Capitulo 27 - Dolor -

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Me mire en el espejo sintiendo un fuerte dolor en el pecho, llevaba un vestido negro y mi cabello en una coleta, no me apetecía llevar maquillaje. Después de tres días sin nadie saber nada de mi hoy me verán en el entierro de María. Una lagrima rodó por mi mejilla al recordarlo, la limpie rápidamente, acomode mi vestido y note que tenía unos kilos menos como mucho tres, mi cara estaba demacrada y mis ojos rojos, ya no me sentía yo, hace 11 meses mi vida era otra, vivía con mis amigos, estudiaba lo que amaba, tenía un padre que adoraba su trabajo y luchaba por salir adelante. Ahora mis amigos están incompletos, mis estudios van contra el suelo por mis faltas y mi padre es un muy mal ejemplo de lo que se trata ser contador.

Salí del apartamento caminando lentamente, no tenía prisa, me subí a mi coche y apague la radio no quería escuchar música, tome la caja de cigarrillos que llevaba en la guantera del auto y saque uno de ellos lo coloque en mis labios y lo encendí, exhalando la nicotina. Diez minutos más tarde aparque mi auto frente al cementerio Sant Jhon, me baje de él y respire hondo, necesitaba controlarme. Camine hasta donde veía gente conocida, los padres de María estaban, sus hermanos, Alejandra, Franco, Boscan y mis padres también, vi a Ian con sus lentes oscuros y su traje, debe sentirse como un basura, no obstante vi a Daniel con sus padres y su hermana, mi cara cambio a enojo pero supe disimularla.

- Chicos. - Susurre. Alejandra, Boscan y Franco se acercaron a mí, nos abrazamos y fui hasta donde estaban los padres de María.

- Señor Torres Señora Torres, mis condolencias. - no conocía mucho de ellos pero sabía que amaban a María mas que a nada en el mundo para ellos ella era su princesa.

- Gracias Caro - una lagrima cayo por su mejilla. - Espero que tú estés bien. - Su voz era de dolor, yo no entre en detalles. Solo hice una mueca y asentí.

- Caroline, ¿Podemos hablar? - Vi a Ian parado frente a mí.

- No... - Cuando me di la vuelta me tomo del brazo.

- Ella lo sabía. - Se saco los lentes, sus ojos azules eran más claros y su alrededor se encontraba rojo por llorar. Yo quede paralizada dejando que hablara. - Ella sabia acerca de mi y de mi familia, nunca le mentí, ella siempre me entendió, ese día iba a Miami a terminar con esta vida de una vez por ella, le pedí que se mudara conmigo porque quería proponerle matrimonio, ella mi alma gemela...- Su voz se quebró. - Mi padre me llamo a mí y a Daniel para que no cerráramos el pacto porque Federico tenia de rehén a Arianna, pero luego nos dimos cuenta que ella quería estar con el de voluntad propia.

- Ya no quiero oír mas Ian, aprecio que me contaras que ella sabia y siento mucho lo que paso y yo... - No pude mas y me fui en llanto el me abrazo llorando junto a mí. Nos separamos y me beso en la frente.

- Nunca hagas caso de mis consejos soy una basura - Sonreí - Ella te quería mucho, siempre se preocupaba por todas las peleas que tenias con Daniel, me mando hasta hablar contigo, yo igual te tengo mucho aprecio.

Se alejo de mí sentándose cerca del Ataúd. Penélope y Carlo me saludaron y yo los salude de lejos, mi mirada iba directo a Arianna la cual su cara era de póker y su ojos eran neutrales, mi una seña de nada, cuando mire al frente vi a Daniel, mi corazón se quería salir de mi pecho, su barba había crecido, su cabello igual, se encontraba perfectamente vestido pero su cara demostraba angustia, tristeza, enojo.

- Caroline – Hablo en un susurro acercándose.

- Este no es momento Daniel. - Me limite a decir, lo evadí sentándome junto a Alejandra.

Tome la mano de Alejandra y apoyo mi cabeza en su hombro, las dos estábamos destrozadas, éramos amigas de María desde hace 4 años, para nosotras era una hermana. Fran comenzó unas palabras.

- María, más que una amiga una hermana, siempre buscaba el positivismo de las cosas y también el lado divertido, me enseño a conducir y preparar pasteles, cantaba siempre que se duchaba y era la misma canción una y otra vez, por ella me aprendí todas las canciones de Paramore, tenia mas futuro como arquitecta que nadie y siempre trabajaba duro en todo lo que hacía, era voluntaria en el asilo de ancianos porque decía que amaba oír las historias de los mayores y siempre quiso hacer un cambio en su vida, no sabes cuánto vamos a extrañarte.

Termino su discurso y se unió a nosotras.

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Camine rápidamente hasta mi auto evadiendo a mis padres.

- Caroline - Volví a escuchar mi nombre de esa voz la cual amo tanto. - Déjame hablarte por favor.

- Móntate. - logre decir.

Conduje hasta mi departamento y subimos, el viaje en el coche fue callado, quería que fuera así, no era un silencio incomodo, era un silencio que quería decir muchas cosas.

Comencé hablando yo. - Quiero que hablemos como gente civilizada, te diré que no importa lo que hablemos aquí nada cambiara para nosotros dos, nada mas el hecho del saber. - Vi su rostro y estaba serio.

- Tu no estabas en mis planes, nunca estuvo en mis planes enamorarme, cuando busque a tu papá como contador no le conté en que se estaba metiendo hasta después de un mes y el aun así acepto, no sabía que me terminaría enamorando locamente de ti, la hija de mi socio, sabía que heredaría el negocio familiar, yo me crié con esta vida, mi tío me enseño asesinar a sangre fría, a no confiar en nadie, cuando me rompieron el corazón por primera vez jure jamás volver a caer en lo mismo, pero llegaste tu, nunca me preguntabas de mi pasado ni de mi familia, amaba eso, amaba sacar de mi cabeza todo cuando estaba contigo, no quería asustarte ni mucho menos perderte por eso no te dije en que trabajaba, quería alejarte de esto, ser otra persona contigo, vivir una nueva vida, iba a entregar mi cargo mi herencia todo a Federico, papá en ese momento nos llamo para cancelarlo porque Holland tenían a Arianna.

- ¿Terminaste? - el lamió sus labios y asintió. - Entonces te puedes ir. - bajo su cabeza y salió de mi puerta.

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Vi el reloj, ya eran las 12:00 p.m, tome mi suéter negro con capucha y unos tenis, salí de mi casa y me fui a New Jersey, llegue a la casa de mis padres y sigilosamente entre a el estudio de papá. Encendí su computadora, entre a las páginas de su cuentas de banco, sabia donde el dejaba sus contraseñas, vacié cada cuenta dejando solo un monto de 600 dólares en cada cuenta, menos en la de ahorros universitarios de Max, era exagerada la cantidad que tenían en cada cuenta, 56mil dolares en una, 83 mil en otra, 150mil en la última, las de mamá también las vacíe ya que tenía casi la misma cantidad en las de ella.

Borre cada archivo cada copia de todo, las contabilidades que tenia, como esta computadora tiene acceso a las de la oficina también borre todo allí, los miles de dólares los done a caridad y unos 20mil a mi cuenta, borre cada transacción y salí de la casa de mis padres.

Primera venganza lista, jamás sabría a donde se hicieron las transacciones. Segunda venganza a la obra.

Entre a mi antigua habitación que tenía en casa de mis padres, entre a mi closet y moví sin hacer ruido una de las tablas de la pared, dentro del agujero se encontraban mis siete armas cinco de fuego y dos armas blancas. Tome a mi apreciada clásica nueve milímetros, era la primera que había comprado cuando tenía 17 años. Agarre unas balas y salí de mi habitación dejando todo como estaba.

Conduje por más de veinte minutos, al llegar a mi destino aparque el auto. Frente de mi se encontraba la mansión Salvatore, me arme de valentía tocando el timbre, sabiendo que solo un miembro de esa familia se encontraba hoy allí.

- ¿Caroline? - Hablo Arianna confundida.

- ¿Recuerdas mi llamada? – Saque mi arma - Yo cumplo mi palabra.

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El Socio De Mi Padre ©️ Mapu Olivieri Donde viven las historias. Descúbrelo ahora