Cambio de planes

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Febrero 2015

Faltaba menos de un semestre para terminar la preparatoria y yo seguía indecisa sobre que carrera elegiría, por una parte me llamaba la atención la carrera de Ingeniero Industrial Administrador y por otra la de Lic. en Negocios Internacionales, me encantaba la idea de trabajar en la Aduana o en el área de migración mexicana, además de que sí no era ahí podía buscar algún trabajo que me diera la oportunidad de viajar mucho, pero no todo lo que brilla es oro y mis padres creían que la ingeniería era más prometedora para mi futuro.

No mentiré me gustaban las matemáticas y la física, pero la química me entraba por un oído y me salía por otro, por más que me esforzara no lograba sacar las calificaciones que esperaba. Llevaba los últimos dos semestres tratando de sacar aunque sea un 90, pero ni yendo a asesorías lograba superar el 88 en esa materia.

- Layla más te vale decidir rápido sí quieres tener asesorías para el examen de ingreso a la facultad.- me advirtió Lara al verme visitar las páginas de las facultades que me llamaban la atención.

Una de las cosas que mis padres me llevaban recordando todo el último semestre era que debía tener bien claro la carrera que elegiría lo más pronto posible, pues las asesorías comenzaban en marzo y sí quería tener un lugar en la facultad que eligiera, tenía que tomarlas sin excepción alguna, pues a la hora de pelear un lugar en la universidad, hay alumnos igual o más preparados que yo.

- Ya sé Lara, pero sí elijo Comercio Internacional, temo decepcionar a mis padres- le dije lo que llevaba pensando las últimas semanas.

- Por favor Layla, eres de las mejores estudiantes de la generación, lo más seguro es que serás la oradora en la graduación y tienes más premios académicos que cualquier otra persona que conozca, así que deja de dar por sentado la opinión de tus padres, que créeme lo que menos van a hacer, va a ser decepcionarse.- Me reconforto oír sus palabras pero aún así, creo que me dio valor para hablar con Daniel y Alicia Blunt.

En cuanto llegué a casa, subí mis cosas a mi habitación y después de cambiarme el uniforme de la preparatoria por algo más cómodo, baje a la cocina a ver que había preparado mi madre para comer. Sabía que hoy sería el día en que le diría que quería ser de grande, pero también sabía que eso era hablar de mi futuro, de como me quiero ganar la vida y como planeo aplicar todos los conocimientos que ellos me han brindado a lo largo de mi vida.

- ¿Qué vamos a comer?- me senté en la barra desayunadora y la observé moverse de un lado a otro en la cocina.

- Comida

- ¿En serio? y yo que creía que hoy nos tocaba sopa de piedras- entró Liza fingiendo estar triste ante la respuesta de mamá.

- Saben que no me gusta decirles que vamos a comer porque siempre empiezan con sus "no me gusta eso", "yo quería aquello", "hubieras hecho algo más rico"- empezó a arremedar nuestras frases, pero con una voz un tanto divertida- así que tomen asiento y se esperan en silencio hasta que les entregué sus platos.- nos reprendió con esa voz tan autoritaria que tanto la caracterizaba.

La comida había pasado sin percances, mi mamá hizo su delicioso arroz con mole y entre novedades y bromas sobre la recién manchada playera de Liza terminamos de comer. Al final hicimos un volado y al yo perder me toco lavar los platos, en cuanto acabé subí a mi cuarto para terminar los deberes y ponerme mi ropa deportiva para ir al gimnasio.

- ¿Todavía no llega papá?- le pregunté a mi mamá mientras bajaba las escaleras.

- No al parecer llegará más tarde, pero ¿para qué lo ocupabas?

- No nada más quería hablar con ustedes sobre mi decisión respecto a la carrera que elegiré.- me sentía nerviosa con tan sólo mencionar el tema.

- ¿Ya decidiste?- se notaba emocionada.

- En cuanto llegué te enterarás- traté de agregarle suspenso al asunto y salí de la casa, para dirigirme al gimnasio.

