22 || Misión imposible

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— ¿Acaso no es contra las normas pasearse por el bosque prohibido? —preguntó titubeando Hermione.

Sí, el idiota de Malfoy abrió su enorme boca y ahora Harry, Hermione, Ron, Neville, Tanya y el rubio, tendrían que ir en busca de lo que sea que esté matando a los unicornios.

Rememoremos esa noche en la que al trío de oro y a Tanya se les ocurrió ir a visitar a Hagrid en horas prohibidas por los acontecimientos dados en la biblioteca de Hogwarts:

—Faltan siglos para los exámenes, Hermione—le replicó Ron de nuevo. Habían pasado unos cuantos días desde la fiesta de Hasso y Tanya no tenía suficiente valentía como para hablarle de nuevo, era patético su caso.

Aunque no del todo. Stella estaba realmente feliz por su contribución que hasta le dio una caja de chocolates de Honeydukes y Sullivan no dejaba de agradecerle; según él, el malhumor de su hermano se había esfumado.

— ¿Qué estás haciendo aquí Hagrid? —preguntó Ron y Tanya se cuestionó el tiempo que llevaba desvariando.

—Por nada en específico —Hagrid estaba a unos cuantos estantes alejado del cuarteto por lo que decidieron acercarse, la curiosidad los mataba—. No me digan que siguen con lo de Flamel, solo déjenlo estar.

—Pero Hagrid... —reprochó Harry por lo que el aludido lo mandó a callar.

—Yo...supongo que me tengo que ir, ¿qué dice profesor Dumbledore? ¡Ya voy! —Y se escabulló escondiendo algo detrás de su espalda.

— ¿Qué estará ocultando? —preguntó Tanya.

Qué bueno es volver a la rutina.

— ¿Será algo sobre la piedra? —indagó Hermione.

— ¡Oh! —exclamó Ron al leer el título de los tomos de la sección en la que se encontraban—. ¡Dragones! Es lo que estaba viendo Hagrid, observen estos dos —prosiguió—, Especies de dragones en Gran Bretaña e Irlanda y Del huevo al infierno, guía para guardianes de dragones...

— ¡Hagrid está criando un dragón o tratando de tener uno! —dedujo Hermione con cara de espanto.

—Deberíamos ir a su cabaña esta noche —propuso Harry a lo que los otros dos Gryffindors aceptaron y bueno, Tanya tuvo que fingir que estaba de acuerdo.

Iré preparando mi linterna.

***

Tocaron la puerta de la cabaña de Hagrid un par de veces, la capa de invisibilidad se movía conforme el viento, helaba los pies de los niños y petrificaba sus caras; cuando Hagrid por fin abrió se sorprendió al verlos e inmediatamente los hizo pasar, mirando preocupado hacia los lados para verificar que nadie los siguiera.

— ¡¿Cómo se les ocurre venir a estas horas?! —estalló Hagrid pero ninguno le hizo caso, en cambio observaban el enorme huevo ubicado en el centro de la mesa de la cabaña. Parecía que se les había olvidado el propósito principal de su visita: sacarle información a Hagrid sobre la piedra filosofal.

— ¿Es lo que creo que es, Hagrid? —cuestionó Hermione con los ojos abiertos como platos.

— ¿Dónde lo conseguiste? —Dijo sorprendido Ron—. Te debió de costar una fortuna.

—En realidad lo gané —aclaró Hagrid—, la otra noche. Estaba en la aldea, tomando unas copas y me puse a jugar a las cartas con un desconocido. Creo que se alegró mucho de librarse de él, si he de ser sincero.

— ¿Acaso has pensado en qué va a pasar cuando salga del cascarón?—le cuestionó Hermione con el ceño fruncido en señal de desaprobación, realmente no le agradaba la situación de Hagrid.

Tanya Spiegel, teletransporte a HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora