y a Tanya —respondió con una radiante sonrisa.

Stella abrió la boca sorprendida, al contrario de Nate y Sullivan, quienes simplemente sonrieron satisfechos; Steph la veía con los ojos bien abiertos y Hasso... bueno, él tenía la cara roja como tomate y sus ojos destilaban odio.

—Es un chiste, ¿no? —dijo Stella sin poder creérselo.

Tanya no podía creer que Louis soltara una bomba como esa frente a todos, y más aun con Hasso presente, ya que Harry fue la razón por la cual se enojó con ella.

—No puedo creer que hayas dicho eso —soltó, tratando de hacer parecer lo dicho por Louis una mentira.

—Yo simplemente digo lo que pasa, ¿o acaso no estoy diciendo la verdad? —increpó Lockhart con una expresión interrogante.

—No la estás diciendo.

—Eres muy descarada, ¿sabes? —el rostro del chico se iluminó—. Entonces, ¿prefieres que diga lo del lanzamiento? Con gusto lo haré.

Los demás que, hasta el momento estaban concentrados en la conversación, fijaron su vista en Tanya para ver como reaccionaba.

—Está bien, me encontré con Harry —reconoció después de varios segundos—. Pero eso no significa que haya quedado con él.

—Al menos ya dijiste la primera parte... anda, cuenta lo demás —presionó el chico con la finalidad de hacer que hablara, y así desvanecer el sentimiento negativo de Hasso hacia ella; cosa que Tanya no entendió.

—Fui a la sección prohibida —continuó, creyendo que eso era a lo que refería Louis.

El muchacho de ojos zafiro mantenía una expresión de orgullo hasta que la hermana menor de Oliver Wood pronunciase lo anterior, acto que generó una mirada de sorpresa.

— ¿Es lo único que tienes que decir? —manifestó tratando de sonar indiferente.

—Sí.

— ¿Qué hacías en la sección prohibida? —terció Steph con los ojos entrecerrados.

—Investigando, no más preguntas —sentenció.

Engels vaciló, pero al final la dejó en paz; los chicos continuaron hablando de cosas triviales, Sulley le hizo una seña a Tanya para que lo acompañase al otro lado de la sala, una vez que la cruzaron, el peligris habló:

— ¿Estás libre para las vacaciones? Es que quiero invitarte a mi casa, a principios de agosto, para mi cumpleaños —explicó el chico.

Tanya esbozó una sonrisa torcida, por consecuente Sullivan palideció, había dicho más de lo que debería.

— ¿Tu cumpleaños? Claro, por mis amigos siempre estaré libre —contestó como si nada.

Ahora ya sé a quién festejar... ¡hasta podré chantajear a Sulley!

—No diré nada sobre que me has revelado quién cumple años —dijo, haciendo que le chico se aliviara—. Pero... —Sullivan se estremeció—, tienes que preguntarle a Hasso si le gustó el regalo de su admiradora secreta.

— ¿Me juras que no dirás nada?

—Te lo juro.

—Trato hecho —aseguró el Hufflepuff—, ¿y por qué quieres saber? —curioseó mientras se acariciaba su brazo izquierdo, haciéndolo parecer adorable y tímido.

— ¡Sabían que Sulli-! —el aludido tapó con ambas manos la boca de Tanya evitando así, que hablara. Por otra parte, la castaña elevó una de sus cejas y apartó las manos del chico—. Todo está aclarado ahora, ¿no?

El Scarson bufó y Tanya rió; al menos había conseguido algo de información después de ese exhaustivo interrogatorio.

Tanya Spiegel, teletransporte a HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora