03 || ¿Hogar, dulce hogar?

1K 118 2
                                    

Cuando abrió los ojos (los cerró instintivamente), una hermosa sala con chimenea estaba ante ella.

Sillones de terciopelo rojo, con cojines bordados a mano; platos colgados de las paredes y una vitrina con vajilla de porcelana.

Tanya se quedó maravillada, después de todo era lo más cercano a la casa de sus sueños, ya que estaba un tanto obsecionada con las casas rústicas.

¿Dónde demonios estoy?

De repente la voz de una mujer se escuchó.

— ¡Tanya! ¡Tanya! ¿Dónde estás?

Esa voz era muy parecida a la de su madre, Tanya pensó que era ella y que estaba en la casa de algún pariente lejano. Se equivocaba.

— ¡Aquí estoy mamá!

La mujer se acercó. No se parecía en nada a su madre. Esa mujer era rubia con ojos color café y piel blanca como la leche. Tanya se detuvo en seco. ¿Qué pasaba?¿Estaba acaso, secuestrada? No, no, no, eliminó esa idea inmediatamente. ¡Si hace unos minutos estaba en su recámara! La mujer se percató de su angustia (aunque parecía en realidad un ataque de histeria) y le preguntó:

— ¿Qué tienes hija?

Tanya abrió la boca para contestar pero, no salió palabra alguna. La mujer se le acercó, ella retrocedió.

— ¿Qué te pasa Tanny?

¿La había llamado Tanny? Esto comenzaba a asustarla. ¿Quién era la mujer? ¿Por qué le decía hija? Hasta donde ella sabía no tenía otra mamá ¿o sí? No, no, no, ¿cómo podía ser tan absurda?

— ¿Mi túnica de Hogwarts está lista, mamá? —aquella era la voz de un adolescente, se notaba porque esta no era del todo regular.

— ¿Qué dices, Oliver?

Oliver. Era realmente extraño. No conocía a nadie llamado Oliver, excepto... ¡no, era sumamente absurdo! No podría ser Oliver Wood. Simplemente no. Pero en su contra estaba el hecho de que el joven dijo Hogwarts.

Bajó la mirada. Su cabeza era un mar de ideas descabelladas y tenía que encontrar la manera de calmarse.

Con su mirada clavada en el piso, reparó en que ya no llevaba la botas que, según ella, apenas se había puesto esa mañana. Su conjunto de falda y blusa también se esfumó, ahora usaba pantalones y una blusa que aparentaba ser sudadera.

¿Que pasó?

Unas miradas fijas la sacaron de sus pensamientos. Alzó la vista. El chico que ahora estaba al lado de la mujer tenía la mirada fija en ella. Este tenía cabello castaño y ojos cafés; el cabello estaba ligramente despeinado y lo que le llamó la atención fue que él sí se veía de unos quince años.

— ¿Tanya, estás bien?

—Sólo estoy un poco mareada.

¿Cómo habían salido esas palabras de su boca supiestamente sellada? Ni idea. Al parecer no era capaz de controlarse porque en un abrir y cerrar de ojos estaba abrazada de la mujer que decía ser su madre.

— ¿Ya te sientes bien, hermanita? —preguntó el castaño.

Hermanita. Nadie le había dicho nunca así, claro si descartaba a Caroline.

—Sí, Oliver.

—Será mejor que vayas a dormir —le dijo la mujer—, ven, te acompaño.

Tanya asintió y se despidió de Oliver con un leve movimiento de mano.

La mujer la condujo al piso de arriba. Colgadas a lo largo de la escalera, había muchas fotos de "su mamá" con un hombre; de ellos con un chico castaño; el castaño solo; una pequeña niña sola y, con la mujer, el hombre y el castaño.

Antes de poder ver bien el rostro de la niña ya habían llegado al segundo piso. Había únicamente un pasillo, en el cual se encontraban dos puertas color negro, una roja, una azul y una blanca. La puerta blanca estaba al final del pasillo, la mujer la guió hasta ahí.

En cuanto la puerta se abrió, Tanya percibió una oleada color lila, ¡casi todo ese cuarto tenía esa tonalidad de morado!

La cama, el escritorio, la cómoda, hasta podría jurar que la ropa estaba igual. Todavía atónita por lo que estaba viendo (no todos los días ves una recámara decorada con un solo color), se sobresaltó cuando la mujer le deseó buenas noches.

Buscó debajo de la almohada y encontró una pijama blanca, se la puso. Se metió a la cama una vez lista y trató de dormir.

Todas las teorías conspirativas que hasta el momento había formado, se alejaron de su mente para así, dejarla descansar.

Tanya Spiegel, teletransporte a HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora