- Tan solo míralos Alicia son tan tiernos, apoco ¿no te gustaría guardar este momento en una foto?- escuché una voz a lo lejos, interrumpiendo mi maravilloso sueño.
- Que foto ni que ocho cuartos, mira nada más el desastre que dejaron. Y más le vale a Layla no andar de chiflada con tu hijo, porque en estos momentos en lo único que debe pensar es en la escuela.- esa definitivamente era la voz de mi madre, pero por como como la oía quejarse ni ganas me daban de abrir los ojos.
- ¿Crees que si fingimos seguir dormidos, se vallan a ir y podremos escapar?- en cuánto escuché su voz abrí los ojos de golpe, y fue ahí cuando me cayó el veinte, su nariz casi rozaba la mía y no había notado que uno de sus brazos rodeaba mi cintura y una de mis piernas estaba sobre las suyas. Pero lo que llamó más mi atención fue el hecho de que a pesar de ya tener tiempo despierto, no se había separado de mí.
- Parece que alguien aquí tuvo demasiada diversión.- entró Amelia a la sala, haciendo que volteáramos a verla y de paso nos diéramos un fuerte cabezazo.
- ¡Nick, tienes visita!- se escuchó a María gritar desde la puerta.
- Me tengo ir, pero sólo para que sepas, me divertí mucho anoche.- no fue hasta que caminó hacía la entrada, cuando noté que no traía puesta la playera de pijama, sonrojándome de tan sólo pensar que había dormido junto a su torso desnudo.
En cuanto recogí mis cosas, traté de ser silenciosa y escabullirme a mi cuarto, pero mi madre siempre era más rápida y me interceptó en el pasillo, para según ella platicar conmigo. Comenzó dándome un sermón sobre como debo darme a respetar ante un hombre, que mis estudios eran lo más importante en estos momentos y que no debía des-enfocarme en mi futuro, por último me dijo que debía ser más discreta respecto a mis sentimientos y que sí quería fijarme en alguien tenía que tomar en cuenta que no fuese mayor de edad.
A pesar de que todo lo que me había dicho era más que cierto, eso no iba a hacer que de un momento para otro dejará de pensar de la manera en lo que hacía sobre Nick. Tal vez no fuese amor y sólo me atraía, pero aún así, una persona no te puede dejar de atraer en un día, aunque sabía que no sería tan sencillo, seguiría el consejo de mi madre aún sí sólo tuviera que ignorarlo el resto del tiempo que nos quedáramos en casa de María.
Al entrar a la habitación en la que me hospedaba, lo primero que hice fue poner a cargar mi celular, para después arreglar las mantas y cojines que había tomado de la cama y así poder irme a dar una ducha sin tener que estar pensando en el regaño que me daría mi madre al ver el cuarto desordenado.
- ¡Layla arréglate rápido, que acompañaremos a María a hacer el mandado!- se escuchó la voz de mi madre desde la planta baja.
Me apuré como me había ordenado y terminé vistiendo unos jeans algo holgados y una playera de manga corta color gris, calzaba mis converse negras y mi cabello lo deje suelto, para que se secará en el camino. Antes de bajar tome mi celular y baje corriendo las escaleras, haciendo que debido a mi torpeza natural resbalará justo antes del último escalón, cayendo de sentón y causando un dolor terrible en mi espalda baja que me dolió hasta el alma.
- ¿Cariño estás bien?- me ayudo a levantarme mi madre, su cara de preocupación me confirmaba que la caída había sido dura.
- Si, sólo tropecé- me sacudí el pantalón como pude y traté de fingir una sonrisa, que supongo yo, más que reconforte daba pena ajena.
- Layla sí no te sientes del todo bien, puedes quedarte si quieres- ¿tan mal lucía?
- No se preocupe María en sí sólo fue el susto- sigue diciéndote eso Layla, tal vez y hasta tu te la creas.
- Bueno en ese caso, vamonos haciendo menos- ambas tomaron sus bolsos y se dirigieron a la puerta.
Al llegar a la camioneta María subió del lado del piloto y mi madre del copiloto por lo que yo iría atrás sola, cosa que en este momento no me molestaba pues podría sentarme a mis anchas sin tener que estar apretada y apachurrar mi cuerpo recién magullado. Pero no todo es como lo esperamos damas y caballeros, en cuanto abrí la puerta para subir, me encontré con una de las blancas sonrisas de Jessica y no se si fue por mi golpe recién dado, o porque de verdad no me agrada pero en cuanto saludo, sólo pude devolverle una de las sonrisas más falsas que había dado en mi vida.
- ¿Te divertiste anoche Lay?- fue lo primero que escuché en cuanto la camioneta arrancó- Amelia me contó que mi bebé y tu durmieron juntos.- lo dijo lo suficientemente alto como para María y mi madre escucharán, haciéndome notar que escondía algo detrás de su "inocente" pregunta.
- Jess que clase de pregunta es esa, ¿cómo no se iba a divertir sí todo el mundo la pasa bien conmigo?- me interrumpió Nick antes de que siquiera pudiese decir algo.
- Si, además sólo fue una simple pijamada- claro fue tu primer pijamada y juntó a tu amor platónico de dos años, pero equis sólo fue una más. Genial, hasta mi subconsciente sabía que nunca había ido a ninguna otra pijamada.
- Eso dolió pequeña Blunt- se hizo el dramático y puso una de sus manos sobre su pecho- Yo que creía que te habías divertido.
- ¿Pequeña Blunt?- ¿porqué le seguía sonriendo? que no veía que a mi me tenía un apodo y a ella que era su novia, sólo le recortaba el nombre. ¿Cómo era que eso no la ponía celosa? Primero, porque aún así ella sigue siendo su novia y segundo porque algo trama. Gracias conciencia no se que haría sin ti. De nada. Era en esos momentos en lo que me estresaba hablar conmigo misma.
- Si así la apodé hace años.
-¿Porqué? Digo, si se puede saber- ya no sonaba tan feliz como antes.
- Porque cuando la conocí estaba más chaparrita- ¿más?- casi no hablaba y recuerdo que se alejaba de los demás para irse a leer en el rincón, por lo que decidí ser aunque fuese sólo en esos momentos ser su amigo y la primera vez que le hablé no sabía su nombre, le terminé diciendo pequeña Blunt y así le he dicho desde entonces.- recordaba ese día. Al terminar la cena me fui a la sala a leer para tratar de evitar a aquel chico que había llamado mi atención con sus ojos tornasol, y gracias al cual casi moría asfixiada en la cena, pues me había cachado viéndolo mientras comía. Pero como siempre, él iba a donde no lo llamaban y había estado interrumpiendo mi lectura hasta que levante mi cabeza para hacerle caso y me invitó a jugar batalla naval para pasar el rato.
- Que tierno, ¿entonces le hablaste sólo porque la viste fuera de lugar?- ya no sonaba tan feliz como antes.
-Algo así, digamos que al no tener hermanos menores, al verla menor que yo y toda sola, decidí que quería tratarla como las gemelas y Mario me trataban.- y ahí me cayó el veinte, él sólo me trataba como lo hacía porque me veía como su hermana menor y yo era la tonta que creía que algún día llamaría su atención.
- Por cosas como esa estoy contigo bebé, siempre cuidando de los demás- de un momento a otro ya estaba colgada a su cuello y lo estaba besando. Así que desvié mi mirada a la ventana, puse mis audífonos a todo volumen y pensé en lo que mi madre y Nicholas habían dicho y decidí que hasta hoy el había sido mi amor platónico, pero que de ahora en adelante todo cambiaría.
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Serás mío
RomanceEn cuanto su madre se contactó con una vieja amiga de la infancia, la vida de Layla dio un giro de 360°. Pues lo que al principio era sólo un amor platónico y el constante deseo de sentirse notada, terminó siendo el inicio de una etapa, por la cual...