4. Señor.

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Cuando abrí los ojos lo vi delante de mí, barba larga muy blanca, con esa inconfundible túnica con la que solía pasear por los jardines, saludando a las almas, muchos se sorprendían al verlo, la mayoría lo saludaba como a un viejo amigo al que tienen años de conocer, yo simplemente le llamaba profesor o bien señor cuando la ocasión lo ameritaba, su presencia imponía demasiado pero era el momento justo en que necesitaba una respuesta y solo él podía dármela.

Camino a mi lado un par de minutos sin decir nada, lo interprete como un silencio que decía más de lo que podía decirle con palabras hasta que me sujetó de los hombros y me miró, mantenía una ligera sonrisa en los labios.

— Cuando llegaste Harry supe que no serias igual a los demás, tú eres único, un ángel que ve más haya de lo que es posible, lo haces bien, eres de los mejores, pero siento que algo te inquieta y no es precisamente por qué un alma se negó a venir es algo más fuerte, que sucede Harry.

— Señor...— dude en decirlo, la verdadera razón, que me había enamorado de una chica, pero como mentirle a alguien como él, era prácticamente imposible. — creo que estoy confundido, la razón es que... — comencé a mover las manos de forma incontrolable — por qué tiene que ser tan difícil...

— Entenderé cada palabra de lo que me digas solo sé sincero... — dijo mientras acomodaba su túnica ligeramente.
— Cruce un alma, usted sabe bien que me gusta bajar a ver los funerales y entonces, la vi, pero eso no es lo impresionante si no que ella me miró a mi, una chica, una mortal sin daño alguno, ni enfermedad, alguien que no debió verme pero lo hizo y señor yo...cometí el error de volver a buscarla y sé que si debo pagar un castigo lo aceptaré pero tenía que hacerlo, la busque por qué ella...por qué no podía olvidar sus ojos fijos en los míos, señor nadie me había mirado de esa manera, fue muy extraño y después podía sentir, como cualquier ser vivo terrestre y eso también me asusto un poco pero en el fondo sentía que me gustaba y ahora no sé, el día de ayer — el profesor se sentó en una pequeña roca y colocó una para mí — vi al hombre con el que va a casarse y él estaba con una de sus amigas, se besaban y...no creo que lo que hacía él estuviera bien, creo que le miente y eso me preocupa por qué no creo que Hermione merezca una relación así.
— Así que sabes su nombre — me interrumpió — desde cuando la vigilas Harry sabes que eso no está permitido tú no eres un guardián eres un muerte...
— Lo sé — lleve las manos a la nuca — pero solo dígame si eso está bien, por qué no entiendo a los humanos, por qué hacen eso, por que engañan a alguien que los ama, por qué fingir, no es correcto.
— Los humanos son los seres más complejos, ellos tienen consigo el bien pero también el mal y muchas veces no saben diferenciar entre ellos, se ciegan por las pasiones y las cosas materiales, simplemente son seres completos, muy difíciles de entender. — levanto un saltamontes que pasaba por ahí — y dime realmente que es lo que quieres solicitarme, por qué no a menudo me suelen llamar con tanto fervor.

No dije nada esperaba que pudiera comprender lo que le intentaba decir con la mirada, rogaba que así fuera por qué no tenía el valor suficiente para pedirle algo tan grande como lo que deseaba, el permiso para ser visible en la tierra, para advertirle lo que sucedía con su novio, con su amiga y tal vez conocerla mejor, por qué no quizá poder ser alguien para ella aunque fuera momentáneo.

— Sabes Harry eres libre de tomar tus decisiones si es que tienen buenos fundamentos y tú me has dado unos bastante razonables así que te diré, te quitaré las alas por un tiempo así podrás advertirle a la joven — sonreía pero su gesto parecía que guardaba un secreto — pero debo decirte que cuando estés ahí serás como cualquier ser humano, cualquier mortal que siente hasta el más mínimo roce de un cabello cayendo sobre su espalda y eso quizá sea doloroso para ti que jamás has sentido nada de eso pero presiento que lo podrás soportar, eres fuerte, también debo advertirte que no puede ser por demasiado tiempo ya que de ser así perderías tus alas por siempre y no sabemos exactamente cuál sería el resultado así que debes tener cuidado con cada día que pase pues perderás un poco de lo que eres ahora.

— Lo tendré, lo prometo será solo temporal un tiempo corto solo quiero ayudarla. — me había puesto de pie ansioso por comenzar.

— Bien entonces prepárate para tu vida en la tierra.

Acercó su mano a mi pecho y comenzó a empujar con fuerza, al principio creí perder el sentido pero después empecé a sentir confusión pero de forma intensa, como si pensara mil cosas a la vez, después una punzada grande a la altura del corazón, cada vez más fuerte, cada vez punzaba más y de pronto cerré los ojos y me entregue a la sensación de aquel momento.

Escuche gritos, hombres, mujeres, corriendo, y entre la multitud el rostro de Hermione me sonreía y me miraba directo a mi, estiraba la mano para sujetarme y yo caminaba hacia ella, hasta que sujeté su mano y me llevó por un camino iluminado fue entonces cuando desperté.

Una camilla de hospital, enfermeras a mi al rededor, el sonido de un plit, plit a mi lado saliendo de un monitor y un hombre joven delante de mí me miraba sonriendo, se quitó los guantes y se acercó a mí.

— Bienvenido a la vida mi amigo, casi te perdemos, pero que bueno que ya estás aquí.

Me dijo y salió de la habitación yo aún no comprendía lo que había sucedido.

El ángel de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora