Bienvenida

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- Llegamos- mencionó Diego en cuanto nos estacionamos en la esquina de la cuadra, según él para no llamar mucho la atención, pero estaba más que claro que a pesar de que no era último modelo era mejor que la mayoría de los de alrededor, tomando en cuenta que la mayoría se estacionan en un supermercado aledaño para poder subir en taxi, al nosotros subir en nuestro carro y siendo extraños si que llamábamos la atención.

- No mires a nadie a los ojos y sólo sígueme la corriente.- mi tío vivía por aquí así que con el tiempo nos había dado algunos consejos de como actuar en su barrio.

Al parecer estábamos más lejos de lo que pensé y la noche ya nos había embargado, las calles estaban sobre el cerro, así que como tal, estaban inclinadas y no es que fuera floja pero si que la súbidita estaba pesada.

Tenía mi vista fija en la casa a la que íbamos, sin bajarla pero tampoco subiéndola para evitar problemas, miraba siempre al mismo punto, de repente siento como alguien toma mi mano y asustada voltee esperando lo peor, y con lo que me encontré fue con Diego mirando mis ojos y con su mano temblando posada sobre la mía. Comprendí que estaba igual, y si no es que más asustado que yo, así que dejé mis mejillas arder para otro momento y apreté su mano en señal de apoyo, cosa que el aceptó pues entrelazó sus dedos con los míos.

Como la persona educada que me cosideraba ser, toqué el timbre en cuanto nos posamos frente al barandal de la casa, al ver que nos servía comencé a tocar con una moneda para hacer ruido y a gritar el nombre del chico que hace menos de una hora había hecho que mi temperatura corporal aumentara más rápido de lo que alguna vez había experimentado.

No pasaron ni dos minutos cuando me arrepentí de haberlo hecho, varios golpes se escucharon dentro y en un abrir y cerrar de ojos un tipo había salido disparado por la ventana que daba al porche y un muy borracho Nicholás junto a otros tipos salían a ayudarlo y reírse de paso.

- Pequeña Blunt viniste- sonrió el susodicho en cuanto notó mi presencia y en cuanto sus acompañantes voltearon a verme también, me sentí cohibida ante tantas miradas e inconscientemente apreté con fuerza la mano de Diego.

- ¿Está es tu chica?- preguntó un castaño arrastrando las palabras.

- Perdón por el cochinero cariño, pero no te quedes ahí, pasa con confianza, queremos conocer a la chica de Colosio.- se acercó a abrir el chico que minutos atrás ayudaba al que salió disparado por la ventana a incorporarse.

- No gracias y no soy su chica- dije firme, a pesar de que sabía que esté era un barrio peligroso y que tomando en cuenta que todos tenían finta de pandilleros no me dejaría intimidar por ellos.

- No si de lejos se ve que no eres su chica, a menos que seas una de esas perras que hasta para poner el cuerno son unas vale madristas.- Diego apretó más fuerte mi mano y noté que estaba igual o más tenso que yo.

- ¿A qué viniste Layla?- preguntó Nicholás y casi me hacía pensar que la borrachera se le había bajado por el tono serio en el que me había hablado.

- Vine por ti- se escucharon varios "ooh" de fondo y el salió enfurecido del porche, me tomó fuerte del brazo y de un jalón hizo que me soltara de Diego.- ¿Qué te pasa pendejo? ¡Me duele!- yo no era muy dada a decir maldiciones pero su jalón me había dolido y se me salió.

- Si supieras lo caliente que te ves maldiciendo- me estiró y me jaló haciéndome chocar con su pecho, su aliento a alcohol me - Pero me temo que te tengo que decir que te vallas, se cuidarme solo y se nota que tu estás más que acompañada, así que no molestes y regresa por donde llegaste- el muy digno se puso sus moños.

- Me vale si te puedes o no cuidar solo, tu madre esta preocupada por ti, así que vienes conmigo o no me voy- ya parecía que le iba a cumplir sus caprichos al muy socarrón.

- No hagas como que te importo que, bien que a las primeras de cambio te conseguiste a alguien más- me apretó más el brazo.

- Me lástimas idiota- traté de zafarme en vano- Y no se de que me hablas, primero que nada vine porque claro que me preocupe por ti, segundo te recuerdo que tu me dijiste que viniera cuando te llamé, y tercero él no me hubiera acompañado sí no fuera porque esté lugar queda en el jodido lugar más recóndito de la ciudad y ya estaba anocheciendo.

- ¿Qué haré contigo pequeña Blunt?- su respiración se iba calmando y su agarre aflojando- Espera un momento- por fin me soltó y regresó a la casa, momento que aproveché para reunirme con Diego.

- ¿Todo bien?- me susurró en el oído en cuanto me acerqué a abrazarlo, solo asentí porque eso quería creer.

Aunque lo cierto era que estaba confundida, había visto un lado de Nicholás que no había visto antes y ta lvez era debido a que no lo conocía tan bien como creía, mi brazo me dolía y no porque fuese una exagerada sí no que mi piel era medio maricona y con tan sólo un golpecito todo me dolía hasta el alma, ahora con un agarre como el que Nick había ejercido en mi me había dejado el brazo dormido y un mal sabor de boca.

- Listo vámonos- apareció Nick con una mochila y nos dirigimos a la esquina donde habíamos estacionado.

El camino había sido de lo más silencioso y lo agradecía, mi brazo me dolía tanto, que al pasar la adrenalina del momento me dolía cada vez más, y temía que sí alguna conversación se daba se me cortara la voz en algún momento. Nick se había dormido a mitad de camino y Diego iba serio con la mirada al frente, no sabía si estaba enojado o era su cara de manejo, por lo que no sabía que decir.

- Gracias- salió en cuanto nos acercábamos a la colonia donde vivo.

- No es nada- susurró cortante.

- ¿Todo bien?- me atreví a preguntar.

- No lo sé, tu dime. Ese tipo te agarró como un costal de papas y te aplastó el brazo como si no te fuese a doler, tu brazo no ha dejado de temblar desde que subimos al auto y aún así decides ayudarlo.

- Es...es complicado.

- Eso creí- dijo antes de estacionar frente a mi casa.

Bajé tomando prestado un suéter de Diego y haciéndolo prometer de que no diría nada, posteriormente desperté a Nick y con ayuda de Diego lo bajámos y pusimos de pie frente al jardín.

- Creo que es hora de que me valla- señaló a su madre quien venía saliendo de la casa.

- Gracias por todo- lo abracé una vez mas.

- De verdad no hay de que, prométeme que no dejaras que te vuelva a tocar y que te pondrás algo en el brazo.- me hizo prometerle antes de soltarlo.

- Gracias por todo amigo- le agradeció de puño Nick antes de quererme abrazar por la cintura, algo de lo que me aleje.

- No es nada.

- No de verdad gra...- y antes de siquiera terminar la oración Nicholás había vomitado encima de Diego, y por su sonrisa no sabía si era accidental o a propósito- Lo siento, de verdad amigo- sus disculpas eran más falsas que mis ganas de estudiar historia.

- No hay problema, menos mal que ya me voy- ahora si que sonaba enojado y ahora veía que el gesto que tenía en el camino no era nada comparado con el actual, sus puños estaban cerrados.- Adiós Layla- me sonrió apenado antes de irse. Al quedarnos solos Nicholás me sonrió cínico por lo que ni caso le hice y me dirigí al interior de la casa.

Serás míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora