Julio 2014
Mi mamá había decidido, que quería visitar a María a mitad del verano, y como mi padre no podía pedir vacaciones y mi hermana inteligentemente se había inscrito en un campamento de verano, yo era la única libre, para poder acompañarla. Pero Alicia Ramírez no tenía suficiente con que la acompañara, además de obligarme a venir, salió con la excusa de que me enseñaría a conducir después de meses de pedirlo, y ya llevábamos más de cinco horas de camino y faltaba menos de la mitad aún, siendo que lo máximo que hacen ella o mi papá cuando conducen son 4 horas.
- Layla, querida, pisa el acelerador, nos van a multar si sigues conduciendo a este paso.- Ya era la vigésima vez en la última hora, que me decía que iba muy lento.
- Sí te vas a estar quejando de mi velocidad por lo que resta de camino, entonces te sugiero que tomes el volante.- Musité ya algo enojada, porque como sino fuera suficiente con oír las bocinas de los demás carros, tenía que aguantar sus quejas, como si yo fuera la que se ofreció a conducir.
- No tienes que ser tan grosera, sí no querías venir lo hubieras dicho.- bufé, definitivamente mi madre era una dramática, ahora resulta que yo no me opuse a su invitación. Si mal no recuerdo, ella fue la que insistió en que la acompañara y cuando vio que no vendría me obligó a hacerlo aún en contra de mi voluntad.
Finalmente, después de ocho horas de camino y de dos infracciones de tránsito por ir muy lento en carretera y ser un posible causante de choque, logramos llegar a casa de María, la cual nos recibió con los brazos abiertos y unos cuantos panquecitos de nuez que sabían deliciosos después de tan largo viaje. Al terminar con la merienda que María nos había preparado, mi madre decidió que era hora de bajar las maletas de carro, y con eso me refiero a que me mando a bajar y a acomodar el equipaje, en los respectivos cuartos que María nos había asignado. Por lo que, mientras yo me mataba cargando el equipaje de mi madre, ella aprovechaba la falta de los hijos de María para pasar el chisme y ponerse al "corriente", como si no lo hiciera cada que hablaban por teléfono.
- ¡Ya llegamos!- al escuchar la voz de las gemelas, supuse que se unirían a las interesantes conversaciones de nuestras madres, así que no me moleste en acomodarme y seguí desparramada en el sillón. Casi podía asegurar que parecía un vagabundo, porque aparte llevaba puestos unos pants negros que cubrían perfectamente mis robustas piernas y una hoddie gris, que se me había manchado de salsa en la cena, y ni hablar de mi pelo, que cuando estaba bajando el equipaje de mi madre, uno de los zippers se me atoró en el cabello y ya que dolía no me moleste en quitar los nudos que quedaron al lograr zafarme de la maleta.
- ¡Tía porque no nos dijo que no venía sola!- escuché gritar detrás de la cabeza del sillón- Hola- tardé en reaccionar, y ya que estaba con la cabeza hacía el techo, de un momento a otro sus hermosos ojos que ahora parecían azules aparecieron frente a mi, dejándome muda y sin la capacidad de pensar.
- Ves no te vas a quedar solo, así que si nos disculpas, Amanda y yo volveremos hasta mañana.- entró Amelia a la sala, mientras se calzaba unos tacones negros.
- ¿Qué? ¿Pero...
- Pero nada, dijimos que irías con nosotras porque te quejabas de que te ibas a quedar solo en casa, mientras nosotras nos íbamos de fiesta, pero ahí lo tienes Layla esta aquí y ya no pasaras la noche solo.- a pesar de estar quejándose, no había desviado su mirada de la mía y ahora tenía una sonrisa , haciéndome sentir que me sonrojaba intensamente. Quería desviar la mirada lo antes posible, pero me sentía apresada, pues al yo tener mi cabeza en el descansa-brazos del sillón, sus brazos estaban posados a cada lado de ella con su rostro justo frente al mío, por lo que cualquier paso en falso, me haría ver más vulnerable, de lo que ya me veía.
- Esta bien, pero no voy, no porque no me quieran llevar, sino porque yo si soy educado y prefiero quedarme con las visitas.- escuché a las gemelas celebrar y de un momento a otro tenía a Nick sentado del otro lado del enorme sillón, justo donde mis pies terminaban.
- Bueno hasta mañana chicos, y Layla ten cuidado, no dejes que esté cavernícola te moleste.- me advirtió Amanda antes de irse.
- ¿Qué tienes planeado para nosotros está noche pequeña Blunt?- ¿qué que tenía planeado? antes de que llegará ni siquiera tenía planeado desviar mi vista del techo, así que no sabía muy bien que contestarle. Además, el "nosotros" sonaba muy bien saliendo de sus labios.
- No se, supongo que dormir- genial, ahora pensará que soy aburrida por tan sólo querer dormir en un viernes de vacaciones por la noche.
- Vamos pequeña se que puedes pensar en algo mejor que eso.- y tenía razón, miles de cosas se me pasaban por la mente en ese momento, pero como diría mi madre esos pensamientos no eran apropiados para una jovencita de dieciséis años y muchos menos sí eran respecto a un joven tres años mayor que ella y por sí fuera poco, mayor de edad.
- Podríamos ver películas- dudé al decir aquello, pues después de tan agotador viaje, además de tener pensamientos indecorosos respecto a Nicholás, quería dormir hasta el siguiente día.
- Esa es una mejor idea, así que deja ver que películas tenemos y pondré la que más nos gusté.- en menos de lo que canta un gallo, ya se encontraba frente al mueble que sostenía la televisión y sacaba todas las películas que se encontraban en un cajón.
Después de tanto discutir sobre que película veríamos, terminamos viendo El Rey León y en cuanto acabo pusimos la de Hércules de Disney, al ver que la tenía le rogué que la pusiera, pues era una de las películas que menos veía y de las que más me gustaba además de que amo el soundtrack. Hicimos palomitas, conseguimos gran variedad de golosinas y refrescos, los cuales no dejamos de comer, hasta que les dimos fin.
Y así entre bromas, preguntas y una que otra pelea de almohadas terminamos rendidos, pero no mentiré sin duda alguna había sido de las mejores noches y si no es que la mejor noche de mi vida hasta ahora. Pero como no lo iba a ser, sí había pasado una noche entera junto al hombre que había llamado mi atención dos años atrás y en todo este tiempo, lejos de matar mis ilusiones, me demostraba que no por ser atractivo tenía que ser un patán.
- Buenas noches pequeña Blunt.- susurró mientras se acurrucaba más entre las cobijas.
- Buenas noches Nick.- le susurré con una sonrisa que por más que quería no podía ocultar. Al acabar de ver El Rey León, pensamos que sería más cómodo sí transformáramos el sofá-cama, y de alguna manera con todas las cobijas y cojines que habíamos juntado, se nos ocurrió dormir ahí, como una especie de pijamada, en la que jamás imaginé, terminaría durmiendo con Nick justo a mi lado.
- Te quiero- lo oí decir antes de que se volteará y me diera la espalda. Dejándome con una enorme sonrisa, que me acompaño hasta que caí en un profundo y merecido sueño.
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Instagram: priscila_guerra_
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Serás mío
RomanceEn cuanto su madre se contactó con una vieja amiga de la infancia, la vida de Layla dio un giro de 360°. Pues lo que al principio era sólo un amor platónico y el constante deseo de sentirse notada, terminó siendo el inicio de una etapa, por la cual...