15. Oportunidad.

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Una sensación de vacío me había invadido, cuando salí del hospital no sabía qué hacer, a donde ir, tenía unas horas antes de volver, pero lo único que quería era irme, haber sido yo quien se fuera con Sally, el cielo ya estaba lleno de estrellas, por alguna razón lo notaba más brillante, intentaba sonreír, pero no podía, estaba tan agotado de todo aquello.
Decidí ir al apartamento, recoger mis pocas pertenencia, las deje en una caja de cartón en un rincón del armario, mi vida terrenal estaba por acabarse, apague el móvil, no sin antes mirar la única fotografía que había tomado de Hermione con el pretexto de tenerla agregada a mis contactos en donde solo ella y Neville eran los únicos, lo acomode hasta el fondo y cerré el armario, ya no necesitaba eso, volvería a volar, a ir a donde quisiera.
El sueño comenzaba a ganarme, mire el reloj, el último minuto antes de la media noche, entonces hice como la pequeña, cerré los ojos y deje que ocurriera, el cuerpo dejo de pesar un momento y entonces cualquier indicio de dolor se había ido, pero después de todo lo que había sentido era difícil superarlo, era imposible olvidarlo.
Cuando abrí los ojos me vi de nuevo en el lugar más apacible que haya conocido, extrañaba el sonido del Alba, de la aurora que aunque no pudiera sentirla como antes podía escuchar su arrullo relajánte, todo se encontraba como antes, las flores, el campo y las almas que recorrían observadoras el lugar.

— Bienvenido Harry — me saludo Ron — estreche su mano y después le di un abrazo efusivo, lo había extrañado.
— Gracias Ron ansiaba volver a este lugar.
— Por un momento creí que no volverías, te veías tan feliz ahí, que pensé lo peor.
Ron solía ser más del tipo negativo, además de que nunca habíamos pasado tanto tiempo separados, él era lo que se le considera un mejor amigo
— Dude un momento, pero la verdad es que la tierra no es un lugar para los Ángeles, es confuso y pesado.
— Pues me han dicho lo contrario — me señaló a una de las niñas en la pradera.
— Como fue, es decir ella estuvo tranquila. — pregunte al ver a Sally juguetear.
— Al principio se negó, se aferraba con fuerza a ti, fue algo raro, pero después pareció entender y cruzó tranquila.
— Debí ser yo...
— Lo sé, pero créeme es la niña más dulce que hayas visto así que te entenderá.

Me vio al llegar, sus delicados brazos ahora me parecían firmes, rodearon mi cuello cuando la levante con alegría, fue un encuentro emotivo, pasamos un gran rato recorriendo el lugar, le mostré las aves y las cuevas de las mariposas, jamás la vi tan feliz, no había duda todo residuo de lo fue es vida había desaparecido.
Luna también me recibió, hablamos un poco sobre lo que había ocurrido y sin duda se alegró de que Hermione no se casara con aquel hombre, pero se lamentó por mi, aunque aceptó mi decisión, que más que nada era lo que yo sentía como correcto.

— Le diré a Dumbledore que no trabajaré por esa zona, al menos no en un tiempo, no soportaría verla de nuevo y no poder hablarle, no darle alguna explicación, hasta que la olvide aunque no sé si eso podrá suceder.
— Vaya la vida realmente te cambio, creí que jamás dejarías esa zona, es tu favorita, pero creo que si, está bien por el momento.

Y así lo hice, deje de buscar almas cerca de cualquier lugar en donde pudiera estar ella, me fui al occidente, en donde el trabajo era cada vez más duro, ahora que conocía las emociones humanas, con tanta intensidad, me dolía el dolor de alguna forma no era del todo ángel, parte del ser humano que fui se había quedado dentro, me costaba mucho volver a ser lo de antes, a tomar las cosas casi con frialdad, con exagerada calma. A eso se debía que las almas humanas no lograban ser del tipo de ángeles que éramos nosotros, nosotros habíamos nacido así, sin tantas complicaciones, pero yo, ya todo eso lo sabía.

— Qué sucede Ron — mire a mi amigo quien se paseaba escondiendo algo, no sabía disimular — por qué no lo dices ya.
— No sé si deba Harry, es decir no quiero que vuelvas a confundir tu cabeza...
Lo mire esperando, sabía que hablaría, siempre lo hacía.
— Vi a Hermione, estaba en el hospital, hablaba de ti con uno de los médicos, Neville creo que le llamo y bueno está preocupada o mejor dicho esta..triste, parece que no ha dejado de buscarte.
— No eso no es posible — volví a contemplar su rostro, su sonrisa, todo lo que había guardado tan bien en mi memoria. — estaba bien, al menos ya no está con...Draco o si
— No ese tipo ya no está con ella, pero Harry — carraspeo un segundo — espero que no te moleste pero la seguí a su apartamento.
— Ron por qué hiciste eso, no puedes seguirla.
— Es que estaba llorando, estaba en serio desesperada y hablaba con el aire y le preguntaba por ti, cuando se durmió por fin Harry, lo último que pronunció fue tu nombre, creo que Hermione no te ha olvidado y que si te busca tanto es por qué siente algo por ti, deberías ir a verla, solo eso.
Medite sus palabras, pero no quería verla, aún no por qué yo sentía algo muy fuerte, pero si ella sentía igual, daba lo mismo ahora yo ya estaba muy lejos de ella.
Muy temprano, busque a Dumbledore, le pedí un solo día, uno solo, para hablar con ella y darle aquella explicación que le debía, para decirle que la amaba pero que como dijo un día no podíamos estar juntos.

— Te daré un solo día Harry y con ese día te daré una oportunidad, si decides volver tendrás tus alas, pero nunca más volverás a la tierra, por otro lado, si decides vivir como ser humano, lo podrás hacer y cómo todos los hombres vivirás hasta que el último día de tu vida se cumpla y vuelvas como un alma, te doy la libertad de elegir.

Como la primera vez la cabeza me dio vueltas, me falto el aire un momento y después abrí los ojos, de nuevo en el apartamento, actuaría rápido, solo tenía un día.

El ángel de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora