Capítulo 6

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Tuve un agradable sueño.

Uno en donde caminaba sobre la arena mojada y el mar rosando casi mis pies, sosteniendo con fuerza una mano gruesa.

No se de quién era la mano que sostenía pero me hace sentir tan bien y a la vez tan mal. Habiendo solo miedo y paz mezclándose en mi interior como si  comiera del fruto prohibido y me lo saboreara con gusto. Sin embargo, por más que estuviera en la playa sosteniendo su mano, los ojos del pelirubio me seguían persiguiendo, listos para devorarme.

Sonidos inreconocibles y una ceguera luz son las primeras cosas que vienen hacia mi cuando abro los ojos. Mi cabeza dolía y gran parte de mi cuerpo palpitaba como una corneta transmitiendo música. Las paredes blancas y pitidos sonando cerca de lado izquierdo hacen que tenga un idea en donde estoy.

Acomodó mi espalda en el duro colchón, sentía tanto dolor que tan solo tragar saliva hizo que mi garganta carraspara y terminará quedándome quieta, esperando tal vez que venga alguien y me explique cómo llegue aquí.

Recuerdo haber tenido una larga charla con Leonardo mientras comíamos los sándwiches en la madruga, el día que una mujer apareció muerta en la entrada de la mansión.

Pero no puedo recordar más allá.

Afincó las palmas de mis manos, hundiendolas en la piedra gigante que tengo de cama, tratando de impulsarme y así sentarme. No obstante, mis músculos se contraen y una molestia recoge todo mi cuerpo hasta el punto de causarme más dolor y que termine por resbalarme y vuelva a la misma posición de antes.

¿Pero que diablos me pasó?

Justo ahora siento que un elefante me ha aplastado hasta tal punto que ni siquiera recuerdaba haber tenido un accidente.

Lágrimas recorrían mis mejillas y quejas de dolor hacían eco en la soledad de la habitación. Miro por debajo de la sábana, notando vendas un poco más abajo de la rodilla en cada pierna. Mis manos tienen un leve temblor, estoy empezando a tener miedo y a desesperarme.

-María - murmuran. Sus ojos caramelados aparecen en mi campo de visión, mostrándome su cabello  despelucado y su extremadamente grande bata de hospital. Ambos nos miramos por unos segundos hasta que el pelicastaño me rodea con su brazos y me ayuda a sentarme sin quitar su brazo aún - Eres la más afectada enana   - una lágrima se desplaza por su mejilla izquierda, mirandome con preocupación y miedo.

¿Por qué esta llorando?

¿Por qué estamos llorando?

El dolor tanto de mi espalda y abdomen habían empeorado con tan solo sentarme. Acomodó mi cabeza en el pecho de Leo y este trata de tranquilizarme haciendo sonidos extraños, era nuestro primer abrazo y nuestras primeras lágrimas juntos.

-Llevamos dos semanas aquí - habla una voz gruesa apareciendo detrás de mí. Nivair sostenía una carpeta, luciendo su bata de hospital y sus vendas en el mismo sitio que están las mías - ¿Estas bien enana? - asiento. La cara del pelinegro era la que estaba en peor estado, al menos que tire lo dicho cuando me vea en el espejo, pero aún así, a pesar que tenía una herida en la ceja izquierda y un moretón seguía siendo el mismo payaso de siempre.

-¿Qué descubriste? - pregunta Leo, apretando más mis hombros. Si no me mata el dolor en mi cuerpo, me mata él con su abrazo de oso.

-Tenemos las mismas heridas - anuncia poniendo la carpeta en la camilla a unos centímetros de mis pies - Tu eres el que no tiene las heridas tan graves que las mías - toma aire - y yo no las tengo tan graves que - sus ojos se detienen a mirar a los míos. No obstante, me aparto del Bigfoot primero cuando  aumentan las lágrimas al ver el pelinegro llorar también con nosotros - Mis heridas no son tan graves con las tuyas María.

THE SANDFORD || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora