El abrazo de un Ángel

Capítulo 9

"Elijo la mentira, la dulce ignorancia en lugar de la amarga verdad".

Emma.

No lo he vuelto a ver, a pesar de que me dijo con tanta vehemencia que no me dejaría, y que iba a volver. Ha pasado un largo tiempo. 18 meses para ser exactos. Semanas que se han extendido y que él no ha estado presente; y para hacer la historia un poco más trágica, Daniel ha desaparecido. He llamado, lo he buscado, él simplemente se esfumo.

Y Jaén, mi loco ángel, no responde a mi llamado, por más que le grite no aparece, supongo que aun me cuida. ¿Por qué aun tengo un ángel guardián que cuida de mí? O ¿No? Un frio sacude mi columna vertebral. Tantas preguntas que asaltan mi mente, terminaran por volverme loca.

No lo entiendo, no entiendo el por qué se fue. ¿Por qué no volvió?, ¿Qué bicho raro le pico a Jaén para no aparecer más por aquí?, ¿Daniel está bien? , ¿Una nota? , ¿Mensajes de humo? ¡Existe el Internet! Y Clarión, su desaparición es la que más me traiciona.

Con respecto a mi novio fugitivo. Le he llamado y salta a su buzón de voz, he ido un par de veces a la tienda de tatuajes y esta chica tan extraña solo me dice que no sabe nada de él, cuando la conocí me pareció agradable. Luego al comenzar a salir con Daniel ella se mostró algo escéptica, pero era amable conmigo. Hasta que él desapareció y ella comenzó a ser muy hostil, como si yo tuviese la culpa de ello. Ese día Helena estuvo a punto de agarrarla de los cabellos, sonrío al recordar el altercado, pero esta chica fue tan fría, no se inmuto con la algarabía que monto mi mejor amiga; supongo que después de todo Daniel no era sincero. Y qué más puedo hacer. He hecho lo posible a mi alcance para poder contactarlo. Las palabras de Julie hacen eco en mi memoria: "Cariño si algo malo le sucedió ya estaríamos informadas, simplemente no quiere que se le encuentre"; en pocas palabras, no quiere estar cerca de mí. Pensé que me dolería, pero la verdad después de haber besado a Clarión, fue como si un peso se me haya quitado de encima.

Y las suposiciones de Helena van desde que está casado, a que él haya muerto, esta última me produce un escalofrío, pero como dijo Julie, ya tendríamos noticias de ser así. No le amaba, pero le tenía mucho afecto, y me encantaba estar con él. Llevábamos saliendo un tiempo, eso debe contar para algo, ¿no? No llevamos la relación a otro nivel porque siempre éramos interrumpidos, yo quería experimentar, pero algo dentro de mí, no se sentía a gusto. No sé si es lamentable que aun tenga 20 años y siga siendo virgen, aunque debo confesar que me agrada ser yo quien tome esa decisión y no mis hormonas, o un estado de borrachera, ni siquiera la presión de mi mejor amiga, aunque nunca hemos hablado del tema, además, mi vida y la de ella son diferentes.

Me recuesto en la cama, pienso en mi vida en estos últimos años, después de mis 14 años todo se iría al traste, y aunque no vivía en un mundo color rosa, quería ser abogada como mi madre, esperaba que papá estuviera ahí cuando alcanzara ese objetivo y ver su sonrisa orgullosa.

Suspiro y aprieto mis ojos esperando con ello evitar que las lágrimas caigan. He vivido todos estos años en piloto automático, como si me programara, alguien dice "haz esto y aquello" y yo obedezco, solo sigo ordenes. Lo único espontaneo que he hecho en estos años es salir con Daniel y el muy cretino me dejó sin avisarme siquiera, por lo menos decirme "Oye, eres muy extraña, así que mejor terminamos". Una nota, un texto. Nada, él solo se fue a visitar a unos "parientes" y ya no regreso.

"Eso no es lo único que hiciste de manera espontanea", me recuerda esa vocecita interior. De mí sale un resoplido enojado, giro y me coloco de lado viendo hacia la pequeña ventana de mi habitación. Le doy la razón a mi consciencia. Lo más espontaneo y atrevido que hice fue besar a un ángel, sí, literal. No es ninguna locura. Lo bese con todo lo que soy, le entregue todo en ese beso.