Capítulo 30

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CAPITULO 30.

¿Cómo detengo de nuevo este supuesto reloj que en mi cabeza había dejado de escuchar?

¿Cómo evitó que vuelva a caer al abismo cuando mis propios pulmones están apunto de dejar de respirar?

Simplemente, tenía que haberlo visto venir, desde que mi corazón se sentía pesado y un extraño sentimiento no dejaba de apoderarse de mi pecho, causando que un sudor frío bajara desde mi nunca y traga saliva con fuerza a cada rato, lista para recibir el siguiente golpe, por qué de alguna extraña manera, sentía que algo más se aproximaba.

Y definitivamente no me equivoque.

Esta vez, Leonardo arrastra la silla hacia atrás, levantándose sin ningún tipo delicadeza, llevándose todo a su paso mientras se agarra la cabeza con fuerza, susurrandose una cosa una y otra vez.

"Ella no me encontrará en la oscuridad"

Inmediatamente, el pelirubio trata de ponerse de pie con el cuerpo tembloroso llamando su nombre con pequeñas súplicas.

-Dejalo ir - ordena Nick entre dientes, tomando a Brian de la mano, poniéndose de pie mientras que hace un tipo de señal, dejándonos claro el mensaje.

No ir tras ellos.

Las lágrimas de Brian aumentan repentinamente, llamando mi atención cuando esté se sienta en el piso con los hombros caídos y la cabeza agachada, torturandose por primera vez en siglos desde que descubrió la verdad y tuvo que contarla el día de hoy.

Repitiendose que quería viajar en el tiempo solo para arreglar las cosas que los ha estado dañando a todos desde un principio.

Sin embargo, apesar que una parte de mi quería quedarse con Brian, mi cuerpo se queda paralizado en el lugar, mirando más allá de la puerta abierta en la habitación, reproduciendo una y otra vez, la vez que hable con Brian en la cocina, siendo consciente del dolor, la inquietud, la decepción, la molestía y la traición que se mezclaba con lo que siento, dejándome completamente confudida cuando mis pies caminan por si solos, alcanzando a mis primos tan rápido que hasta incluso soy capaz de detener la puerta, a punto de cerrarse con los antebrazos causando que un gran impacto lastimara la zona.

Observo cómo Nivair sostiene con fuerza a Leonardo por los hombros, escuchando insultos entre ellos mientras que el castaño le suplica que le dejara entrar al armario y ocultarse allí.

-Los efectos de los caramelos no dudaron tanto tiempo - pienso, mirando a cada uno.

-¡Comportate! ¿Quieres? - grita el pelinegro, sacudiendo con fuerzas a su hermano - Ya no tienes seis años, Leonardo - recuerda, jadeando con la cabeza - Ya es hora que dejes que te controle está enfermedad.

-No tienes idea como me siento - murmura - No la ti..

-Claro que si la siento - escupe - Justo ahora puedo sentirla - rechina los dientes - ¡Así que no me apartes como si fuera un metiche!

Los gritos comienzan a retumbar por las paredes y los insultos se unen para perfeccionar la armonía, echandose la culpa uno y al otro hasta llegar a una sola conclusión, toda la culpa la tenía Brian. Esta vez, mi corazón pega un brinco y se detiene con brusquedad, casuando que mi visión se tornada borrosa con las lágrimas a punto de salir, pensando una sola cosa que me atrevo a decir con inseguridad.

-Eso no es así - digo, negando con la cabeza, temblando- El trato de protegerlos a cada uno y...

Jamás había visto a Leo tan molestó hoy, peleando y escodiendose detrás de su enfermedad invisible, mirándome como si fuera a un animal listo para cazar a su almuerzo.

THE SANDFORD || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora