Me incorporo de golpe por cuarta vez en la cama de lo que queda del día. Mi corazón late con fuerza y por más que lo intente no podía controlar mi respiración. Agarro mi camisa, arrugandola con mi puño y cerrando mis ojos con fuerza tratando de apartar el cadáver de esta mañana de mi mente, convenciendome de que solo he tenido pesadillas.
Solo pesadillas.
Mis pies tocan la madera fría al sentarme en la cama, suspiro estirando mis brazos. El dolor de mi mandíbula palpitando, no dejaba de pedirme a gritos que tomara un inflamatorio.
Enciendo las luces del baño con el codo izquierdo, cada movimiento que hacía más me dolía el cuerpo por las malas posiciones que hacía tratatando de volver a dormir. Miro el espejo, dejando escapar un pequeño grito al ver mi rostro. Estaba menos inflamado desde que me desperté por primera vez. Sin embargo, el morado ya terminó de tomar forma, dándole un aspecto asquero, agregándole que la herida de labio había empeorado por completo.
Registró las gavetas, buscando las pastillas inflamatorias. Cuando las tengo, desprendo dos de ellas y en seguida me las meto en la boca, tragandomelas sin ningún especie de líquido mientras miro el reloj colgando en la pared.
10:30 p.m
-Ni siquiera he desayunado - murmuró
Seguía llevando la ropa de deporte llena de tierra, oliendo a sudor y sangre. Refunfuño, paseando por la habitación para cambiarme de ropa, no tenía que haberle dicho a Nivair que no había dormido nada, si no, en estos momento no estuviera arrastrándome con el estómago vacío.
Tiro la ropa a la secta de ropa sucia cuando terminó de ponerme una limpia. Y no es hasta que, salgo de la habitación que escucho voces proviniendo de la sala de estar.
Bajo las escaleras con insegura, esperando a que no me encuentre con otra cosa que me cause un ataque al corazón.
Sinceramente, me estaba comenzando a dar medio el simple hecho de entrar en la cocina solo para tomar agua.
No obstante, cuando terminó de bajar los escalores, logro visualizar en la oscuridad su espalda ancha dandome la espalda, sentado entre los sofás en el medio de la sala. Llevaba una camisa blanca que resalta a la luz de luna y su cabello estaba despelucado, por más que tratase de entender que era lo que estaba haciendo Leonardo tratando de escuchar a Brian y a su esposa hablar en el despacho a estás horas.
Tocó su hombro izquierdo, causando un pequeño empujón y que este se levantará de un salto, tomándome del antebrazo con fuerza.
-¿¡Qué cre - el pelicastaño coloca una de sus manos en mi boca, liberandome de su agarre y haciendome señas para que guardara silencio, luego apunta con su dedo a la puerta del despacho de Brian.
Nos quedamos mirándonos a los ojos como si de una manera u otra, me contará lo que está tratando de hacer. Sin embargo, Leo toma de mi muñeca, arrastradome al sofá más cercano al despacho del pelirubio.
-Doctora Roberts quiero que me mande los documentos - ordena Brian - Podríamos estar lidiando con el nuevamente.
Volvemos a mirarnos, por más que Brian tratará de susurrar, las delgadas paredes de madera no le daban ventaja. Escuchamos cómo el teléfono local es colgado, dándonos entender que sea lo que sea, esa llamada afecto a la pareja allá adentro
-Tenemos que asegurarnos que ninguno de los chicos sepa esto - dice Sthefannie.
-Tarde o temprano nos tocará decirles - chasquea la lengua - Quiero que te vayas con los niños mañana, aún que sea unos días - pide
-¿Y dejarlos a ustedes aquí? - ríe - Lo siento pero no pienso moverme al menos que me des una razón coherente.
-Dejaron un cuerpo tirado está mañana en medio de la escalera principal - sube la voz - No quiero que nada le pase a ustedes - silencio - Solo será un par de días ¿Vale?
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THE SANDFORD || TERMINADA
Science FictionMaría fue enviada a vivir a Orlando con sus primos luego de la muerte trágica de su hermano mayor. Todo parecía una vida normal hasta que aparece un cadáver afueras de la mansión y desata unos de los crimenes más complicados del FBI y terminan mezcl...