30 || Vuelta a casa II

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Los exámenes pasaron volando y para sorpresa de Tanya obtuvo buenas calificaciones igual que Harry y Ron, por lo cual estaba demasiado satisfecha.

Así como se fueron los exámenes, se fueron las pertenencias de sus compañeras de cuarto derecho a sus equipajes, ¡ya acababa su primer año en Hogwarts!

Durante el viaje de regreso a casa, Tanya se sentó en el compartimiento con el trío de oro; comiendo ranas de chocolate, tartas y zumo de calabaza.

El grupo HRS —el cual no era otro que las amistades de la familia Scarson-Lanee—, apenas si Wood los vio en los últimos días pero confiaba en verlos en la estación de King's Cross para despedirse plenamente de ellos.

Su cabeza daba vueltas, puesto que comenzó a divagar demasiado, pensando en lo sucedido desde su llegada a la casa de los Wood hasta cómo ganaron el segundo lugar en la copa de las casas.

Mamá. Oliver. Papá. Tom. Los Bones. Malfoy. Fred y George. Los Weasley. Darcy. Hasso. Los HRS. Harry y Ron. Hagrid. McGonagall. Dumbledore. Compañeros de casa. Profesores. Aedan. Fierence. Madame Pomfrey.

Así fue ordenando a todas y cada una de las personas que fue conociendo en su increíble estancia en el mundo mágico y en Hogwarts; le faltaban más, sin embargo, su memoria dejaba mucho que desear.

Todas sus metidas de pata... los momentos incómodos con Hasso... sus salidas prohibidas... ¡Iba a extrañar demasiado todo eso!

Se recargó en la ventana, observando las montañas verdes y el cielo azul. Poco a poco se quedó dormida.

❈ ❈ ❈

Todo estaba silencioso y oscuro cuando se levantó. Estaba sola en el compartimiento a excepción de Ron, quien estaba en el asiento de enfrente, dormitando. En el suelo se encontraba una nota a la que le cayeron unas cuantas gotas de la saliva del pelirrojo.

Tanya la recogió con un disgusto y la leyó.

Harry y yo nos hemos ido con Seamus Finnigan y Dean Thomas, no queríamos despertarlos, corre la cartina cuando se hayan despertado los dos. Por cierto, nos hemos llevado todos los dulces.

H. G

No sabía si estar enojada o feliz, ¡cómo se atrevían a irse junto con las golosinas! Como sea, Tanya sintió esa molestia que tenemos todos al despertar; necesitaba ir al baño. No quería salir al exterior para no tener que encontrarse con alguien y que vieran tremenda melena despeinada.

Se movió en su asiento lo suficiente para sentir que su vejiga estaba por explotar y como un cohete salió disparada. Tanta fue su desesperación y velocidad, que tumbó por completo a cierto rubito que se paseaba pavoneándose por el pasillo del tren.

Como pudo se levantó, haciendo caso omiso a que cayó de lleno sobre el pecho del muchacho y clavando por accidente su rodilla en la pierna del caído.

— ¡Mi padre se enterará de esto, chica Wood! —exclamó mientras sus gorilas lo ayudaban a incorporarse—. Mira que llegar así...

Tanya lo dejó hablando solo y se marchó con el bochorno que sentía.

Nunca de los jamases vuelvas a salir despeinada del compartumiento, eres peor que un topo.

❈ ❈ ❈

— ¡Niños! ¡Eh, por aquí!

Gritaron justo cuando los hermanos Wood bajaban del tren, Oliver ayudaba a Tanya con su lechuza porque la pobre a penas si podía llevar su baúl.

—Hola, mamá. Hola, papá —saludó el hijo mayor de los Wood y Tanya le siguió, todavía se sentía rara refiriendose a ellos como sus progenitores.

— ¿Qué tal Hogwarts, Tanny? ¿Qué tal Ravenclaw? ¡Un miembro más de la familia que quede en Hufflepuff y estaré orgullosa de decir que tenemos aptitudes para todas las casas —dijo su madre con una sonrisa mientras le acariciaba la cabeza—. ¡Vaya, te pusiste los listones! En casa podremos hacer pulseras con ellos, ya sabes, aparecen por arte de magia...

—Mamá —cortó Tanya—. ¿Qué estuvieron haciendo ustedes dos en Irlanda?

La cara de Olive Wood perdió la alegría que hasta el momento mantenía.

—En realidad sólo fue tu papá... —se excusó demasiado lento como para hacer dudar a cualquiera.

— ¿Y entonces por qué Molly Weasley me escribió que fueron ambos? —continuó con su mini interrogatorio.

—Es porque yo se lo pedí así. Hablamos después en casa.

—Pero...

—Mira ahí están tus amigos, ¿por qué no se ponen de acuerdo para verse en las vacaciones? —señaló al grupito de adolescentes que se encontraba a un lado de la barrera que separaba al mundo mágico del muggle.

Yo nunca le hablé de ellos...

Sin embargo, como toda buena hija que debía ser, se acercó a ellos. Hablaban sobre el cumpleaños de Sullivan, arreglaban los detalles menores, como la hora en la que podían llegar, la dirección y a cuales familiares de los Scarson evitar (entre ellos fueron mencionadas las hermanas de Stella).

Cuando fue la hora de irse, Tanya se despidió con un enorme abrazo a cada uno de sus amigos, inclusive con Hasso, quien estuvo demasiado callado. Los Wood fueron a pie al Caldero Chorreante ya que sus padres se habían quedado la noche anterior para "no tener que atravesar por el tráfico".

Tanya fue a la habitación que tenían sus padres, por orden de la señora Wood, a recoger sus pertenencias; sobre la pequeña maleta de color verde, había una pulsera. Y no una cualquiera, era la que siempre llevaba consigo la mamá de Tanya, su verdadera madre.

Intrigada, tomó aquel objeto y se lo puso. Al no pasar nada (no es como si tuviera que pasar algo), la castaña se encogió de hombros y prosiguió con su tarea.

En el momento en que iba a llegar a la puerta de la habitación, sintió una punzada en la lateral de su cabeza y se vio obligada a ir a sentarse a la cama del aposento.

Sin previo aviso, el cuarto comenzó a dar vueltas, la imagen se distorsionaba y desvanecía, quedando así en un espacio totalmente negro. Mientras, Tanya mantenía los ojos cerrados para evitar marearse.

En cuanto los abrió, ya no estaba en el Caldero Chorreante, si no, en su cuarto.

En Bremen, Alemania.


Tanya Spiegel, teletransporte a HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora