26 || Enfermería

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Un enorme dolor de cabeza apareció en cuanto despertó. Sentía que una daga entraba y salía de su cabeza con una fuerza descomunal.

Instintivamente se llevó las manos a la cabeza y en vez de tocar su cabellera se encontró con una gasa en la lateral izquierda.

Observó su entorno y dio por sentado que se encontraba en la enfermería de Hogwarts.

¿Cómo llegué aquí?

Su memoria estaba dañada. Una punzada se presentó en la parte baja de su cráneo por lo que hizo una mueca de dolor.

En la cama frente a ella podía ver una melena rebelde anaranjada, tenía una venda que oprimía ciertas zonas del cabello. A su lado, se encontraba Hermione, sí, a ella sí la pudo reconocer.

Trató de hablar pero solamente salieron gruñidos de su garganta. La castaña notó los sonidos y al instante su cara se iluminó.

Se aproximó a Tanya y la tomó de la mano.

— ¡Gracias a Merlín! —su voz denotaba angustia y alivio a la vez—. Eres la primera en despertar.

— ¿Despertar de qué? —la sonrisa que tenía Hermione se perdió poco a poco hasta convertirse en una línea recta.

— ¿No recuerdas nada? —Tanya movió ligeramente su cabeza de un lado a otro.

—Madame Pomfrey me advirtió que esto podría suceder... —Hermione había soltado la mano de la Ravenclaw y ahora hablaba para ella sola.

— ¿Qué sucede? —la niña comenzaba a desesperarse, su amiga actuaba raro pero no le decía qué significaba todas sus muecas de preocupación.

Iba a reclamarle de nuevo a la Gryffindor, sin embargo, la cabellera naranja al otro lado de la habitación comenzaba a moverse, lo cual alegró a Hermione.

— ¡Ron! —gritó con tal entusiasmo que podía hasta perforarle los tímpanos a Tanya.

El aludido paracía tan desorientado como Tanya lo había estado.

—Cállate, Hermione. Me taladras la cabeza —su compañera de casa frunció el ceño y le golpeó en la cabeza.

—A ver si eso sí te duele —le reprochó y aunque parecía enojada lo abrazó.

— ¿Alguien podría decirme que está pasando? —era exasperante todo ese asunto, ¿por qué no le explicaban que sucedía y ya?

Ron la miró contrariado y Hermione titubeó.

—Llamaré a Madame Pomfrey —eso fue lo único que contestó Hermione antes de marcharse.

—Qué mal que no recuerdes nada —Ron se acomodó en su cama de tal forma que quedó sentado, Tanya lo imitó—. Tendrías nada si de último momento no me hubieras tomado del brazo. Por algo te alejé la primera vez.

Tanya quería reclamarle pero en ese momento entró la enfermera de Hogwarts con Hermione pisándole los talones.

— ¿Cómo te llamas? —cuestionó la mujer con el delantal.

—Tanya Wood.

— ¿Cuántos años tienes?

—Doce.

— ¿Sabes dónde estás?

—Sí. En la enfermería. —aquellas preguntas eran raras, no tan tonta como para no tener conocomiento de su nombre o de su edad.

— ¿Sabes cómo llegaste aquí?

—No.

Madame Pomfrey volteó a ver a Hermione.

—Recuerda por lo menos quién es —lo dijo de tal manera como si fuera la más grande victoria del mundo—. Tendrá que dormir un rato, en la noche veremos como sigue.

La mujer fue hacia un armario de donde sacó un frasco con un líquido azul pálido. En una pequeño vaso depositó unos cuantos mililitros del contenido. Regresó adonde estaba Tanya y le tendió el recipiente.

—Sabe a rayos —se quejó después del primer sorbo.

— ¿Qué esparabas? El medicamento no es jarabe de chocolate —le reprendió la enfermera—. Anda. Tómatelo todo.

Tanya la obedeció y después de cinco minutos se sintió adormilada, bostezó y se dejó llevar por el cansansio.

***

Soñó que vagaba por un campo de flores. Podía ver en la lejanía a cuatro personas.

Se acercó ya que no las distinguía bien. En cuanto supo quiénes eran se quedó sin aliento. Se trataba de Hasso, Caroline y Tommy, y Harry.

— ¿Qué pasa, Tanny? —la voz angelical de su hermano menor inundó sus oídos—. ¿De verdad nos vas a abandonar?

Tanya no sabía a qué se refería pero le ocasionó un nudo en el estómago.

—Nosotros somos reales, ellos no —dijo Caroline como si le estuviera reprochando—. No sabes cuánto te extrañamos.

—Yo... —no sabía siquiera que hacer, parecía que su cerebro había colapsado.

— ¿Quién eres tú? —ahora fue la voz de Hasso la que cuestionó—. ¿Dónde está la enana? Me dijo que nos veríamos aquí. ¿Le has hecho algo?

—Calma, todos sabemos bien que se trata de Tanya —habló Harry suavemente.

—La Tanya que conozco no nos habría dejado por un mundo de fantasía —contradijo Tommy—. Ella nunca me cambiaría. Nunca.

—De ninguna forma —Hasso lucía demasiado alterado—. Ella no es la chica que yo quiero.

—Ella escogerá entre Hogwarts y Alemania —sentenció Harry con una calma que crispaba los nervios de la chica.

—Yo... —de nuevo no podía hablar. Qué patético.

— ¡Lo sabía! —dijeron al unísono Coraline y el mayor de los Scarson, las voces eran de enojo—. Prefieres ese lugar aburrido sobre mí. ¡Te odio!

—No... —su garganta se cerraba por las lágrimas que iba acomulando en sus ojos.

Aquel fue su golpe de realidad.

***

—Está despertando ya —un gran punto café borroso estaba sobre ella y en torno a este había otro de la misma tonalidad, dos grises y uno rojo—. Deja ahí, Sullivan, no babees sobre Potter y tú Hasso, deja ya de picarle el pie.

— ¿Qué...? —su voz era un murmullo pero eso no impidió que los demás la escucharan.

— ¡Por fin! Estaba odiando cada segundo que paso en este maldito lugar —ese era el inconfundible tono alegre de voz de Stella.

— ¡Estabamos muy preocupados! —dijo Sullivan y se lanzó a ella para poder abrazarla.

— ¡Quítate, Sullivan! —sí ese fue su hermano—. ¡Tanny, estás bien! Nuestros padres me van a matar por no cuidarte aun así, ¡estás bien!

Y así fue un rato, lleno de abrazos y lamentos de parte de Oliver —el cual estaba demasiado seguro de que sus padres le harían algo—, todos estaban realmente alegres y lo expresaban, todos excepto Hasso.

Él estaba sentado en la cama donde estuvo acostado Ron (ya lo habían dado de alta) y miraba fijamente a un costado de Tanya.

Ahí estaba ubicado Harry, quien todavía estaba inconsiente. Su mirada destilaba odio y no sabía exactamente porqué.

Estuvieron aproximadamente una hora acompañandola hasta que Madame Pomfrey los sacó el lugar.

Los recuerdos fueron apareciendo poco a poco y cuando la enfermera consideró que ya era necesario, la dejó salir a las nueve de la noche.

Un día después del encuentro de Harry con Voldemort.

Tanya Spiegel, teletransporte a HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora