Capítulo 17.

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Narra Ari.

Despierto a la mañana siguiente, me giro y veo el otro lado de la cama vacío, pero a juzgar por como están las sábanas Eric ha dormido conmigo, siento miedo y me da asco solo pensarlo.

Bajo las escaleras y no oigo a nadie, le llamo varias veces pero no responde, desayuno y salgo a la calle.

Hoy estoy dispuesta a ir a la escuela de baile, le gustara a quien le gustara.

Llego allí, entrego los papeles, y me explican como van a ser un poco las clases y como se hacen las cosas allí.

Salgo y lo único que pienso es que por fin estoy oficialmente en la escuela de baile, es uno de los días más felices de mi vida, aunque también va a ser uno de los más complicados, no sé como va a reaccionar Eric, pero de momento es mejor que se lo oculte... Sé que está mal ocultárselo, pero no quiero que me vuelva a pegar, y sé que la próxima vez que lo haga será peor que la anterior.

Llego al trabajo y allí están María y Noelia, que me miran con cara de compasión.

Ari: No soporto que me miréis así, ya os dije que me lo hice bailando -digo con un tono bastante borde, pero a la vez triste porque me duele engañarlas aunque no se crean ni una palabra de la que digo.

Noelia: ¿Hasta cuando vas a seguir engañándonos? -se acerca a mí.

Ari: ¿Qué os hace pensar que os engaño? Porque estáis muy confundidas.

María: Vamos Ari... ¿De verdad piensas que nos creemos que todos esos moratones y esas heridas te los has hecho bailando porque llevas años sin bailar y estas desentrenada?

No puedo más y rompo a llorar y las dos vienen a abrazarme. Me duelen las palabras que me están diciendo por el simple hecho de que me están diciendo la verdad, y duele.

Noelia: Ari... No llores, ese cabrón no se merece una lágrima tuya -dice sin dejar de abrazarme.

María: Noelia tiene razón, no se merece ni una lágrima tuya -me da un beso en la mejilla. Ari, ¿desde cuando lleva haciéndote esto? Te juro que si le pillo, le mato.

Ari: Noelia, tendría que haberte hecho caso desde un principio... Me arrepiento tanto -digo secándome las lágrimas. Lleva así desde que nos fuimos a vivir juntos, al principio pensé que había más roces por la convivencia. Hace un mes más o menos cuando me llegó la carta de la escuela empezó a decirme que la rechazara que nos quitaría tiempo para nosotros y cosas por ese estilo, pero hace una semana más o menos empezó a pegarme, y a forzarme. Ha sido él que me ha hecho esto, todos estos golpes y heridas me los ha hecho él -vuelvo a llorar a lágrima viva.

Noelia: Mi vida... No llores más. Sé que me tendrías que haber hecho caso desde un principio, pero ahora eso es lo de menos. Tenemos que alejarte de ese monstruo cuanto antes -seca mis lágrimas.

María: Sí, para empezar esta noche duermes con nosotras, no vas a volver a esa cárcel nunca más -vuelve a abrazarme. 

Ari: Gracias chicas, pero debo... debo... debo volver a casa, si no lo hago me buscará y cuando me encuentre ocurrirá lo peor -me cuesta sacar las palabras y bajo la cabeza.

María: ¡Ari, no podemos dejarte volver, no con Eric allí! -grita con rabia.

Noelia: María, es cierto que no queremos que vuelva a casa, pero si ella no quiere hacernos caso no podemos obligarla -suelta dolida. Te dejaremos la puerta bien abierta para cuando quieras volver, pero piensa que tal vez cuando quieras volver sea demasiado tarde para ti -dice con un tono triste.

Se puede notar la tristeza y el miedo, pero sobretodo tristeza en las voces y en los rostros de María y Noelia, tristeza por mí, por la situación que estoy viviendo.

No voy a aguantar mucho más y lo saben, pero por mucho que quiera irme con ellas y no volver nunca más, no puedo hacerlo, al menos si quiero seguir con vida, ellas no saben que Eric es capaz de matar con tal de que vuelva a su lado.

Ari: Chicas, de verdad que lo siento mucho, no quiero volver a casa, pero debo hacerlo si quiero seguir con vida, ¿no entendéis que Eric es capaz de todo hasta de matarme si no vuelvo con él? -digo entre sollozos.

Noelia y María vienen y me abrazan, están sufriendo mucho por mí, y eso es algo que no quiero, me duele verlas así por mí.

(...)

Después de nuestra intensa y dura conversación que hemos tenido, la mañana está tranquila, estoy sola en la tienda, María y Noelia tenían un descanso y han salido.

A penas 15 clientes entran por la puerta, hasta que entra alguien que ni por asomo esperaba.

XX: Vaya, Ari ¿trabajas aquí? -sonríe pero esta vez me mira con tristeza.





Liberas Mis Alas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora