Injusticia

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Ya no sabía ni para donde hacerme, nunca me imaginé terminar en prisión un día de los enamorados, y no sabía sí era debido al frío o gracias a los nervios pero tenía muchas ganas de ir al baño y como que concluir esa tarea dentro de la celda que compartía con otras reclusas, cuyos cargos estaban por determinarse al igual que los míos, no se me antojaba mucho.

Llevaba cerca de dos horas presa y sólo esperaba a que mi madre llegará a pagar la fianza para poder salir, me había avergonzado mucho tener que hablarle y comunicarle el lío en el que había metido, pero bueno prefería hablar con la verdad a que se enterase por otros medios.

- ¡Mami!- en cuanto la vislumbré del otro lado de las barras no pude evitar gritar y correr en su dirección.

- ¿Cariño cómo estas?- al minímo tacto de su mano rozando mi mejilla, mis lágrimas no pudieron evitar desbordarse. Me había sentido completamente impotente al saber que pasaría la noche en prisión pagando por cargos que no me correspondían, pero me alegraba saber que mi madre había llegado a mi rescate, las lagrímas no eran más que lo acumulado de todas mis emociones.

- Bien ahora que estas aquí y me podré ir.

- Cariño, sobre eso, no podras salir hoy. Me temo que los jovencitos que fueron los organizadores de la fiesta, fueron acusados por los delitos de poseción de estupefacientes y de armas de fuego, así como el contrabando de estos.

- ¿Y eso en qué me afecta?- no entendía a que venía aquello.

- Todos ellos han declarado que formas parte de su grupo delictivo, por lo que tu también tienes esos cargos, me temo que no podras salir hoy.

- ¿Y qué pasa con aquello de que soy inocente hasta que se demuestre lo contrario? ¿Qué pasa con la declaración de Nicholas? Estoy segura de que el dijo la verdad, aunque sea debe de contar que una declaración no concuerde, ¿verdad?

- Todos declararon lo mismo, cada una de las historias concuerda, incluyendo la de Nicholas, es por eso que estarás aquí hasta que el juicio sea llevado a cabo y se dictamine tu estado.- sentía el coraje apoderarse de mí, había confiado en un maldito mentiroso, me convencí de que podía quererlo como antes y él me apuñalo por la espalda.

- ¡Tienes que sacarme de aquí mamá!- mis mejillas estaban empapadas y sentía mi rostro rojo, me sentía como cuando era pequeña e hice un berrinche para que me compraran algo, mi mamá me había dejado llorar para que comprendiera que ningún llanto me haría conseguir algo, y cuando llegué a mi casa tenía manchas rojas en mi rostro por el esfuerzo que había hecho de tanto llorar.

- Estoy en ello, sólo estoy en busca del represante perfecto.

- ¿Porqué no me representas tu?

- Porque por mucho que odie la corrupción, eres mi hija y sé que eres inocente, por lo que si te represento yo o alguno de mis amigos, se va a ver muy obvio que tienes prioridades. Ya hablé con todos mis amigos y compañeros jueces para que esten al pendiente de tu caso, les comenté como se dieron los hechos y sólo necesito un buen abogado que dé los argumentos adecuados y ninguno erróneo para sacarte de aquí.

- Te amo- digo antes de que le indiquen que se tiene que retirar.

Transcurrida la madrugada, a cada minuto que pasaba me hundía más en mi pena. No podía creer en la fichita en la que se terminó convirtiendo Nicholas, muy a mi pesar había creído que su peor comportamiento sería el que tenía cuando me tenía frente a Lorenzo, pero creo que eso no se comparaba en nada con lo traidor que había resultado ser.

En mis primeras horas en la celda noté que conforme pasaban las horas, está se iba llenando más por mujeres entaconadas y con vestidos que definitivamente nunca probaría. Por lo que más temprano que tarde me tuve que tragar mi orgullo e ir al baño que se encontraba ahí dentro, prefería hacer frente a la mínima cantidad de personas posibles a tener que hacer cuando la celda se encontrase llena.

En cuanto amaneció nos trasladaron a unas cuantas a un área dónde sólo había asientos y pequeñas mesas de concreto, creo que nosotras éramos las que tendríamos una estadía indefinida en el recinto, por lo que nos permitirían ver a nuestra visita en esta área.

- Jamás imaginé tener que ver a una de mis hijas así- mi madre solloza mientras me hunde en un abrazo al que sólo puedo corresponder apoyando mi rostro en su hombro, pues las esposas no me dejan fundirme en el abrazo como quisiera.

- Te amo mamá y no me gusta tener que verte así.- siento mis mejillas humedecerse y después la veo a ella limpiando mis lágrimas.

- No te preocupes por mi- sonríe secándose las lágrimas- Por cierto, ya tengo a tu abogado, mañana vendra a visitarte y a decirte que procede en estos casos, así que no te preoupes cariño, que antes de lo que piensas estas muy lejos de este lugar.- el hecho de que cubra mis manos con las suyas me reconforta y me hace no querer soltarla.

- ¿Y cómo estan mi padre y Liza?

- Ellos estan preocupados, pero ya les he asegurado que te sacaré de aquí a como dé lugar, así que estan un poco más seguros. Por cierto Liza me dijo que te dijera "Te lo dije", aunque no sé lo que eso signifique.- sonrío porqué ni en estas circunstancias Liza deja ser mi molesta hermana menor.

- Diles que los amo mucho por favor, y que los extraño mucho.

Para cuando la sesión termina, me regreso más agusto a la celda donde nos tienen, pues sé que cuando mi madre dice algo lo cumple. Además confio plenamente en que el representante legal que me consiguió es el adecuado, ahora no me queda más que esperar a que todo se aclare y pueda estar lo más pronto posible en casa.

Pienso en ser lo más positiva que se pueda, pues sé que sí algo no sale bien, me pueden dar varios años tras las rejas aunque no lo merezca, pero esa no es una opción para mí, creo en la justicia y sé que aunque ni a mí madre ni a mí nos gusta ser participes de la corrupción, en estos casos creo que es necesario el uso de ciertos contactos para posibilitar de manera más directa la justicia que merezco.

Serás míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora