Capítulo 22

23 1 0
                                    

CAPITULO 22

-Primero entra en la habitación donde están los niños - ordena Leo, mirándome con determinación - Cierra la puerta y detrás del marco, encontrarás una manilla, jalala. Será una segunda puerta de protección en caso que no puedas mover el espejo y llevarte a los niños.

-¿Qué hay de ti? - pregunto, antes de salir de mi habitación.

-Ire a ver qué hay abajo - chasquea la lengua, mirandome desde el pasillo y abriendo la puerta por completo del cuarto donde duermen los niños - Hay un teléfono en la habitación, solo conecta el clave en el y llama a Brian.

-Vale - asiento, terminando de salir de la habitación.

EI corazón estaba apunto de salirse de mi garganta y los sonidos que provienen del piso de abajo, crean una orquesta para nada rítmica dentro de mi cabeza, torturando mis oídos hasta el punto de hacerlo sangrar. Sin embargo, antes de que la palma de mi mano tocará la manilla de la puerta, un extraño mareo aparece, haciendo tropezar mis pies y perdiera la mayor parte del equilibrio.

Llevo las manos de cada lado de mi cabeza, tratando de apartar el dolor que se expance por toda mi cabeza, y abriendo y cerrando los ojos constantemente cuando notó que mi vista se nubla de repente.

¿Qué diablos esta sucediendo ahora?

Mis rodillas terminan por tocar el suelo frío, logrando que mi cuerpo perdiera la otra parte del equilibrio que me quedara y cayera de un lado, golpeando fuertemente mi mejilla izquierda contra un objeto puntiagudo y está comenzará a sangrar.

¿Por qué me siento tan débil de repente?

Con tercadez, coloca la palma de mis manos en cada lado de mi cabeza. Impulsandome hasta alcanzar el pie de cama donde Charlie llace dormido. Pero justo, cuando logró recostar mi espalda y mirar a mi alrededor desorientada, un fuerte pitido empeora el dolor que sentía antes, haciéndome gritar en voz baja.

Joder, mi cabeza va a explotar.

No obstante, todo desaparece, causando que mi pecho suba y baje constantemente y mi corazón estuviera apunto de tener un infarto.

Creo que tendré que ir a un psiquiátrico, he estado tan fuera en si, en estos meses que mi cabeza ha quedado hueca.

Sin embargo, justo cuando me pongo de pie y recupero el aliento para encerrarnos en la habitación. El cuerpo de Leonardo cae a mis pies, revelandome un tono de piel más pálida de la suya y unos labios completamente morados.

-¡Leo! - exclamo, doblando mis rodillas hasta estar lo suficiente cerca de su cara y darle una leve bofetada - eh, eh, despierta - murmuró, sacudiendo su cuerpo hasta que los sonidos de unos pasos detienen mi acción - Hay no.

Coloco los antebrazos por debajo de sus axilas, atrayendo su espalda a mi pecho, arrastrando el camión a medida que los pasos se escuchan cada vez más y más cerca de donde estamos.

Genial, ya morimos.

Tuve una excelente vida, llena de amor y cariño. Una pérdida desagradable cuando mi hermano mayor murió y un abandonó días después por mis padres. No fue una vida de asombro sin duda pero se que tuve lo que necesitaba.

-Maldita sea - me quejo cuando mi cuerpo se resbala y caigo de pompa.

No creo que logré moverlo, es demasiado pesado para mí y además mi fuerza se ha agotado desde el momento que comencé a vomitar en el baño y el hecho que la mejilla me desangrara no ayuda para nada en estos momentos.

Pero aún así, quiero volver intentarlo.

Vuelvo a colocarme en la posición de antes, impulsando esta vez mis rodillas y levantando gran parte de su torso cuando notó que quien sea que esté en la casa ha terminado de subir las escaleras.

THE SANDFORD || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora