27. Una decision importante.

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Así que eso se sentía, dolía, pero me agarraba a la vida, los empezaba a ver, todos a mí al rededor, por qué eran tantos, por qué me miraban de esa forma tan sorprendidos, donde está Ron, por qué no es él, quisiera decirle algunas cosas, todos susurraban mi nombre con esas voces que me parecían tan dulces, melodiosas y relajantes, pero nadie me tomaba de la mano, porqué, no era mi tiempo, o acaso aún quedaba rezagado algo en mí que no los dejaba tocarme, abrí los ojos, ellos seguían a mí al rededor, angeles que me resguardaban, mire a la derecha, Narcisa abrazaba a su hijo, frente a mí un hombre vestido de blanco me tomaba, pero no era un ángel, era un...paramédico, volví a perder el sentido.

— Qué hago aquí — me levante, el lugar era totalmente blanco, tanto que podría lastimar los ojos si lo mirabas tan directo — por qué estoy aquí y no en el paraíso.
— Porque tienes razón, no es tu tiempo — escuche la voz de Dumbledore — estas, digamos que en un trance. Un viaje para darle un descanso a tu alma.
— Entonces quiere decir que estoy vivo — me lleve las manos al pecho
— Técnicamente — susurro — solo que necesitabas despejarte un poco, es demasiado para ti en tan poco tiempo, parece que todo te a sucedido Harry y eso a veces cansa.
— No creo que sea eso, pero la gente realmente me a sorprendido, me dispararon — dije con algo de gracia — y lo único que deseaba ver y oír era a Hermione, solo pensaba en su tranquilidad, es lo único que deseo — espero que este bien.
— Lo está, aunque muy preocupada por ti, no se ha despegado de tu habitación ni un solo segundo, tal como tú lo hiciste también, sabes ella estuvo aquí un tiempo, hablaba de ti, de lo mucho que le sorprendía tu forma de ser, decía que eras único y que era afortunada por tenerte
— Pero cuando despertó no me recordaba
— Creo que el cuerpo humano a veces es ajeno a su conciencia, por eso cuando lograste que volvieran a conectarse, te recordó, pero créeme Harry, ella siempre supo que te amaba.
— Cuando vuelva, cree que me suceda eso... — me angustie
— No lo creo — me sonrió — pero lo que sí sé, es que vendrá algo bueno para ti — nos acercamos a lo que parecía un acantilado — ahora salta, todo estará bien.

Mire el vacío, la luz se terminaba en un gran agujero negro, la conexión a la tierra, mi mundo mortal, me despedí de Dumbledore y después salte, al principio no sentí nada y después un frío que quemaba me comenzó a penetrar la piel, sentía que se desgarraba, en dos segundos el frío se transformó en un calor insoportable, sentía que la ropa se pegaba a mi cuerpo casi derretida, en mis oídos los lamentos de dolor de las almas que penaban gritaban pidiendo ayuda, pero no podía hacer nada, me era imposible moverme hasta que el golpe seco me obligó a dormir.

Cerca de mi mano sentí el suave cabello de Hermione, abrí los ojos y la vi, se había quedado dormida a mi lado, lo mejor de todo, la recordaba perfectamente.

— Hermione — articule de forma suave para no asustarla, pero no lo pude evitar, abrió los ojos en seguida sobresaltada y me miro con sorpresa, se llevó las manos a la boca y empezó a llorar de emoción — que sucede
— Despertaste...— me sonreía — te amo — me llenó el rostro de suaves besos — estaba tan desesperada, pero jamás perdí la fe sabía que ibas a despertar.
Intente incorporarme pero una punzada en el abdomen me lo impidió — fue Lucius — le dije — fue quien me disparo Hermione, no creí que pudiera hacerlo pero...esta loco, tenía una mirada que...quizás no pueda olvidar.
— Lo harás, todo lo malo lo olvidaremos, yo te ayudaré lo prometo — me besó en los labios.

Mi recuperación aunque dolorosa no me llevo tanto como lo imaginaba, además Hermione me cuidaba bastante bien, decidimos que podíamos vivir juntos así que me mudé a su apartamento así yo también podía cuidar de ella; la gente ya no murmuraba al menos no como antes, pero no le dábamos ya importancia, queríamos empezar nuevamente, mejor y tranquilos.

Regresé a mi empleo en el hospital, realmente Neville era muy bueno conmigo, intervino para que me pudieran en un mejor puesto así que era encargado de administrar los medicamentos, aunque tenía mucho que aprender, me esforzaba demasiado y la mejor recompensa era verla dormir, tranquila y apacible, a veces pintaba una ligera sonrisa mientras soñaba y yo disfrutaba tanto de esos momentos.

— Realmente eres afortunado Harry...
— Lo sé, el más afortunado de la tierra — le respondí a Ron quien se había aparecido junto a mí en la cocina — ella es lo mejor de mi vida...
— Supongo que darás el siguiente paso no es así — me miro con desafío
— Cuál  es el siguiente paso — pregunte angustiado
— Casarte con ella, ser su esposo, no es lo que quieres.
— No sé si ella quiera casarse ahora, con todo lo que sucedió con Malfoy y su familia, tal vez en lo que menos piense es en una boda.
— Que lastima, seguramente se hubiera visto muy bien con  ese vestido...— hablo con tono de broma.

Lo medite bastante en esos días, ella aún no encontraba empleo, tal vez el pensar en una celebración no haría más que sofocarla, pero y si ella también lo deseaba, si quería casarse conmigo.  Entre a la joyería buscando un anillo, algo no muy grande, pero que expresara muy bien lo que sentía por ella y lo encontré, el detalle perfecto.

Llame a su madre y le conté mis planes, la mujer se emociono demasiado y decidió ayudarme en lo que le pedía, tenía que distraer a Hermione un par de horas, lo cual hizo, fue cuando aproveche y prepare la mesa, una cena romántica como esas que había visto en las películas, en el centro coloque las flores y en mi bolsillo el anillo.

La espere, cuando escuche la puerta cerrarse mi corazón se aceleró, pero estaba listo, no era más que la adrenalina preparándome para lo que vendría.

— Y a que se debe — me sonrió coqueta
— A ti, a todo lo que me has dado, todo tu cariño — me acerqué a ella — por qué no creo que exista otra mujer que me complemente tanto como tú lo haces y por qué te amo...— busque en mi bolsillo la delgada joya — por eso es que quiero pedirte...que te cases conmigo, Hermione quieres ser mi esposa...

Sus pupilas se dilataron, me apretó la mano con fuerza, para abrazarme después y con un susurro en mi oído respondió "sí, sí quiero..."

El ángel de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora