Capítulo 27

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CAPITULO 27

Wyatt

Todo lo que se puede imaginar de lo que crees que te pasaría cuando sales de tu hogar, ya lo he experimentado a mi edad. 

Todo, hasta incluso más de lo que cualquier ser humano se lograría imaginar.

Pero lo único que creo que no lograré superar, son sus manos tocando mi cuerpo, el sudor bajando por mi nuca y la debilidad que sentía en ese momento que era lo único que poseía mientras que una cadena, me tenía sostenido por el cuello a una pared. Suplicando una y otra vez lo único que quería, encerrado en esa habitación y hasta el suelo de hoy, lo sigo queriendo.

Libertad.

Esta vez, mis ojos se abren de golpe, mostrándome una visión borrosa y un dolor de cabeza que se complementan entre sí, junto con la capa de sudor que cubría mi delgado cuerpo.

- Hace tiempo que no tenía esta pesadilla - chasqueo la lengua, acomodando mi postura, optando por sentarme en forma de indio mientras me llevo las manos a cada lado de la cabeza al escuchar el típico tipido que me ha estado persiguiendo desde hace tiempo - ¿Por qué ahora? ¿Por qué tengo esta pesadilla ahora?

No obstante, una pequeña queja a mi lado hace que salte como una rana afuera de la cama y retrocediera unos cuantos pasos, tropezándome con mis propios talones, cayendo al suelo sin quitar los ojos de donde proviene el sonido. Causando que mis muñecas se  lastimaran al tratar de buscar detener mi caída.

Sin embargo, dejó escapar un gran suspiro cuando la cara de Elise voltea en mi dirección, buscando dormida una calidez entre las sábanas, arrugando la cien cada vez más de la incomodidad que sentía.

Por un momento se me había olvidado que ella está aquí.

-Maldita sea - reprocho, poniéndome de pie, sacudiendo mis manos en el pantalón y encaminándome hacia el baño con tanta lentitud que hasta incluso no me sorprendería si alguien entrara por la habitación y me pusiera zombie andante como apodo.

Tal vez debí a ver escuchado a mi hermano mayor cuando quería empezar mi rutina de ejercicios, si hubiera sido así, no estaría tan adolorido cada vez que respiro.

Con leves movimientos, abro la llave de la regadera, cerrando los ojos y callando mis gritos de dolor cuando el agua fría toca bruscamente mi espalda herida. Pasando las manos por cada lado de mis muñecas, sintiendo la inflamación de las marcas del amarre de las esposas.

No se cómo, pero el equipo de Brian logró entrar a unas de las oficinas de mi padre y robar lo que hubiera sido ni iniciación. Sin embargo, eso era lo que no me sorprendía, lo que realmente consumía mi mente hasta incluso cuando recibía los latigazos por el número de agente multiplicado por el mismo, siendo en total cien golpes en mi espalda, es lo que nos había informado nuestro infiltrado.

"El cable principal estaba cortado"

¿Quién logró entrar en la oficina antes que los agentes y quién tenía acceso a ella?

¿Acaso fue el agente Eduardo que se hizo pasar por uno de nosotros?

No, apenas el sabía de su existencia y los únicos que estamos al tanto era los que estaban involucrados en el secuestro de Nivair. Y según Shawn, uno de los retrasados logro cantar mejor que la mismísima Sia en el escenario.

Entonces ¿Quién corto el cable?

-Esto me está volviendo loco - murmuró, cerrando la llave. Había perdido demasiada energía desde que recibí mi castigo para que venga a hundir a mi cerebro en una idiotez.

THE SANDFORD || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora