El ángel de la muerte.

18.Encuentro.

Pudieron ser horas, o tal vez fueron segundos, los médicos iban y venían, solo veía el reloj en la pared de la sala de espera, las manecillas que se movían, casi no parpadeaba, temía quedarme dormido de nuevo, alguien apretó mi hombro, cuando me giré la chica pelirroja me observaba, su rostro más pálido que nunca, los ojos hinchados nublaron su color, se aferraba a su bolso como si alguien fuera arrebatárselo.

— Me enteré hace poco — se sentó en el sillón a lado del mío — cómo va la cirugía.
— Aún no lo sé... — la vi de reojo aunque no me terminaba de gustar su presencia me daba un poco de calma. — nadie me ha dicho nada, ni siquiera Neville.
— Todo estará bien Harry, estará bien Hermione es muy fuerte.
— Me dijo que fuiste tú quien le contó la verdad — por fin me decidí a mirarla fijamente — Sí, cuando me fui de tu apartamento supe que realmente la querías y después ella, se veía tan deprimida, yo le dije la verdad, toda, incluso le conté que Draco y yo...no terminamos muy bien pero al final me disculpo, sé que no querrá verme aquí pero yo en verdad aprendí que es una mujer increíble y espero me de otra oportunidad, para ser buenas amigas.

Se veía sincera, inquieta, tal vez Ginny en verdad había cambiado, todos se merecían una segunda oportunidad, sabía que Hermione se la daría, por qué ella era así, confiaba en la gente, así que yo también lo haría.
—Iré por un café, quieres algo, has comido ya.
— No tengo hambre ahora — respondí
— Aún así te traeré algo, de acuerdo. — siguió hasta la cafetería.

Me levante y camine por el lugar, una caravana de hombres trajeados se acercaba por el pasillo, en el medio un hombre rubio de traje gris caminaba orgulloso con la mirada al frente, con los ojos en mi, el gesto de molestia se alcanzaba a distinguir a lo lejos. Era Draco. Se quedó en la recepción conversando, daba órdenes a la chica que no paraba de buscar en su computadora la información que el hombre requería, después de eso se acercó a donde me encontraba.

— La has visto — no se molesto en saludarme.
— Antes de que entrara a cirugía, estuve con ella todo el tiempo.
Sus ojos parecían reclamarme — Me acaban de informar que la cirugía está por terminar, los gastos están cubiertos y entrare a verla.
— Ahora sí te preocupa lo que le pase — le dije con sarcasmo — por qué no se notaba tu interés cuando estaba contigo, hasta la engañabas, no creas que no conozco a los tipos como tú, pero déjame decirte que ella no volverá contigo, no la mereces.
— Y tú sí — respondió altanero — un torpe sin futuro.
— Por favor, ni siquiera sabes quién soy.
— Eres el idiota que trabaja en la cafetería no, el perdedor que no tiene donde vivir, y el que busco la manera de apartar a mi mujer de mi, no eres tan distinto entonces, supiste aprovechar las circunstancias para tu beneficio.
— Señores — apareció Neville — ya terminamos, pudimos detener la hemorragia, todo salió bien, aunque aún se encuentra muy grave, esta noche es crucial para ella, esperemos que todo salga bien.
— Cuando puedo pasar a verla — se adelantó Draco
— Aún no es posible, ya les avisare.
—Entrare a verla quieras o no — me amenazo antes de buscar el lugar más cómodo del lugar.

Ginny había vuelto con un par de cafés y un pastelillo en las manos, casi se atraganta cuando vio a Malfoy sentado frente a mi hojeando el periódico, pero este ni siquiera se tomó la molestia de voltear a verla.
— Neville me dijo que todo salió bien pero que debemos esperar — me dijo y le dio un sorbo a su café.
— Sabes quién le aviso — señale con la mirada al rubio delante de mí
— Probablamente fue Seamus — bebió más — es su informante personal.
— Vaya ahora sé por qué me conoce tanto. Ese Seamus debe cobrar bastante bien.
— supongo que si — esbozo media sonrisa — es un buen tipo, pero sabes que Malfoy tiene el poder de persuadir, siempre obtiene lo que quiere.
— Pues conmigo no será así — lo mire con rabia — no dejaré que la vea.