Amor (Final)

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- ¿Cómo es que tienes esta clase de influencias?

- ¿De algo tenía que servir el que mi madre fuése maestra en la facultad, no?

- Y no de cualquiera, sino de la Facultad Derecho y Criminología, la clase profesionales que necesito.

- Bueno, en el área de derecho no es como que necesites apoyo, tienes al mejor a tu disposición.

- ¿Eso que huelo son celos Señor Hernández?

- Tomálo como quieras, pero a menos que busques apoyo de una guapa estudiante de derecho, toda la ayuda que necesitas está justo aquí.- sí esa era su manera de hacerme sentir celosa, lo estaba logrando y esa carcajada que acompañaba su causa no hacía más que hacerme enojar más- ¡Oye pero que agresiva eres!

- ¡Qué exagerado eres, no aguantas nada!- ahora era yo la que reía, le había dado un ligero golpe en el hombro y ya estaba gritando como si le hubiera roto algo- Gracias por todo Diego- declaré sincera y espontáneamente.

- No tienes nada que agradecer Layla, para mi es un placer hacerte sonreír.- siempre lograba hacerme temblar con sus palabras y más cuando me miraba directo a los ojos justo como ahora.

Siempre sabía como hacer que estuvierámos lo más cerca posible y esta no fue la excepción, un minuto estabámos lado a lado revisando perfiles de posibles investigadores privados en su ordenador, y al otro me tenía sobre su regazo entre la mesa y su cuerpo. Una de sus manos en mi cintura y la otra acariciando mi cabello, mientras yo solo acariciaba su rostro y pelo asegurándome de que no fuése un sueño, todo parecía tan perfecto, que temía acercarme demasiado y hacerlo desaparecer.

- Nos van a vetar  la entrada por indescentes- susurré al ver que cada vez acortaba más la distancia.

- Por favor Layla, no somos los primeros ni los últimos en besarse en la biblioteca. Además me aseguré de apartar la mesa de estudio más arrinconada.- su voz más ronca de lo normal en mi oído, su mano acariciando mi cuello y la otra apretándome más a él, me hacían perder todo pensamiento coherente, quería besarlo, era un deseo tan intenso que dolía y me hacía perder toda cordura.

Así que fui yo la lo besó sorpendiéndolo al principio, para después dejarlo tomar el control, era emocionante saltar esa barrera que ni siquiera sé porqué teníamos. Después de tanto tiempo se había llevado a cabo el deseo que tanto tiempo llevaba reprimiendo, y se sentía tan bien tener sus manos en mis mejillas, las mías en su torso, nuestra respiración cada vez más entrecortada por falta de aire y mi pecho sintiéndose a punto de explotar a causa de todo lo que estaba sintiendo.

- Será mejor que salgamos de aquí- con la voz entrecortada y a mi parecer demasiada fuerza de voluntad, nos levanto y guardo nuestras cosas a como Dios le dio entender, para después tomar mi mano y hacerme seguirlo. 

No sabía muy bien cuál era nuestro destino, pero sí por mi fuera lo seguiría hasta el fin del mundo. Al estacionarnos me di cuenta de que nos encontrábamos en aquel bello lugar al que me había llevado antes de su partida, el mero recuerdo de ese día me hacía sentir demasiadas cosas, algunas de ellas contradictorias.

De cualquier manera, aquí nos encontrábamos, su mano sobre la mía y ambos dirigiéndonos al interior de la gran casa. Estaba consciente de lo que se avecinaba, pero eso no me hacía querer retroceder en lo más mínimo, de cierta forma los pequeños rastros de nerviosismo que se colaban fuera de la fachada de seguridad que Diego poseía solo me alentaban a seguir adelante.

En cuanto entramos aquella urgencia que nos agobió minutos atrás en la biblioteca había desaparecido, no tenía idea de cómo empezar o qué hacer para dar pie a todo este asunto, y al parecer Diego no quería sentir que me precionaba, porque tampoco hacía acción alguna para comenzar.

Así opté por lo más lógico y me acerqué a él, tenía su mirada posada en mí pendiente de cual sería me siguiente acción y aquello solo me dio más valor para continuar. Sin siquiera comenzar siendo sútil acorté la distancia entre nosotros besándolo, y ni siquiera tuve tiempo de pensar en sí había hecho lo correcto o en que talvez él no pensaba lo mismo que yo, porque así como en un instante yo lo estaba, al siguiente él ya estaba tomando el control de la situación.

A pesar de siempre haber catálogado de difícil la situación de las peliculas en la que las parejas suben sin soltarse si quiera un segundo a la planta alta, a la hora de haberlo llevado a la práctica ni siquiera me di cuenta de cómo sucedió, cuando ya estábamos en una de las habitaciones.

La situación era nueva para mí y yo sólo me sentía con ganas de explorar todo esto, mis manos estaban ansiosas por tocar todo lo que pudieran, y quería besar todo lo que estuviera a mi alcance, conocer cada cicatriz, cada lunar y cada pequeña cosa que lo hiciera tan único.  Sentir sus manos con la misma urgencia que las mías y sus labios dándome toda su atención me provocaba emociones tan fuertes y tan abrumadoras que quería quedarme así tanto tiempo como fuése posible.


- Te amo Layla- me sorprendí al escucharlo, no esperaba que el ver un musical lo fuera a empujar a decir aquello- ¿Todo bien, amor?- en cuanto pausó la película caí en la cuenta de que tal vez no reaccioné de la manera más adecuada.

- Si, es sólo que no lo esperaba- me sentía abrumada y eso se podía notar en mi voz.

- Sólo quería decirte lo que siento, lo que menos quiero es que te sientas presionada- el que me estuviera acariciando  y me tuviese entre sus brazos sólo hacía de esto algo más intímo.

- También te amo Diego, es solo que esperaba ser yo la que lo dijera primero- era cierto, siempre quería tener el control de las cosas, pero creo que con los sentimientos eso no es posible.

- Layla creo que ya establecimos que en esto de las situaciones románticas yo siempre seré el primero- su sonrisa vacilante me hizo entender el doble sentido con el que me lo decía.- ¡Oye! Debes dejar de ser tan violenta niña.- de un momento a otro lo tenía sobre mi, y la posición sólo me hacía recordar lo sucedido hace unas horas.

- ¡Y tu debes dejar de ser tan quejumbroso!

- Amor sí pretendes sonar amenazante, lo mejor será que lo intentes sin sonrojarte- ni siquiera me dejo responderle cuando ya tenía sus labios sobre los míos a lo cual no puse resistencia pues comenzaba a intuir que me estaba comenzando a obsesionar con ellos.

Me encantaba estar así con él, disfrutarnos mutuamente y saber que contaba con él para lo que fuera. Talvez aún no teníamos alguna etiqueta que definiera nuestra relación pero algo era seguro, no volveríamos a ser sólo amigos reprimiendo nuestros sentimientos. Sólo el futuro sabe que nos tiene preparado, pero estoy segura de que podremos resolver lo que se nos atraviese juntos, porque con las situaciones que se nos han presentado sólo hemos hecho más fuerte nuestra relación y no dudo que la seguiremos reforzando.

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¡Muchas Gracias a todas las que me han acompañado a lo largo de esta historia! Este es el capítulo final, estoy más sorprendida de lo que se imaginan, al principio sólo quería que fuera una historia corta, pero con el tiempo una cosa llevó a otra y hasta terminé cambiando el enfoque de la pareja de Layla, porque así como ella creció a lo largo de esta historia yo lo hice con ella.

De verdad no se imaginan lo agradecida que estoy con todas ustedes, nunca imaginé terminar una de mis novelas, y mucho menos una que comenzó con un amor platónico.

Aún así no crean que esto acaba aquí, tan pronto como pueda subiré el epilógo y quedarán unidos hilos sueltos.

Serás míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora