9. La fiesta.

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Como si estuviera cubierto por una ligera capa de hielo azul, aquel lugar destellaba, el brillo de las mantas translúcidas, las lámparas que colgaban con millones de diminutos diamantes  al rededor  que podrían dejar ciego a cualquiera que las mirara directamente , era tan fuerte la luz que por un momento me recordó el lugar del que venía, aquel túnel por el que atravesaban las almas al dar su último suspiro.

Pero yo solo buscaba a Hermione, me preguntaba si me recordaría, si estaría molesta por no acudir a la cita, o si acaso ni siquiera recordaba que existía.

— Neville creí que no vendrías — cuando la vi acercarse a nosotros quise gritarle que se fuera pero me venía bien saber un poco a cerca de ella. La pelirroja llevaba un escote en la espalda bastante pronunciado, lo que lograba que la mayoría de los hombres la voltearan a ver, intuí que era una chica ligera, seductora.  — Quién es él, es muy atractivo, acaso eres un nuevo cirujano — camino hasta mi agitando las caderas casi desenfrenadamente.
— No, él es mi amigo, Harry...  — Neville se encargó de presentarme.
Tome su mano pero de inmediato ella se lanzó a mi rostro y me besó la mejilla, no paraba de sonreírme y parecía que buscaba tocarme con cualquier pretexto, un brazo, la mano o el rostro, era bastante incómodo y ni Neville parecía disfrutar de su compañía ni su charla vana sobre cómo fue que escogió aquel deslumbrante vestido.
— Prométeme que bailaras conmigo aunque sea una pieza — dijo antes de retirarse. Asentí con la cabeza pues sentía que si me negaba ella insistiría, era más fácil terminar de esa manera.

Volví a mi búsqueda cuando por fin la vi aparecer, llevaba el cabello recogido, el labial rojo hacía destacar su mirada, saludaba y sonreía, parecía contenta y después a su lado ese tipo, Malfoy, bien peinado como siempre, con el aire de frivolidad hasta en sus pasos, no eran una buena pareja, no se complementaban, no existía algo en común.

De repente sus ojos, aquellos dulces avellanados ojos que me habían robado el aliento me miraban, no dejaba de hacerlo y yo solo quería decirle todo lo que sucedía con esa mirada, soltó el brazo de su futuro esposo y lentamente se acercó a mí o eso creí hasta que se detuvo, justo frente a mi amigo.

— Que gusto verte, te extrañaba tanto — lo abrazo con fuerza y fue entonces cuando descubrí que no era a mí a quien miraba sino a Neville, pero ahí estaba a unos pasos de mi, a unos centímetros.
— Yo también te extrañe — le comentó — pero bueno sabes que el trabajo ocupa casi todo mi tiempo y así es mejor me distraigo y olvido un poco que Luna ya no está.
— Si a veces yo tampoco puedo creer que ya no está aquí, la hecho de menos, mucho, era mi mejor amiga Neville, no sabes cuánto quisiera que estuviera aquí sobre todo ahora que me voy a casar.
— Claro, felicidades — después de ese último comentario los dos de forma intuitiva me miraron.
— Harry cierto — mí nombre en su voz sonaba dulce y lo mejor de todo era que me recordaba. — siento no haber llegado a la cita, yo quise avisarte pero no sabía dónde encontrarte...de haber sabido que conocías a Neville...te pido una disculpa pero podemos reagendar la cita.
— Piensas casarte y no me dijiste — Neville bromeó — por qué si sabes a qué se dedica.
— Claro que lo sé y es una buena idea. — mire a Hermione, sus manos se encontraban muy cerca de las mías, solo pensaba en tocar una de ellas, saber cómo se entra su piel, si era cálida, o si el calor no está presente.
— Entonces te veré pronto — dijo y se alejó contenta.

No conocía mucho de fiestas, es decir no de ese tipo, la gente se mantenía animada, charlaba y reía, felicitaba a los futuros esposos ( si lo permitía ) y bailaba. Una vez quise aprender a bailar, una de las ancianas quiso darme algunas clases pero no era tan fácil mantener el juego de pies, se me complicaba definitivamente no había sido creado para eso. Pero tuve que hacerlo, la bella pelirroja se aferró a mí y aunque no me caía bien pensé en que si llegaba a entablar una plática con ella podría sacar algún tipo de información que pudiera incriminarla, así que la seguí a la pista; no existía duda de lo hermosa que era, de la gracia y sensualidad que mantenía en cada movimiento algo que me causaba angustia ya que no podía seguirle el paso, la melodía agitada complicaba aún más que pudiera siquiera seguir algún ritmo.

— Sabes que me gustaría — se acercó un poco más a mi — que fueras conmigo a la boda — dijo casi a gritos para que pudiera escucharla, estaba seguro de evitar aquel Suceso así que asentí sin darle mucha importancia.
— Herms!— grito — Hermione por aquí
Mi chica se acercaba de la mano de ese rubio con sonrisa desafiante, hasta ese momento no había tenido la desgracia de ser presentado pero no me preocupaba.
— Ginny, conoces a Harry que gusto — dijo con esa voz dulce — te presento a Draco Malfoy — lo miró — amor, él es Harry.
— Es un gusto — pronunció pero sin dejar el gesto de desagrado algo que yo temía también tener en el rostro.
— Me dejarías bailar con el futuro novio, amiga — con descaro dijo Ginny. Pero Hermione se apartó y les dio espacio.

La pista se obscureció por un instante, del techo candiles se encendieron con una luz tenue dando un ambiente bohemio, la música sonó y entonces todos habían desaparecido, me sonrió y dio media vuelta, pero un impulso fuerte a la altura del pecho me hizo tomarla de la mano antes de que saliera de la pista, volvió el rostro y me miró directo a los ojos, las luces brillaban en ellos, sin pensar realmente en lo que estaba haciendo la atraje hasta mi, mis manos buscaron su cintura y de forma involuntaria colocó sus brazos al rededor de mi cuello, no sabía lo que pasaba dentro de mi, todo parecía funcionar a mil por hora y no pensaba en el lugar o en quien me estuviera observando, no pensaba en lo que tenía que hacer, ni mucho menos en volver por las alas, lo que sentía estando con ella, sintiéndola cerca de mi, respirando el mismo aire, eso era lo que deseaba, y quería que fuera para siempre, por qué ningún paraíso se comparaba con ella, con ese momento, con su presencia frente a mí y daría todo por que así fuera, por quedarme con ella. Por quedarme con Hermione.

El ángel de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora