13. Engaño.

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Cuando llegue a la casa me sentía cansado, pero no era por haber corrido casi veinte cuadras sino por qué tantas emociones me agitaban, ser un humano era bastante difícil y no sabía si podría continuar, qué pasaría después, me querrá ver de nuevo, responderá alguna de mis llamadas, siquiera vera alguno de mis mensajes, sentía que lo había echado a perder, todo por dejar que mis impulsos actuarán. Como era posible, como pude permitirlo; grite, me tire al suelo y de pronto mis ojos se nublaron, quería regresar, pero quería estar con ella, la necesitaba demasiado y necesitaba saber que estaba bien, que mi tonta forma de actuar no la había perturbado.

— Es confuso — escuche una voz detrás de mí — todo lo que estás sintiendo Harry, todo eso que hay en tu mente, en tu corazón, no sabes cómo manejarlo por qué jamás tuviste la necesidad, por eso no le doy ese tipo de sentimientos a mis ángeles, no les hace falta ya bastante tienen con lidiar con las almas, que si sintieran más no podrían con el trabajo, así que deberías de sentirte afortunado por poder conocer todo esto, a pesar del dolor que te causa, eres libre de decidir si te afecta o no, si avanzas o si te quedas estancado en la frustración, siempre es así, es con lo que viven todos los seres de este planeta, por eso son tan felices con nosotros, se olvidan de todo lo que les confunde, lo que los angustia y todo tiene sentido, pero para ti Harry sé que todo esto es insoportable, pero créeme mi amigo que lo superarás.

— ¿Cómo? Es posible, dígame, le hice daño, ella está bien, puede verla...

Dumbledore sonrió, desvíe la mirada, ni siquiera me sentía capaz de mirarlo, no me sentía digno de nada.

— Le llaman conciencia, eso que tanto te aprisiona, que hace que te culpes, aquí le llaman así, pero tú lo conoces con otro nombre, alma, es lo que has adquirido con el tiempo que has pasado aquí, es lo mismo que hace que te sientas bien cuando estás con Hermione y es también la que hará que tomes la mejor decisión, no hay mucho tiempo ya Harry, solo sé fuerte.

Quería saber más, tenía tantas dudas, pero había desaparecido después de eso, sabía que si seguía hablando me escucharía, pero en ese momento el móvil timbro y vi el mensaje de Hermione, se disculpaba por haberse ido de pronto y seguía ofreciéndome su ayuda y no podía dejar de leer la palabra "amigos " que había enfatizado al final del texto. Todavía quedaba una esperanza, seguíamos siendo amigos. Mire hacia arriba, sonreí y di las gracias.

En las noticias la nueva más importante era la próxima celebración de la boda del empresario famoso, el cual siempre aparecía rodeado de personas que parecían falsas, ella no encajaba, no en ese círculo que el disfrutaba, recuerdo un día cuando conversaba con Neville, decía que Draco siempre aparecía en eventos de caridad, siempre ofrecía su apoyo a empresas que de alguna u otra manera le dejaban ganancias a él, era inteligente y sabía manejar muy bien a la gente, no sólo a la que trabajaba con él, sino a todo aquel que se atravesaba por su camino, pero en el fondo era frío, aunque en las entrevistas siempre parecía sonriente y amistoso, por qué no hasta noble, pero nunca asistía a alguna comunidad, hospital o asilo sin una cámara a su alrededor, sabía bien lo que hacía y por lo tanto lo que quería.

Tenía que dejar de concentrarme en mis sentimientos y pensar en su bienestar, no lo quería cerca de ella.
Cuando la vi de nuevo, el estomago me dio vueltas pero respire y logre guardar la calma, era necesario que me viera relajado, casi como si aquel beso no hubiera significado nada, aunque realmente fuera todo lo contrario.
Después del almuerzo me di valor, bebíamos un poco de café, era el momento.

— Hermione hay algo que tengo que decirte, yo, es decir desde hace tiempo, Hermione no puedes casarte con Draco — me miro algo confundida — el no es un buen tipo, es probable que te engañe, lo vi con alguien — me detuve antes de decirle con quien la engañaba, pues confiaba en que ella lo intuiría — no sigas con los planes.
— Harry no creo que debas involucrarte en eso, entiendo que en aquella ocasión en que nos besamos pudo ocurrir algo pero debes saber que no dejaré a Draco, espero me entiendas y no deberías decirme tales cosas sabes lo que me haces sentir, decir que me engaña, digo tienes alguna prueba, algo que compruebe lo que estás diciendo por qué de lo contrario no tiene validez para mí y Harry creí que entenderías, entre nosotros no hay nada...— titubeo y me tomo de la mano — no, por qué no puede pasar...lo siento.

Se mordió el labio, apretó con fuerza mi mano para después soltarme y salir rápidamente del café; al menos lo había hecho, ya estaba, no me creyó pero esperaba que por lo menos la duda la pusiera al tanto y tuviera cuidado, que pensara antes de seguir con él.
Me tomé un respiro me quedaban un par de días sobre la tierra, quería aprovecharlos, aunque lo que más deseaba era verla, no la buscaría más, ella me lo había dicho y era verdad, entre nosotros jamás ocurriría nada, ella era una ilusión, una hermosa fantasía, alguien a quien de forma eterna llevaría conmigo pues me enseñó todo lo bueno que este mundo puede ofrecer.
Visite algunos lugares que ya había visto pero que por mi condición no podía disfrutar, ahora lo podía hacer, podía respirar los aromas de la ciudad, sentir el viento.
Pero a la noche siguiente, recibí una visita inesperada. Cerca de las diez de la noche llamaron a la puerta, Neville estaba de guardia y decidí quedarme esa vez en casa, me sorprendí cuando la vi en la puerta, un vestido entallado azul rey destacaba su cabello rojo muy brillante y dejaba al descubierto sus largas piernas, me sonrió con un toque de coquetería, la invite a entrar, quizá tenía noticias de mi chica.

— Neville me dijo que esta noche estabas libre y pensé en hacerte un poco de compañía, ya que te has negado a salir con nosotros.

Lo decía por qué en un par de ocaciones me llamó para invitarme a salir con la pareja sensación, pero no me agradaba la joven.
— Espero me disculpes Ginny pero no suelo ser muy extrovertido — torcí la boca.
— Te entiendo aunque la verdad es que no lo pareces — de su bolsa saco una botella que no había notado, camino hasta la cocina y parecía que sabía perfectamente bien en donde se encontraban las copas pues las localizó en seguida y sirvió un poco de vino en cada una — creí que eras del tipo rudo, ya sabes, chaqueta negra y motocicleta, de esos que viajan con el viento — sonreía con descaro y se acercó a mí, en un intento de seducción acercó la copa a mi boca, simplemente le di un pequeño sorbo.
— Y dime Ginny — me aleje de ella — tú sales mucho, con chicos o solo con uno — intente darme a entender.
— Tengo muchos amigos si te interesa, pero ninguno es especial, ya sabes, hace tiempo que no tengo una relación formal.
Me imaginaba por qué, siempre parecía seducir a cualquiera, quien podría tomarla en serio.
— Pero ahora creo que podría arriesgarme con alguien — me tomo de la mano y nos sentamos en el sofá, se encontraba más cerca de mí cada vez y se esforzaba por qué bebiera de mi copa, realmente era delicioso pero el hecho de tenerla tan cerca le daba mal sabor al vino. — me gustas Harry y mucho. — su mano empezó a tocar mi rodilla y aunque lo evitaba mi cuerpo reaccionaba a su toque, sin duda esa mujer sabia como hacer las cosas, me aleje un poco, pero me siguió. — pareciera que me tuvieras miedo Harry.
— No, es que, eres muy hermosa y creo que no es correcto.
— Déjate de tonterías — acercó de nuevo la copa y la vertió en mi boca, la bebí completa, lo último que vi fueron sus ojos verdes y esa sonrisa macabra.

El ángel de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora