19. Un contratiempo.

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Jamás conocí la verdadera ansiedad, el temor tan grande de perder a alguien y más cuando la amaba tanto, había perdido el apetito y quizá las ganas de vivir, me quede en el hospital día y noche, sin dormir bien, sin asearme, con la compañía de la pelirroja de vez en cuando y otros días con la incómoda presencia del hombre rubio que cada vez me molestaba más, no faltaban las ganas de romperle la bien perfilada nariz pero por mi bien me controlaba no quería que me sacaran y menos que me prohibieran la entrada.

Pasaban los días, Neville no me permitía pasar, me conformaba con verla a través del cristal que nos separaba, la extrañaba demasiado, no me cansaba de pedir que despertara, que la necesitaba a mi lado.

— Hermione está reaccionando favorablemente — escuche a Neville decirle a Malfoy, me sobre salte por qué le decía a él antes que a mí — de seguir así podría despertar muy pronto.
El rubio torció la boca antes de hablar — supongo que entonces puedo pasar a verla
Neville titubeo un instante, su mirada se encontró con la mía — Harry será el primero, después lo harás tú.
— Porque tendría que pasar antes, tiene algún privilegio acaso.
— No, pero él estaba con Hermione antes del accidente
— Y yo soy su futuro esposo — insistió el rubio
— Déjalo Neville — interrumpí — no hay problema si entra primero, pero no tardes o entrare por ti — lo amenace.

Sonrió con soberbia y lo vi dirigiéndose al lugar en donde mi bella se encontraba, me mordí la lengua para no gritarle que se detuviera, no era el lugar apropiado para discutir ya lo haría después.
El tiempo definitivamente no era mi aliado ya que pasaba tan lento mientras Draco se encontraba a su lado, cuando por fin salió corrí hasta la puerta, sin decir nada entre y la vi, había recuperado algo de color aunque aún sus labios carecían de ese rojo que tanto me gustaba.

La observe, suavemente toque su mano, me alegro encontrarla cálida, era un buen signo. — Despierta Hermione, te necesito — susurre a su oído — te estoy esperando, no me dejes, no podría seguir sin ti.
Sabía que me escuchaba, tenía que reaccionar. No faltaba un solo día en que le hablara, aveces le contaba de las cosas que sucedían en el mundo, las agradables desde luego, cosas que a mí en particular me sorprendían y que aunque quizá no eran relevantes para mí eran nuevas, aún no acababa de conocer todo, pero quería conocer el resto de su mano.

— Harry ven de inmediato Hermione despertó — aquellas palabras fueron como magia en mis oídos, el café se escapó de mis manos y salí corriendo detrás de Ginny.
Cuando llegue la puerta estaba totalmente cerrada, los guaruras de Malfoy se interponían, alcanzaba a ver un poco por el cristal, pero yo quería entrar.
Empuje a uno de ellos con todas mis fuerzas, Ginny se encargó del otro así me pude colar y logre abrir la puerta.

Ahí estaba, con los ojos totalmente abiertos, movía un poco las manos, respiraba por ella misma. Draco me miro pero no intento nada, simplemente sonreía casi como tonto.
— Hermione — me acerqué a ella — que gusto por fin despertaste — me acerqué más.
— Oye no la perturbes demasiado — dijo Draco sin dejar su sonrisa.
— Harry — por fin dijo mi nombre — qué haces aquí
— Yo estaba contigo antes de todo esto — la mire más de cerca. — tú y yo...
— Estabas con él cariño — Draco me aparto y le tomó la mano, se la llevó a los labios y la beso, tuve que respirar profundo.
— Si — titubeo — estaba diseñando un vestido para él, es decir para una amiga, no es así Harry.
— Sí — dije no muy convencido, algo extraño se notaba en su mirada. — Podrías dejarme a solas con ella, necesito hablarle a solas.
— No lo creo — dijo tajante Malfoy — es decir ahora no creo que sea bueno que la agobies con cosas del trabajo, ya podrán hablar después no lo crees mi amor — volvió a referirse a Hermione.
— No la llames así, ustedes terminaron.
— Que dices — note que Hermione se alteraba un poco. — Draco y yo nos vamos a casar, no recuerdas la fiesta de compromiso, cuándo fue, ayer... — nos miro desconcertada, fue cuando entendí lo que sucedía, ella me había olvidado y así todo lo que pasamos también, estaba viva pero no estaría a mi lado de nuevo.
— Me olvidaste — dije con desánimo — no recuerdas lo que pasó antes del accidente Hermione — ella cerró los ojos, tal vez haciendo algún esfuerzo.
— No recuerdo ni siquiera como es que sucedió esto — su gesto nervioso, confundido me entristeció aún más. — cómo sucedió.
Sentí una punzada en el estómago cuando ella le tomaba la mano a Draco y le suplicaba una respuesta — por qué estoy aquí.
— Saliste — intente adelantar la respuesta
— Así es, ibas en el coche — me interrumpió Draco — un idiota te golpeo, pero por fortuna ya todo eso quedó atrás — se sentó a su lado y de forma cariñosa le acomodó un mechón de su cabello que había caído sobre su rostro. Los ojos de Hermione se clavaron en los míos, pero no decía nada, tal vez quería recordar, encontrarle algún sentido a lo que ocurría, pero ahora le era imposible.
— Por qué no sales un momento — me dijo Malfoy — ve y respira un poco, estás más pálido que nunca.

Se portaba amable, trataba de controlar la forma de hablarme y también a ella, jamás lo había escuchado hablarle con tanta dulzura, como si en verdad la amara, pero yo sabía que eso era una cortina, no dejaría pasar la oportunidad que se le estaba presentando en ese momento, sabía muy buen como aprovecharla, me sacaría de nuevo de la vida de Hermione.
— Si lo haré — respondí más por no molestarla a ella que por ese tipo — pero regresaré a verte — mire a Hermione, ella me sonrió como antes, me sentí aliviado, haría que me recordara.

El ángel de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora