Sentimientos encontrados

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Abril 2015

No puedo creer que después de tanto esfuerzo había quedado en segundo lugar, había pasado las últimas semanas preparándome, soportando las "sutiles" sugerencias de Lara y mi madre, yendo de un centro comercial a otro, aprendiendo a caminar en tacones y a combinar mi atuendo y maquillaje, todo para nada. Al final del día al parecer lo único que importaba en ese concurso estudiantil de belleza era ser hija o familiar directo del director, algo que claramente yo no era, y desafortunadamente para el segundo lugar no había ni siquiera premio de consolación.

Desde que mi padre perdió su trabajo comencé a buscar empleo y todo tipo de actividades académicas y extracurriculares para así ahorrar y poder comenzar a estudiar la carrera universitaria el próximo verano, como lo venía planeando desde siempre.

Hasta el momento se podría decir que llevaba una cantidad mínima ahorrada, de todos los concursos para los que había aplicado sólo había ganado el de matemáticas, física, narración en inglés y el concurso de las Naciones Unidas. El concurso estudiantil de belleza era mi última oportunidad de ganar dinero extra y tristemente el segundo lugar no era más que un diploma de "Gracias por Participar".

- ¿Qué nos trajiste hoy?- me preguntó Lucas después de dejar mis cosas en la entrada y sentarme en una de las pequeñas sillas de la casa hogar.

- ¿Tú que crees?- llevaba un par de semana en este lugar y sin duda alguna les había tomado un gran cariño a todos los niños. Me enseñaron que a veces no tenemos todo lo que quisiéramos, pero no por ello vamos a dejar de sonreír y es por ello que de muchas maneras, día a día son ellos los que me terminan enseñando algo nuevo a mí.

- No se, pero mi espero sea uno de esos panquecitos extraños que trajiste la otra vez.- de alguna manera a pesar de que se me habían quemado un poco y mi hermana le había puesto un betún raro que encontró, a los pequeños revoltosos les gustó más de lo que pensé.

- Uy entonces no creo que te valla a gustar lo que les traje.- le sonreí mientras sacaba una bandeja de mi mochila.

- ¿Qué es eso?- miró con mala cara los brownies en los que tanto había trabajado. Siendo sincera podía hacer repostería y por más que lo intentará, mis postres no tenían la mejor imagen, podían saber deliciosos y gustarle a medio mundo, pero sí algo no lograban, era ser agradable a la vista.

- Son brownies- por más que quise mi voz sonó sería y mi cara no ha de haber sido la más agradable, pues Lucas tenía una cara de asustado, que me hizo sentir súper mal.

Después de disculparme por la fea cara que le había puesto a la pobre criatura, reuní a todos los niños en una de las mesas, y al terminar de aclarar que eran 100% comestibles, cada uno tomó un brownie y dejando de lado su extraña presentación lo probaron sin problema alguna. Terminé recibiendo felicitaciones y algunos pedidos a futuro de los pequeños, que momentos antes habían herido mi habilidad culinaria.

- No te vallas- tenía a Lucas y Sera abrazados a mis piernas, nose porque se preocupaban. Todos los días sin falta venía, no era como sí de un día para otro me fuese a desaparecer.

- Sera me pueden soltar, mañana sin falta vendré y jugaremos a lo que quieran.- traté de convencerlos para que dejarán de engancharse a mis piernas, ya me estaban comenzando a doler.

- ¡Llévanos contigo Layla, prometemos portarnos bien!- el mayor de los hermanitos arrastró las palabras, haciéndome sentir un retorcijon en el estómago que muy pocas veces había sentido.

- Saben bien que por más que quiera no puedo hacerlo.- la casa hogar no dejaba salir a los niños, a menos que fuera a un paseo o cuando por fin han sido adoptados, y debido a la actual situación económica de mi familia esa idea cada vez se me hacía más lejana.

Serás míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora