12.Sentimientos encontrados.

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Tenía que aprovechar todo el tiempo posible pues el mío sobre la tierra se comenzaba a agotar, no deje mi trabajo en el hospital, además la vida ajetreada de Hermione hacía más complicado que pudiera verla aún así me mantenía en contacto por mensaje, aunque confieso ella tardaba demasiado en responder y mientras eso sucedía yo revisaba el aparato inalámbrico que tanto atontaba a la gente cada dos minutos, fue entonces cuando me di cuenta de por qué se obsesionaban tanto, tal vez como yo, esperaban con ansias un mensaje de su persona importante.

<Te veré esta noche, tengo pendiente la segunda parte del cuento, yo también quiero saber si la niña de cabellos de oro se salva de ser comida por papá oso, jaja bueno espero que si>.

Fue su último mensaje, la esperaría, mientras eso ocurría subí a lo alto del edificio, me gustaba estar en la tierra, aunque cada que encendía el televisor me asustaba de ver lo que algunas personas eran capaz de hacer, pero no todo estaba tan mal, no podía ser así, la humanidad constaba en algo más, me había topado con gente realmente buena que se dedicaban a hacer el bien, pero aun así sé que existe el mal, por otro lado extrañaba tanto mi hogar, a Ron, a los demás...pero cada vez estaba más cerca el momento de regresar.

Baje antes de las siete y la encontré ya dentro con los niños a su al rededor, no había duda era hermosa, era algo más que eso, se volteó un segundo y me miró, su sonrisa me intimido un poco, con un gesto de la cabeza me invitó a pasar, abrí la puerta y como si fuera un pequeño más me senté con ellos y escuche, la querían, la admiraban tanto como yo.

Había pensado en que era el momento de decirle, contarle de que su relación no era tan honesta como ella lo imaginaba, la conocía un poco más, sabía que tenía un corazón noble y que quizá dudaría, no tenía pruebas que mostrarle, me la jugaría así, solo esperaba que mi sinceridad le bastará.
Caminamos un par de cuadras, un café cercano, la noche comenzaba a caer y sus ojos brillaban con las farolas de la calle, se iluminaba su rostro entero.

— Termine de hacer algunos cambios — me mostró el cuadernillo en donde solía trabajar — espero que te gusten, sabes espero que la chica para la que esté destinado lo aprecie.
— Estoy seguro que lo hará — le dije y sin darme cuenta mi mano había rozado la de ella, pero no hizo nada para evitarlo — apreciará cada detalle y sobre todo tu trabajo.
— Espero conocerla — me sonrió antes de beber su café — casi está listo y aún no se lo prueba crees que pueda ir mañana a la oficina para probárselo.
— Le diré, pero no creo que le sea posible, ella también es una chica bastante ocupada — disimule mi nerviosismo.
— Harry por qué no me cuentas un poco de ti, es decir sé que no eres de aquí pero siento que eres tan reservado y sinceramente me intriga tu forma de ser, es como si fueras un ser misterioso que no se muestra ante la gente.
— Eres muy intuitiva — me anime por fin a tomar su mano, la mire, deseando no verla enfadada, pero no lo estaba, me correspondía, sus dedos se afirmaban a mi,yo solo quería gritarle lo que sentía, decirle toda la verdad. — suelo ser un poco callado, bueno no soy de los que suelen hacer amigos o de los que salen,más bien soy del tipo tranquilo.
— Pero no me negarás que te siguen — comenzó a agitar mi mano — mira a los niños, ellos te adoran, Neville habla maravillas de ti y supongo que debes tener amigas.
— Quizás un par — sujete con ambas manos las de ella y me miro directo a los ojos — aunque ninguna tan especial...
— Tengo que irme Harry — se levanto y fue cuando supe que me había equivocado.

La acompañe hasta la salida, se acercó para despedirse y besar mi mejilla, el color me subió al sentir la suya en mi rostro.
— Eres diferente Harry, hay algo en ti que...no sé, no puedo explicarlo.
— No intentes darle explicación Hermione, tal vez no la tenga.
— Tal vez tengas razón, pero no puedo evitarlo.

Su rostro se encontraba a unos centímetros del mío, no sabía cómo había llegado ahí, pero podía respirar el aroma de su cálido aliento y deseaba probarlo, mi respiración se agitaba y no dejaba de mirar sus labios entre abiertos, tibios, la fuerza que me obligaba a sujetarla con fuerza había sido la culpable de que mis ojos se cerrarán y mi boca buscará la de ella,de repente la está besando, ella también me besaba, todo me daba vueltas, me faltaba el aire, pero me gustaba la sensación se sus labios jugando entre los míos, el primer beso, el primero en toda mi existencia y era la emoción más inmensa, el corazón latía con fuerza, mis poros se despertaron, sentía frío y calor al mismo tiempo, la vida me pasaba por los ojos, su vida, su sonrisa, su dulzura.

— Lo siento. — fue lo que dijo y la vi partir.

No la detuve, no podía por qué acababa de hacer algo que tal vez comprometía su honestidad, pero que me hacía muy feliz a mi, me sentí mal aunque la sensación de ánimo y alegría era aún más grande, pero como era posible que dos emociones tan distintas se pudieran presentar, por un lado mi felicidad y por el otro su confusión, no sabía qué hacer, que era lo correcto, comencé a correr por la avenida tenía que sacar toda la adrenalina que se había acumulado en mi, aunque no paraba de recordar aquel momento, aquel bello segundo en el que sentí su boca en la mía.

El ángel de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora