Truco o trato ―dice Matt.
―Deseo que sea un truco, porque verte no es un trato ―dije.
Matt me dio una bolsa de plástico del supermercado. ―Nuestro dulce sobrante ―dijo él―. Es para Sam. No para ti.
―Sabes, incluso cuando haces algo lindo te las arreglas para ser un idiota ―dije―. En realidad, es notable. Si sólo hubiera una manera para explotar este talento.
Me empujó hacia la casa. Nos quedamos en el comedor. Nos sentamos uno en cada lado de la mesa con el paquete de Matt "Probando el Nudo" propagado entre nosotros. ―Vi el artículo de tu madre en el Dialy Ledger ―dijo él.
―¿Qué? ¿Cuándo estuvo ella en el periódico?
―Esta mañana. ¿No lo viste? Oh, está bien, lo siento. Me olvide que eres analfabeta.
―Muy gracioso, Señor Mierda Floja. ¿Qué decía?
―Hablaba de su campaña contra el curso de matrimonio, y cómo el consejo de la escuela insiste en mantener el curso, incluso cuando lo están debatiendo, bla, bla.
Entre ir a la escuela, comprar las cosas de Halloween, y estar con Sam, no había ido a casa en todo el día. Pero eso no hacía sentirme menos que una tonta por no saber del artículo de mamá. Tenía que revisarlo tan pronto llegara a casa.
―Bien, Princesa, pongamos manos a la obra ―dijo Matt, jalando la hoja del presupuesto―. Ganamos cuarenta dólares en dinero verdadero, así que tenemos seis mil dólares. Más los veinte que pusimos en el banco en Septiembre. Demonios, este mes seremos ricos.
―Tú haces las matemáticas; yo lo pongo en la hoja ―dije―. Empieza con los gastos de vida.
―Ya tenemos la casa grande del mes pasado, así que no la vamos a cambiar.
―Está bien para mí. ―Lo escribí―. Casa A. Hipoteca dos mil. Utilidades quinientos.
―Eso nos deja $3,520 ―dijo Matt―. Ahora tomemos los extras. Celular, Internet y cable. Odié no tener cable.
―Lo que sea. ―Lo puse en la hoja. Escuché a Pau y a Sam sonar algo en la otra habitación―. ¿Cuánto queda? ―pregunté.
Matt restó en su cabeza. ―Serían 3,365.
―¿En serio? ―dije―. Bien.
―Ahora carros. Uno híbrido de lujo para mí, y nada para ti.
―¿Por qué no tendré un carro? ―lloré.
―Eres una pueblerina. Manejas tu bicicleta.
―Olvídate de eso ―dije―. Somos ricos. También quiero un híbrido de lujo. ―Escribí los dos híbridos―. ¿Cuándo queda ahora?
―Veinticinco, sesenta y cinco.
―¿Todavía tenemos mucho?
Revisó de nuevo las cuentas. ―Aparentemente.
Miré en lo que quedaba para presupuestar. ―No creo que podamos gastarlo todo. Incluso si vamos al tope de comida y entretenimiento...¿Deberíamos?
―Claro.
―Todavía nos quedan otros mil seiscientos.
Él habló por un micrófono invisible. ―¿Qué es lo que nuestros participantes escogen? ¿Meterlo al banco o gastarlo? ―Idiota.
―Deberíamos meterlo al banco ―dije.
―Yo creo que gastarlo.
―¿En qué? ―pregunté.

ESTÁS LEYENDO
Educación para el matrimonio
FanfictionCuando el Director anuncia que cada Senior debe participar en un obligatorio programa de Educación Matrimonial de un largo año, Bianca Di Pascuale cree que su vida no puede empeorar más. Entonces ella se casa con su "esposo" el súper atleta Matt, cu...