Liberas Mis Alas.

Capítulo 61.

Narra Ari.

Camino llorando por las calles de Los Ángeles hasta la casa de las chicas. En estos momentos necesito que estén conmigo más que nunca.

No me entra en la cabeza que Pablo haya sido capaz de hacerme esto. Me amaba, o eso decía...

Ya sé porque estos días estaba tan distante y frío conmigo, era por ella, por la que estaba en nuestra cama. A saber cuanto tiempo llevan juntos a escondidas y yo como una idiota creyéndome todo lo que él me decía, todas sus palabras de amor, sus gestos hacía mí, todo...

Por estúpida he vuelto a caer. Sabía que no tendría que haberme vuelto a enamorar y menos de él, un personaje público, un hombre al que miles de mujeres desean.

Llego a casa de las chicas y llamo.

Abre Noelia y al verme llorando viene a abrazarme.

Ari: ¿Sigue en pie lo de salir a emborracharnos? -pregunto con una risa fingida pero aún con lágrimas en los ojos-

Noelia: Pero Ari... Claro que sí sigue en pie -me abraza- ