Capítulo 20

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Por suerte, la siguiente semana fue corta en la escuela, debido a Acción de Gracias. Y le dije a mamá que tenía calambres asesinos, así que ni siquiera fui el miércoles. El jueves, el tío Tommy y Alan trajeron a Nana hasta nuestra casa para la cena de Acción de Gracias. Comimos mucho, bebimos demasiado (bueno, mi padre lo hizo de todos modos), y escuchando discos viejos de mi padre en el antiguo sistema estéreo de discos el cual insistió en mantener justo en la sala de estar. La casa era acogedora y olía a pavo asado, pero el tiempo parecía llamar a la nieve. 

Mientras tío Tommy y Alan tomaban sus abrigos y se despedían de papá y mamá, Nana me llevó a un lado en la sala de estar.

―Tengo algo para ti ―susurró. Abrió su bolso acolchado de Paisley y sacó una pequeña caja de cuero rojo. Levantó la tapa y me la ofreció―. Quiero que tengas esto.

Dentro había un anillo solitario de diamantes y una banda de oro con diamantes que lo rodeaba. Los reconocí de inmediato.

―Nana―dije―no puedo aceptarlo. Son tus anillos de boda.

―Y tú eres mi única nieta.

Negué con la cabeza. ―Pero son tuyos. Todavía puedes querer llevarlos puestos.

―No ―dijo. Extendió su rechoncha mano para tocar mi pelo. A continuación mi mejilla. Después, el hueco de su propio cuello―. Ya no estoy casada.

―Pero tú y el abuelo no firmaron el divorcio.

Los ojos de Nana se humedecieron y parpadeó.

―Nos separamos en la muerte.

No lo entendí. Siempre había pensado que a pesar de que el abuelo había muerto, Nana todavía estaba casada con él en su corazón. Habían estado casados casi cincuenta años. Siempre imaginé que no llevaba los anillos debido a sus nudillos hinchados. ¿Cómo podía simplemente descartarlos después de todo ese tiempo juntos?

¿No había sido feliz?

―¿No los quieres? ―pregunté.

Nana cerró con fuerza a los ojos.

―No necesito estos anillos para recordar a tu abuelo. Él está conmigo todos los días. ―Cerró los ojos y colocó su mano en su corazón― Cada día.―Abrió los ojos de nuevo― Para mí, estas son sólo recuerdos. Quiero que los tengas para que pienses en nosotros.

Así que habían estado enamorados. Durante cincuenta años. Medio siglo. Ese era un período de tiempo que no pude envolver en mi mente del todo.

―Pero yo no los necesito para recordarlos, tampoco, Nana ―dije.

Podíamos oír el tío Tommy y Alan en el pasillo, listos para marcharse. Nana presionó la caja en mi mano.

―Tómalos. Son tuyos ahora.

Me estremecí. Yo no quería llorar, pero se sentía como si Nana se estuviera despidiendo. Cerré mi mano alrededor de la caja y le di a Nana un abrazo suave.

―Gracias ―le dije al oído. Olía a rosas.

Justo antes de acostarme esa noche, metí la caja de los anillos de Nana en la parte de atrás del cajón de mi mesilla. Todavía podía oler su perfume en mí.

Metí la mano bajo mi cama para buscar mi diario y escribí a la luz de mi lámpara de noche. Cuando terminé, deslicé el diario de nuevo debajo de la cama y apagué la lámpara.

En el exterior, la nieve comenzó a caer de las nubes esponjosas, así que me quedé tumbada en mi cama y la observé en la oscuridad. La ventana de escaleras abajo arrojaba una luz sobre los copos, dándoles una sensación de bailar en su caída. Abrí el cajón de mi mesita y saqué la caja de los anillos de Nana. Incluso en la penumbra, los diamantes absorbieron un rastro de luz y brillaron. Saqué los anillos de la caja y los mantuvo en alto en dirección a la ventana y la nieve.

Le di vueltas en el cielo, y luego me lo puso en el dedo anular de mi mano derecha, y me quedé dormida con mis gafas todavía puestas.


Jueves, 28 de noviembre

Esto es lo que he aprendido sobre el matrimonio esta semana:

1. Deberías casarte con alguien a quien le gusten las cualidades que posees, no con alguien que piensa que esas cualidades apestan.

2. Deberías casarte con alguien que te permita ser el tipo de persona que eres por dentro, no con alguien que te obliga a ser una persona que no eres.

3. Deberías sentirte de esa misma forma con respecto a la persona con la que te cases.

4. Si encuentras a una persona que se ajuste a 1, 2 y 3, entonces estás listo para la vida. Pero estate preparado para cuando ellos mueran, porque ellos se llevaren parte de ti con ellos.

5. Pero dejan parte de sí mismos detrás de si, también. Lo que, supongo, que es una cosa buena. 

Educación para el matrimonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora