Dado que era martes, Matt y yo tuvimos nuestra sesión de asesoramiento más tarde esa mañana. Llegamos a la oficina de Maggie Klein al mismo tiempo. Estoy orgullosa de mi cortesía, así que le hice un gesto a él para que pasara por la puerta primero, pero me sonrió y me hizo el mismo gesto. Así que di un paso adelante, y lo mismo hizo Matt, cargándome al hombro en el marco de la puerta.
―Terriblemente gracioso ―dije, y lo codeé en las costillas. Empujé la puerta y me senté en una silla. Él se dejó caer en otra.
―Bienvenidos, chicos ―canturreó Maggie Klein. Se veía un poco mal vestida. Bueno, muy mal vestida. Su piel se arrugaba en las esquinas de sus ojos. Ya no había brillo en su piel, era sólo gris.
Lentamente había estado deslizándose fuera de los ámbitos de la moda e higiene en las últimas semanas. Normalmente, no estoy en posición de criticar el guardarropa de nadie, pero incluso yo pensé que la selección actual de pantalones marrones y una camiseta de Hoover era patética. Una pila de papeles fotocopiados que había visto antes cubría la oficina. Recogí un par que estaban a mis pies, y justo antes de que Maggie Klein me los arrebatara de las manos, alcancé a ver qué eran. Copias de las cartas de campaña de mi mamá. Copias firmadas.
―Supuse que sabías todo acerca de esto ―dijo Maggie Klein.
―Yo... er...
Matt elevó la voz y empezó a rebuscar en un montón cerca de él.
―¿Mis padres enviaron una? Dijeron que la enviarían. En realidad, me dijeron que estaban enviando una cada uno, así que debería haber dos...
Maggie Klein sacudió su mano hacia los papeles que Matt estaba agitando.
―Sí. Las tengo. La Directora Miller ha tenido la amabilidad de remitirlos todos.
―Trató de enderezar una pila pero se le deslizó hasta el suelo, y los dejó allí, entre envolturas de dulces y pañuelos usados―. Comencemos. En primer lugar, quiero hacerles saber que el total en el mundo real en efectivo recaudado hasta el momento es de $4.846. Con la mitad para la caridad, ahora mismo, cada ganador recibiría... ―rebuscó entre los trastos viejos en su escritorio, encontró su calculadora, y comenzó a golpear en los números.
―Es $ 1,211.50 —dijo Matt.
Maggie Klein resopló y se burló de él. Hasta que le pegó al botón de igual. Entonces su rostro se volvió tres tonos de rojo.
―Eso. . . eso es, eh. . . correcto, Matt. Bien hecho.
Reí nerviosamente y choqué los cinco con él.
Maggie Klein deslizó la calculadora de regreso bajo el desorden y se tranquilizó. Trató de hacer algunos ejercicios de respiración, pero terminó silbando como un globo desinflado. Deslizó nuestro archivo de educación de matrimonio delante de ella, pero no se molestó en abrirlo.
―Está bien. No he tenido la oportunidad de repasar el presupuesto que entregaron la semana pasada. He estado un poco. . . ocupada. Pero de todos modos. Me temo que tengo unas pequeñas malas noticias. A partir de hoy, Matt, ha sido despedido de su trabajo. Por suerte, encontró un trabajo a tiempo parcial en una tienda de zapatos para mujeres. Su factor de ingreso ha bajado a 50.
Matt dijo: ―¿Tienda de zapatos para mujeres?
Justo cuando yo decía: ―¿Se redujo a cincuenta?
―Interesante reacción ―dijo Maggie Klein, como si fuéramos una especie de experimento distorsionado de la ciencia―. Saben, a menudo en esta situación, es la mujer la que se preocupa por la caída de los ingresos. Mientras que el hombre se preocupa por la caída en el estatus. Bien hecho.
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Educación para el matrimonio
FanficCuando el Director anuncia que cada Senior debe participar en un obligatorio programa de Educación Matrimonial de un largo año, Bianca Di Pascuale cree que su vida no puede empeorar más. Entonces ella se casa con su "esposo" el súper atleta Matt, cu...