El verano pasado decidí que ya no quería que Nicholas me viera como su hermana menor, por lo que, en cuanto regresamos a Monterrey, tomé la decisión de adelgazar y comencé a ir al gimnasio y visitar al nútriologo. La verdad era más por salud propia que por tratar de llamar su atención, pues días después de regresar, tenía una cita de rutina con el doctor, y después de ciertos exámenes, me dijo que tenía tendencia a ser diabética, así que me preocupe por mi salud y desde entonces he bajado casi diez kilos, bajando también el riesgo de padecer diabetes.

Al concluir mi hora y media diaria de ejercicio recogí mis cosas, para posteriormente tomar una ducha y regresar a casa. Había tomado mi decisión y después de decírsela a mis padres está noche, no habría vuelta atrás.

- ¡Ya llegué!- grité en cuanto puse un pie dentro de la casa.

- ¡Estamos en el comedor!- al escuchar la voz de mi padre, el nerviosismo que había tratado de bloquear de camino a casa había vuelto y no venía sólo, sino que lo acompañaban unas inmensas ganas de vomitar.

Al entrar divisé a mi familia en un silencio que nunca antes había visto en ellos, haciendo que mi mente quedará en blanco y que el discurso que tenía planeado dar se me borrará. Tomé asiento frente Liza y esperé que alguien hablará, no los había visto así desde que había rotó la ventana del laboratorio del colegio y los habían llamado antes de que el transporte me dejará en casa, ese día me me castigaron por primera vez y además me pusieron a trabajar para hacerme pagar los daños que ocasioné.

- ¿Pasa algo?- según yo, no hoy no rompí nada, y a la hora de ir venir al gimnasio había respetado todas las señales de tránsito y llené el tanque justo antes de llegar.

- Tu padre recibió noticias en el trabajo y

- Me despidieron- mi padre interrumpió y fue directo al grano.

- ¿Pe, pero como?- desde tenía uso de razón, lo recordaba siendo uno de los mejores en su puesto y sin problemas con nadie, no entendía la razón de su despido.

- Cariño la compañía ha estado teniendo problemas financieros desde hace tiempo, sólo era cuestión de tiempo para que el recorte de personal me afectará a mi.- Estaba al tanto de la crisis financiera que la compañía donde mi padre trabajaba, pero jamás imaginó que le fuera a repercutir a su familia.

- ¿Pero no hay nada de que preocuparse, no? ¿Conseguirás otro empleo pronto, verdad?- esperaba alguna respuesta positiva.

- Desde mañana comenzaré la búsqueda, pero debido a que las compañías se han actualizado demasiado rápida hay que estar preparados para lo que sea que necesitemos afrontar en el futuro.- Aquellas palabras me decían que tal vez nuestro estilo de vida, tendría que sufrir algunos recortes financieros.

- Esperemos y tu padre consiga trabajo pronto, pero por si acaso, visitaré a María y veré si hay empleos disponibles en mi pueblo natal.- era en esos momentos en los que me preguntaba ¿Porqué buscar trabajo en el pueblo y no en la ciudad?, pero bueno a mi mamá le gustaba complicarse la existencia.

- Por cierto Layla, necesitas ir buscando empleo tu también sí quieres entrar a la universidad. A pesar de que no estamos en bancarrota, no nos podemos arriesgar a invertir todos nuestros ahorros en tu carrera universitaria, cuando bien nos puede ayudar a sustentar los gastos de la casa.- Esa noticia en especifico me cayó como balde de agua fría, aunque consiguiera el mejor empleo que se le puede dar a alguien menor de edad y sin estudios de preparatoria terminada, no conseguiría el dinero para entrar a la facultad en menos de seis meses, por lo que mínimo tendría que esperar un semestre más que todos los compañeros de mi generación, para poder entrar.

- Lo siento cariño, pero tu padre y yo hablamos, así que haremos lo mejor posible para conseguir empleo, pero nada es seguro en esta vida, así que te pido trates de comprender esta decisión.- Y lo hacía, no quería que mis padres invirtieran todo su dinero en mi, cuando bien pueden mantener, aunque sea por un tiempo, a nuestra familia.

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Instagram: priscila_guerra_
























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