21. Como mil agujas.

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Un trozo de pan tostado sin jalea, un poco de café algo frío e insípido fueron mi único desayuno a la mañana siguiente, la sensación de vacío, de carecer de todo dentro me acompañaba, Neville tenía el día libre, se empeñó en que lo acompañara a comer y quizá a ver una película, pero nada me arrancaba de la mente la imagen de Hermione, de sus ojos y el cabello sobre sus hombros, todo el día un nudo en la garganta me sofocaba y aunque trataba de parecer contento, la verdad era otra, solo quería meterme en la cama, olvidar, como ella, o volar, irme lejos, pero no había forma, ya me era imposible.

Preferí dejar el empleo del hospital y buscar en otro lugar, cualquier cosa con tal de no ver aquel lugar, aunque extrañaba a los pequeños, sabía que algún día volvería era solo que por el momento estaba tan herido que no quería enfrascarme en lugares en los que me dolía estar.

— Te arrepientes — escuche que me decía una voz unas noches después  — volverías a ser un ángel si tuvieras la oportunidad.
— No lo sé Ron, aunque estoy mal, no me arrepiento de nada, sentir su piel, oler su cabello y sentirla como lo hice, eso jamás lo cambiaría, ni por todos los paraísos, por qué ella es más que eso.
— No dijiste que el hombre con el que se casara no es bueno.
— No lo era, pero al parecer ya cambio...

Cuando dije eso el sonido del timbre me atrajo, Ron desapareció y simplemente abrí como de costumbre, sin mirar quién era, los guardias de Malfoy entraron empujándome con fuerza, uno de ellos dijo en voz baja <<nos la debías>> y comenzaron a golpearme, no podía defenderme cada que alzaba los puños para darle en el rostro a alguno, el otro se encargaba de tumbarme de nuevo.

— El jefe dice que no quiere que te vuelvas a acercar a su mujer, por qué este fue solo un aviso, para la próxima, vas a dejar de respirar.

Salieron sin cerrar la puerta, con el cuerpo dolido me arrastré hasta la habitación, me escurría sangre de la ceja y otro poco del labio, el ojo derecho casi se cerraba, me dolía la espalda, las costillas, busque el móvil y antes de poder marcar cualquier numero perdí el sentido.
— Harry, Harry que sucedió...
— Fueron los guaruras de Malfoy, los mando para que me advirtieran, no quiere que me acerqué a Hermione. — le dije a Neville quien ya me atendía las heridas.
— Es un idiota, puedes creer que lo vi, estaba con una joven entrando a un bar, ese tipo no cambiará nunca.
— Lo sé, solo intenta apartarme de ella.
— Obviamente no lo harás o si...
— Claro que no, no me importa morir en el intento — el dolor era muy fuerte.

Me tome el par de pastillas que Neville me dio después de revisar que no tuviera nada roto, por fortuna no fue así aunque sin duda los golpes me habían lastimado. No pude dormir, no tanto por el dolor sino por qué no paraba de imaginar cosas, que quizá no iban a ocurrir, pero que realmente deseaba que sucedieran, buscaba soluciones, hacía planes, mientras daba vueltas en la cama, entre mi ensueño pero realmente no veía como poder llevar a cabo algo.

Los días pasaban tan rápido, a veces la buscaba, pero siempre la veía de lejos, era como inalcanzable, si ella recordará, me recordara y pudiéramos esta juntos de nuevo, muchas noches le escribía mensajes, pero terminaba borrándolos, jamás los enviaba creería que estaba loco, tal vez la asustaría pero la verdad no podía dejarla ir así tan fácil.

Mi emoción fue tan grande que de nuevo no pude dormir, estaría con ella de nuevo, era mi oportunidad y desde luego la aprovecharía de la mejor manera

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Mi emoción fue tan grande que de nuevo no pude dormir, estaría con ella de nuevo, era mi oportunidad y desde luego la aprovecharía de la mejor manera.
Al día siguiente completamente listo, salí, caminaría, me gustaba hacerlo sentía que era la mejor forma de conocer el mundo, pase a comprar unas flores, y después fui directo a su oficina, a lo lejos uno de los hombres de Draco me vigilaba de forma sutil, pero no me importó, seguí adelante, salude al vigilante y seguí conocía ya bien el camino. 

— Hermione me está esperando — le dije a la chica en la recepción

Me miro con ternura, supuse que era por las flores y me condujo a una de las salas en las que me había explicado Hermione tenían sus juntas con los directivos y empresas, abrió la puerta y la vi, sentada al frente de la mesa, con el traje sastre de rayas grises, tan profesional como siempre, me sonrió y le correspondí.

— Llegas puntual Harry — me dijo — pasa y siéntate con nosotros.
— Nosotros — repetí y mire hacia mi izquierda, Draco se servía un vaso de whisky con mucho hielo, me miro elevando una de sus cejas.
— Gustas algo — me acerco el vaso.
— No gracias — perdí la vista en las flores que tranquilamente me arrebató y las paso a la asistente indicándole que se verían muy bien en su escritorio, la chica las tomo y después desapareció.
— Tal vez debería volver otro día — dije
— Claro que no — Draco me sostuvo de los hombros — por qué no empezar de una vez y así terminaran antes, por cierto eres Harry...
— Potter — le indique alejándome un poco de él
— Potter — dijo riendo — que te sucedió en el ojo Potter — me sonrió con sarcasmo, claro que sabía lo que me había ocurrido.
— Deberías preguntarle a tus guaruras, tal vez ellos saben algo.
No dijo nada más, pero se acercó a Hermione y tomó su mano.
— Tenía entendido Harry que ya habías escogido un Modelo, se puede saber cuál fue...— dijo Hermione
— Era tu favorito, el que más te gustaba...
Ella se quedó observándome en silencio, tal vez buscaba entre sus recuerdos, deseaba que así fuera, que recordara y soltara la mano de aquel hombre, que me besara y saliera de ahí de mi mano, pero nada de eso pasó, volvió a sonreír y tomó sus bocetos.
— Cariño porque no le das la buena noticia a tu amigo de una vez — el rubio de nuevo hablaba.
La mire esperando, quería saber, fuera lo que fuera.
— Bueno la noticia es que decidimos casarnos el próximo fin de semana.

Sentí  como si mil agujas me hubieran pinchado, un dolor agudo recorriéndome por completo, todo estaba perdido, se casarían y después ya nada importaría, la había perdido y Draco se había salido con la suya.
— Si así lo quieres creo que yo no puedo hacer nada.

Me levante de la mesa y salí, sin despedirme, sin decir nada a nadie, ignore a todos los que me hablaban, no quería seguir en este mundo por qué la única razón por la que estaba ahí ahora ya no podía ser mi razón, como podría seguir adelante, como era posible seguir viviendo cuando el corazón estaba totalmente deshecho, destrozado, no quería seguir, de haber sabido que dolía tanto...

El ángel de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora