Capítulo 20

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CAPITULO 20

No importa cuantas veces tratará de deshacerme del agarre que ejercía contra mis muñecas, siempre terminaba retrociendo, escuchando sus advertencias y súplicas de que escapará.

Pero no importa cuantas veces me diga que no mire lo que sucede a mis espaldas, siempre terminaba siendo testigo de algo que me haría dejar escapar un sonido desgarrador de lo más profundo de mi garganta.

Simplemente no importa lo que haga, mi cabeza repetía una y otra vez la escena de hoy como si jugará conmigo al rompe-cacharros.

Sin embargo, el fuerte sonido de las rejas de la entrada cayéndose, los disparos,los llantos de los niños, Sthefannie tirando de mi cuerpo para poder protegerme y el cuerpo de Nick cayendo como si fuera una hoja de papel cuando recibió un golpe detrás de su nuca.

Todo y cada pequeño detalle de hoy se repetía como si fuera un disco rayado que no se puede sacar del reproductor, volviéndose cada vez más estresante de lo que es y terminando de marear mi cabeza.

No obstante, mis ojos se abren de golpe y un ligero mareo se apodera de mi cuerpo cuando despego la espalda del colchón, nublando mi vista por completo y atrayendo consigo un fuerte dolor de cabeza, botando y tomando aire constantemente por los pulmones hasta que soy capaz de calmar mi corazón y mis lágrimas.

Sobre todo mis lágrimas.

Jamás había tenido un día tan agobiante como el de hoy, tanto que luche conmigo mismo para mantener los ojos abiertos y esperar que escuchará o sintiera algo en mi cuerpo que me indicara donde se encuentra.

Pero no logré conseguir ninguna de esas cosas y a pesar que estoy sola en mi habitación, rodeada en la oscuridad. Todavía puedo ver su cuerpo caer de rodillas y sus ojos azules verdosos perder la vida que lleva en ellos.

Y a la mujer.

Y a la mujer detrás de él, sosteniendo un pesado de madera, observando lo que sus manos le hicieron a otra persona.

Quiero despertar de esta horrible pesadilla.

Esta horrible pesadilla que me hace perder la cabeza.

No obstante, la luz de la lámpara de mi habitación se enciende de repente, causando que mi cuerpo se tensara y girará la cabeza como el exorcista, creyendo que lo que fuera que estuviera detrás de mi iba a causarme más problemas a mi pobre corazón.

Pero lo único que encuentro es a Bigfoot con el cabello alborotado, usando un suéter amarillo chillón y unos pantalones de algodón gris, revelandome una cara que podría confundirse como la de un muerto caminante.

Después de todo, no soy la única que le ha costado dormir.

- No me mires asi - pide, restregandose la cara mientras deja escapar leves bostezos - Me haces sentir como si fuera Freddy Krueger.

-No te escuche venir - contraataco, apartando mis lágrimas  - Por un momento creí que seguía soñando - suspiro, llevando mis manos hacia mi pecho - ¿Qué hacías en la habitación de los niños? - pregunto, cambiando de tema.

-¿Cómo sabes que vengo de allí? - pregunta arrastrando los pies, sentándose en la punta de la cama, metiendo las manos en los bolsillos del suéter.

-Por que si hubieras salido de tu habitación - chasqueo la lengua - La puerta y el sonidos de tus pasos hubieran retumbado en las paredes del pasillo - me encojo de hombros - Además tu habitación es la primera del piso por lo que te habías que haber tardado.

Nuestros ojos se cruzan entre si, analizando lo que le acabo de decir, mirándome como si tuviera un tercer ojo en mi rostro, luego, niega con la cabeza, terminando de aceptar lo que digo y recordandose en voz alta lo buena que soy detallando las cosas.

THE SANDFORD || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora