Despeje

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18 de Enero 2016

- Mamá me acaba de decir que su amiga le dijo que Diego al parecer se va a quedar un semestre más en Francia.

- Espero y no sea gracias a mí- murmuré mientras me terminaba de peinar.

- ¿Aún no han hablado?

- Después de que declinara mis llamadas y mensajes deje de intentar localizarlo.

- En su defensa, sí él hubiese sido el que te hiciera lo que tu le hiciste, estarías comportándote igual.

- ¿Y que planeas que haga? ¿Que vuele a Francia y me disculpe en persona?

- No pero que al menos lo intentes un poco más.

- Lo siento Liza, pero tampoco me voy a pasar la vida rogándole. Si me disculpas ya me tengo ir.

No duré mucho tiempo en el recibidor de la casa cuando sonó el claxón del carro de Nick. Aunque a mi hermana le molestara, había aceptado que me diera ride por un tiempo a la universidad, ya que gracias a las bajas temperaturas de los últimos días, mi carro se había enfríado de más y terminó descompuesto.

En cuanto aparcamos frente a la universidad esperé a que quitara el seguro de las puertas, pero al pasar un par de minutos y ver que eso no ocurría me comencé a preocupar.

- ¿Todo bien?

- Si, bueno no, estaba pensando, ¿te gustaría salir conmigo?

- ¿Cómo en una cita?- era obvio que él se refería a como en una cita, pero de un momento a otro me había puesto nerviosa y dije lo primero que se me vino a la mente.

- Si como en una cita, digo llevamos tiempo siendo amigos, pero eso no evita el que quiera ser algo más que eso.

- Me encantaría salir contigo, ¿te parece si después nos ponemos de acuerdo?, es que ya voy tarde.- sin decir nada más quite el seguro de manera manual y me despedí saliendo lo más rápido posible del auto.

Ni siquiera me di cuenta con quien me había tocado este semestre, pues toda mi concentración estaba puesta en Nick, Diego y Liza; mi hermana tenía razón, si de verdad quisiese hablar con Diego lo intentaría con más ganas, pero ¿acaso ya no quería hablar con Diego? ¿Quería que todo terminara así?, estaba segura de que no, pero tampoco era como si me lo estuviera demostrando también. Y respecto a Nick ¿de verdad quería salir con él?, mi cabeza estaba hecha marañas y no sabía ni por donde comenzar a estirar para desenrredar el gran nudo que se había formado en ella.

No podía comparar lo que sentía por Diego con lo que sentía con Nick, pero por una parte Diego estaba del otro lado del mundo y ahí seguiría otro semestre más, y del otro lado Nick estaba aquí y se había vuelto en parte importante de mi día, quién sabe a lo mejor y si le daba la oportunidad como se la di a Diego talvez y lo podría llegar a ver más que como sólo un amigo.

- Estaba pensando que podríamos salir a cenar el viernes, claro si tu quieres.

- Estaría encantada.

- ¿Te espero o quieres que te acompañé?

- Hasta la pregunta ofende, claro que quiero que me acompañes.- Nick había insistido en traerme a la casa hogar donde se encontraban Sera y Lucas, así que lo menos que podía hacer era permitirle acompañarme.

- ¡Layla!- en cuanto entré Sera saltó a mis brazos y detrás de ella venía corriendo Lucas.

- Creo que alguien esta más pesada desde la última vez que nos vimos, y alguien esta más alto.- me sorprendí al ver lo grandes que estaban.

- Crecí cinco centímetros estas vacaciones.

- ¡Ya veo! Un poco más y me estarás dejando abajo.

- ¿Quién es él? ¿Por qué no trajiste a mi esposo?

- Sera, Lucas, él es Nick.- al parecer no estaban muy contentos de conocerlo, pues sus rostros si que los delataban.

- ¿Y mi esposo?

- ¿Esposo?- por primera vez desde que llegamos Nick había hablado.

- ¡Si! Es el amor de mi vida, es alto, guapo, tiene cabello y ojos café.

- ¿Diego?

- ¿Lo conoces? ¿Es guapo, verdad?

- Algo así, y no sabría decirte.- de lejos se notaba que Nick estaba de lo más incómodo con el rumbo que la conversación estaba tomando.

- ¿Porqué no lo trajiste Layla? No seas envidiosa y trae a mi esposo.

- Se fue al otro lado del mundo Sera, pero no te preocupes prometió que en cuanto regresara vendría a visitar a su bella esposa.- él no había dicho lo último, pero no podía decirle a la pequeña que Diego se había ido y no me había pasado recado alguno para ellos.

La hora de la comida no tardo mucho en llegar y con ella se fue la tensión que se había creado con el inconsciente rechazo que los niños habían dedicado hacía Nick. Al final de la tarde Lucas se había hecho amigo de Nick y Sera le había dicho que si alguna de sus amigas necesitaba un esposo sin duda alguna lo recomendaría.

- Si que son niños peculiares.

- Son encantadores, sólo que necesitan tiempo para dejar de ser duros cuando conocen a alguien.

- ¿Cuántas visitas tuvo que realizar Diego para ser llamado esposo?

- Una- baje la cabeza en cuanto dije aquello, yo sólo quería consolarlo y él no me dejaba hacerlo.

- ¿De verdad era tan asombroso?- al parecer esto era muy importante para él, pues hasta se ahorilló en la carretera para evitar accidentes.

- Tu también eres especial, los dos a su manera son especiales.- por alguna razón no podía dejar de mirarlo a los ojos.

- Apuesto a que él no tuvo que contar con que te emborracharas para que le dieras un beso.

No sé si era para consolarlo o porqué yo también quería saber si aquella noche lo hice a causa de las copas o porque de verdad lo deseaba, pero ahí me encontraba otra vez, robándole un beso una vez más. Esta vez todo se sintió más real, pues en cuanto reaccionó, me acercó más a él, y esta vez los dos nos encontrábamos explorando la boca del otro. Se sentía tan diferente pero a la vez tan liberador, por una vez no estaba pensando tanto en lo que pudiese ocurrir, me estaba dejando llevar por el momento y me estaba gustando.


Serás míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora