6. La parada del Bus.

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Lo difícil sería comenzar, es decir no sabía cuánto tiempo tendría que pasar aquí si serían un par de días o semanas y tenía que hacer algo pero cómo empezar, no tenía una identidad definida en la tierra, ser un ángel no servía demasiado aquí así que tenía que pensar rápido; salí esa misma tarde no podía dejar pasar más tiempo ya vería como salían las cosas pero primero tenía que ir a buscarla, tuve que ser discreto y evite hacer cualquier tipo de pregunta a Neville sobre Hermione no podía decirle que estaba ahí por ella quería ser sutil y hacerlo por mí mismo o al menos intentarlo si fracasaba entonces podría recurrir a él pero por ahora estaba solo.

Me coloqué los jeans que me presto aunque sinceramente no me ajustaban lo agradecí no tenía otra opción, no andaría por las calles con la bata del sanatorio así que intente verme lo mejor posible aún con la camisa color celeste que no me gusto pero que parecía decente y los zapatos obscuros que desentonaban pero que fueron los únicos que me quedaron bien, por qué me habrán mandado sin una de mis prendas, por lo menos mi chaqueta negra, la echaba de menos.

Las calles me parecían más conflictivas que antes y mi mente me traicionaba de repente al querer recordar en donde fue que la vi aquel día, su lugar de trabajo, pero no lograba dar con aquel sitio, habían múltiples cafeterías llamadas igual que de grandioso podía tener ese café para tener tantas sucursales, la cabeza punzaba de repente y los pies empezaron a sufrir los estragos de tanto caminar, pero no me rendiría tan fácil, la encontraría a como diera lugar. La parada del autobús me resguardo unos minutos, frente a mí un taxi se detuvo y la vi, llevaba una gran sonrisa y parecía agradecida con el hombre del vehículo, extendió la mano y se despidió de él como si fueran grandes amigos, cuando el taxi arrancó de nuevo quedo frente a mí en la acera continúa, entonces sus ojos me encontraron, al principio parecía sorprendida y después casi molesta, dentro de mí una serie de emociones empezaban a formarse, y sentí las manos húmedas, temblando, el corazón latía más aprisa que el día en que llegue a la tierra y lo único que deseaba era hablar con ella, pero no sabia como.

Se quedó delante de mí, quizá esperando así que me puse de pie y atravesé la calle tenía que pensar rápido estaba a dos pasos de ella y simplemente me sentía en blanco para decir algo coherente.

— Te estaba esperando — fue lo primero que dije y por alguna razón sentí el rostro arder.
— A mi ? — se notaba confundida — no te conozco o sí — ahora mostraba duda.
— No, bueno, yo soy amigo de Luna — me miró fijamente y pude contemplar el bello color avellana de sus ojos — ella me contó de ti, es decir eres una buena diseñadora...
— Ella murió — dijo con tristeza en la voz — fue hace unos meses un horrible accidente lo lamento.

Tenía que improvisar algo para que no se alejara de mi.
— Si lo sé... Pero ella me habló de ti antes de que sucediera y...
— Claro eres tú — sus pupilas se dilataron — el hombre que me miraba, detrás de la lápida en el cementerio, eras tú cierto.
— Sí, bueno...yo no podía acercarme, pero sí — algo empezaba a estallar en mi — yo te observe ese día.
— Es un alivio llegue a pensar que habías sido producto de mi imaginación — guardamos un breve silencio. — pero porque estás aquí
— Ah! Yo! Bueno...
— No me digas que estás buscando un vestido para ti por qué déjame decirte que eso es lo que hago — sonrío y por un momento pude contemplar de nuevo el sol sin lastimarme, lo miraba en el brillo de sus ojos.
— Sí — solté y de inmediato me corregí — es decir para alguien más, sé que eres muy buena diseñando vestidos de novia.
— Ese es mi trabajo y lo amo — comenzó a caminar y le seguí el paso — pero no me has dicho tú nombre.
— Lo siento soy Harry...
— Es un gusto Harry — extendió la mano y yo hice lo mismo — supongo que sabes quién soy — sentía la calidez de su mano en la mía.
— Claro eres Hermione — retiró la mano y siguió con su camino.
— No comprendo por qué Luna nunca me habló de ti, eres muy agradable y será un placer trabajar contigo y tu novia supongo.
— Novia...no tengo novia.
— De acuerdo entonces para quien diseñaré el vestido.
— Es...para una amiga solo que ella no está aquí por ahora pero me pidió que yo me encargara, sabes confía en mi buen gusto — intente parecer honesto.
— Pues de ser así podríamos arreglar una cita y así me podrías decir que es lo que le gusta, y yo empezaré en seguida.
— Una cita, tú y yo...
— Claro, una cita de trabajo para empezar con los detalles soy muy profesional Harry y créeme que tendrás el vestido de tus sueños, bueno tu amiga.
— De acuerdo entonces cuando te veré de nuevo — con cada palabra que salía de su boca me sentía más y más atraído por ella, no sabía si eso estaba del todo bien.
— Te veré mañana justo donde nos encontramos esta tarde, a la misma hora y veremos...

Su último comentario me lleno de emoción, se despidió agitando la mano y la vi entrar a su oficina, tenía que conseguir algo de ropa decente antes de nuestra cita y por qué no una vida, aunque fuera solo mi imaginación ya que no podría decirle realmente lo que era, las emociones eran casi incontrolables p, la alegría parecía escaparse de cada poro de mi cuerpo y sin razón tenía la necesidad de tararear una melodía que acababa de escuchar en la radio y que me recordaba bastante a ese primer encuentro entre nosotros, tal vez fue corto pero jamás olvidaría ese día, me lo llevaría a la eternidad cuando volviera a ella, empecé a pensar en mi estrategia.

El ángel de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora