20. Decepción.

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Aunque verla feliz a su lado no me gustaba, me conformaba con saber que estaba bien, día a día se recuperaba y yo no podía estar con ella, siempre había alguien vigilando la puerta, o en el peor de los casos Draco se encontraba dándole la sopa en la boca o acariciando su cabello mientras dormía, no confiaba en sus intensiones, no podía cambiar tan fácil, o estar a punto de perderla lo habría cambiado, recordé el sentimiento ese, cuando la veía, sin moverse, con tantos aparatos conectados a su cuerpo, acaso Malfoy también se había sentido así, impotente, al borde de la locura, tanto a tal grado de cambiar y darse cuenta de lo mucho que la amaba y ahora, cuando ella no me recordaba, era su oportunidad mostrarse cariñoso, conquistarla de nuevo, alejarla de mí y quitarme esa misma posibilidad de hacerla recordar lo que sentía por mi, no lo sabía, no quería creerlo, por qué antes tenía que recordar y entonces, si ella decidía seguir con él, yo me alejaría, pero hasta que eso sucediera no la dejaría.

— Mañana la daremos de alta — sentí la mano de Neville sobre mí hombro
— me da gusto, se recuperó tan rápido, pero por qué aún no recuerda lo que sucedió, por qué me tuvo que olvidar.
— Es cosa de la mente, el shock por el impacto, su mente lo quiso bloquear y bueno con eso se llevó un par de semanas.
— Las mejores de mi vida...— seguía afuera sin tener el valor de atravesar la puerta — crees que sea bueno, decirle lo que sucedió entre nosotros, o es preferible dejar que ella lo recuerde sola.
— Eso sería mucho mejor, pero podría llevar su tiempo.
— y para ese entonces ya va a estar casada...
— Acércate a ella, que te conozca de nuevo, no permitas que te la quite — sonrió — creo que eres mucho mejor partido que él, además ella necesitará mucho apoyo, tú eres el mejor para eso.

Una hora era la que Malfoy y su seguridad desaparecía del edificio, no había hablado con ella desde el día en que despertó y me ignoro pero Neville tenía razón, debía estar a su lado, lo único que estaba haciendo al alejarme era darle más oportunidad a Draco de que siguiera adelante, ahora era mi turno.

Llame a la puerta en una sola ocasión, espere su respuesta y entre, debo ser sincero esperaba que no me recibiera con tanto animo, pero su sonrisa logró que todo en mi vibrara de emoción.

— Te ves muy bien — le dije de forma amable.
— Tu no mucho Harry, no has dormido bien...— que te trae por aquí.
— Quería saber cómo seguías — omití decirle que no había día en que no deseaba verla, que no me había movido de ahí desde que ingresó, pero simplemente sonreí — al parecer pronto saldrás de aquí.
— Sí, ya estoy bastante aburrida, quiero volver a mis vestidos, trabajar contigo — por un momento el destello en sus ojos fue el mismo con el que me miro antes de salir aquel día del accidente.
— Te gustaría salir y dar una vuelta conmigo.
— Aquí, en el hospital...
— Sí, hay un lugar que te gusta...— me interrumpí a mí mismo — estoy seguro que te gustara.

Le ayude a levantarse, su mano tomó la mía, el rayo de electricidad me recorrió por completo. Con pasos lentos la conduci hasta él área infantil, le mostré de nuevo el corredor lleno de dibujos, en donde los de Sally aún permanecían. Los miraba y sonreía, también había olvidado aquel lugar. Algunos de los niños se acercaron a nosotros dos de ellos la reconocieron en seguida, aunque no deseaba que hiciera algún esfuerzo ella se empeñó en leerles un rato, yo la admiraba como siempre ese halo que la rodeaba lleno de perfección y magia, algo que hacía que la amara demasiado aún sin poder estar con ella, volvía a ser como antes, algo complicado y lejos de mi alcance. Después de un rato por fin salimos, los chicos se quedaron contentos de verla, sobre todo yo estaba tranquilo, pasar unos minutos a su lado era lo que más deseaba.

— Hermione dónde estabas cariño — apareció mi tormento.
— Harry me llevo con los niños, son maravillosos, debería visitarlos más seguido.
— Eso sería genial Hermione — intente interponerme entre ellos, pero Draco con total sutileza me hizo a un lado.
— Tal vez cuando estés mejor, no lo crees preciosa — se acercó para besarla, pero Hermione discretamente se negó.
— Te ha dicho Neville por fin mañana saldré de aquí, no aguanto más la cama del hospital.
— Claro que me aviso y con su recomendación me permití comprar un par de boletos, para ti y para mí que dices, como lo hemos platicado, no vamos un par de meses al Caribe y otro par a París, te gustará.

Mis ganas de abofetearlo se habían incrementado, se quería llevar a mi chica, lejos.
— No...— dijo Hermione mirándome de reojo — Draco por qué no lo dejamos para después de la boda.
— Pero para eso aún falta, yo quiero que te alejes un poco de todo esto y puedas reponerte del todo.
— Y lo haré, pero creo que la mejor forma de recuperar todo es volviendo a mi vida, la que tenía antes — note que Malfoy se molestaba, era más que lógico que no quería que recordara nada, no le convenía.
— No quiero que te pase nada, está bien respetaré tu decisión, pero prométeme que cambiaremos la fecha de la boda.
— No entiendo para que aún debo arreglar bastantes cosas y no podría adelantarla.
— Deja todo eso en mis manos, yo me encargo, sabes que tengo los contactos indicados, para poder hacer cualquier cosa, el lugar que te gustaba, lo puedo reservar, si quieres para mañana.
— No — dijimos al unísono Hermione y yo.
— Draco es tan apresurado...— parecía algo tensa
— No entiendes, quiero cuidar de ti, que pasemos todo el tiempo posible juntos, no puedo estar lejos de ti, te amo demasiado Hermione.

Supuse que la convenció por qué después de eso fue ella quien buscó la boca del rubio para besarlo, el corazón se me volvió pedazos. Salí corriendo del hospital, sentía que si seguía ahí el pecho me explotaría, no podría hacer nada, si ella ya había aceptado, no estaría conmigo nunca y tendría que aguantar el amor que sentía por ella y que no podría acabar jamás. 

El ángel de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora