Capítulo 32

30 1 0
                                    

CAPITULO 32

Denegado.

Denegado.

Denegado.

Eso es lo único que aparecía en mi mente una y otra vez, desde que salí de aquella habitación y arrastre a Eleonora y su cuñada a unas de las habitaciones, dentro del clóset,  aferrando la palma de mi mano contra mi boca, tratando de ocultar mi respiración pesada y descontrolada. Pero por más que lo intentara, sabía que igualmente me podían escuchar claramente.

Simplemente, estoy condena.

Y creo que está vez, no tendré tanta suerte como las otras.

Ni siquiera tengo la menor idea en qué parte de la casa se encuentra Nivair.

Ni siquiera recordaba en que momento salí corriendo tan rápido que llegue hasta donde estoy.

¿Porque no sentía nada?

¿Porque Nick suplicaba con tanto temor con tan solo sentir a Leo?

Con la mano libre, aprieto cada vez más a la cuñada de Eleonora a mi pecho, evitando por completo mirarle directamente a los ojos llorosos a la castaña delante de mí, ocultando su rostro con alguna prenda que agarro por allí, mordiéndose la lengua cuando sentía que el hipo causado por el llanto nos delateria.

No quiero culpar a ninguna, ya que mis nervios también aumentaron a penas escuchamos que la puerta principal fue derrumba a pedazos y segundos después, pasos fuertes y firmes juntos unas voces se escuchaban por todo el lugar.

No obstante, por inercia, de un solo movimiento, dirijo a la señora del sweater para colocarse detrás de mi, agarrando uno de los colgantes de ropa al sentir al quién sea que este afuera más cerca, entrando a la habitación con tanta brusquedad que hasta incluso pareciera que ni le importara que ahora mismo apareciera la policía.

-Está despejado - dice en voz alta, adentrándose más a la habitación, haciendo que desdoblara con rapidez el objeto de alambre entre mis manos -  Se los dije, ya tuvieron que haberse ido desde hace tiempo, no había necesidad de apuntar a la casa.

-Su marido acaba de fallecer - interviene otra voz - ¿Crees que se iría sin terminar su funeral? - pregunta irónico - La hemos estado vigilando por semanas, incluso antes que el jefe matará al fiscal - recuerda - ¿Realmente esta pareja es una amenaza para nosotros? Honestamente creo que..

-¡Silencio! - grita una voz gruesa, interrumpiendo en la habitación - Ustedes quieren volverse denegados, ¿verdad? - ríe, segundos después de escuchar un golpe.

¿Denegados?

Los pasos comienzan alejarse y un llamado de alerta, hace que los pasos suenen más fuerte que antes, escuchandose así, minutos después unos ruidos inreconocibles desde donde estoy, luego, un silencio inaudito aparece, calmando los ruidos que atormetaban a mis pobres oídos.

-¿Se han ido? - pregunta Eleonora en susurros, aspirandose los moscos.

-No lo sé - contesto, soltando un poco el amarre en mis manos, moviendo mis hombros constantemente para lidiar la tensión. Sin embargo, antes de permitir a mis pulmones tomar aire de nuevo, la puerta del clóset es abierta a su totalidad, haciéndome apretar con fuerza el alambre de nuevo, pero antes que pudiera rodear el brazo del atacante, este, toca mi hombro con fuerza, empujando débilmente mi cuerpo mientras toda mi barbilla con sus gruesas manos frías.

-¿Qué crees que estás haciendo? - pregunto, tragando saliva, apartando los cabellos de que se pagaron alrededor de mi rostro por el sudor, mirando directamente a sus ojos azules verdosos con cierta incomodidad.

THE SANDFORD || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora