Capítulo 3

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Hay una gran diferencia entre trazar una línea entre lo inalcanzable y lo imposible.

No todos veían la diferencia entre ambos pero todos estábamos casi seguros que la mayoría de los seres humanos no cometerian el mismo error dos veces.

En estos momento no podía respirar, mi alrededor se estaba volviendo pesado y creo que mi corazón ya me decía que no aguantaba con lo que había sucedido tan solo un par de minutos desde que había ido a correr.

Apoyo mi espalda a la pared con las rodillas flexionadas sosteniendo el arma con mis manos temblorosas. Sin embargo, no dejo de mirar la roca en el suelo de la cocina con vidrios esparcidos. Era una foto de todos los que vivían en la mansión, tomada desde lejos con rotulador rojo.

Vuelvo a botar el aire por la boca por enésima vez desde que bajamos las escaleras y volvimos a donde estabamos antes. Leo por su parte, está al lado mío, mirando mis manos temblorosas mientras hace todo lo posible para dejar de mirar la puerta trasera.

-No deberías estar nerviosa - susurra - No es la primera vez que sostienes un arma. 

Era cierto, solo que la mayoría de las veces siempre las cambiaba de sitio o Brian me las daba para guardarlas en la caja fuerte. Pero esta vez me estaban pidiendo jalar el gatillo. Leo posiciona sus grandes palmas entre mis hombros, sacudiendome ligeramente hasta que tengo toda su atención.

-María, lamento mucho esto - susurra - Pero no podemos volver arriesgarnos como la última vez.

-¿Qué última vez? - pregunto.

El pelicastaño niega con la cabeza y luego me señala la puerta. Había captado el mensaje, las damas primero. En ningún momento me pongo de pie, andaba en puntillas hasta para abrir la puerta y asomarme por la pequeña ranura que había hecho.

-Te voy a cubrir la espalda - comenta Bigfoot.

Dejo de escapar un suspiro, terminando de abrir la puerta. La brisa mañanera ha empeorado desde que salí, el cielo se estaba tornando más claro. Estoy entre agachada como una anciana con bastón que va apuntando al suelo y mirando alrededor como una cámara de seguridad. Escucho como Leo camina detrás de mí, moviendo la pistola constantemente mientras va hablando bajito.

Sin embargo, un escándalo ruido entre los arbustos hace que alce está cosa entre mis manos y mi espalda de ponga recta. Ruidos de un par de zapatos arrastrándose retumbaban mis oídos, sin pensarlo dos veces, aprieto el gatillo. Causado que Leo se incorporara a mi lado, listo para dar un segundo tiro.

-¡Maldita sea! - un cuerpo sale arrastrándose detrás del arbusto, tirando el cigarrillo entre sus dedos al suelo y mirándonos con horror. Wyatt llevaba la misma ropa que ayer y se sostenía su oreja izquierda que lo bañaban en sangre.

Casi le meto un tiro en la cabeza, que lástima.

-¿Qué coño están haciendo? - pregunta quitándose el auricular de su oreja buena. Ninguno de los dos contesta, nos quedamos como unas estatuas mirando al pelirubio y a nuestro alrededor como si las hojas nos explicará que está pasando - ¿Has sido tú? - pregunta mirandome - ¡Fuiste tú!

Sus pasos se acercan de un momento hacia mí y cuánto menos me voy cuenta, su puño impacta contra mi mandíbula. Sangre recorre por mis labios, el impacto del golpe había ocasionado que diera unos cuantos pasos hacia atrás y llevará la palma de mi mano a la cara. Se que la bala le rozo la cabeza, pero joder siento que me van a caer los dientes.

Los gritos de Leo se hicieron presente  y luego se les unieron los de Wyatt. Si realmente hay gente infiltrada en este terreno, ya se deben de haber ido con el escándalo de estos. Escupo la sangre al suelo, negando con la cabeza. Nos estábamos saltando el plan en menos de dos minutos. Suspiró, balanceando la pistola entre mis manos. No obstante, antes de que Leo golpea a Wyatt, aparece Nick interpodiendose entre ambos, viendole la herida a su hermano pequeño para luego mirar detenimiento a su hermano mayor y después a mí.

THE SANDFORD || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora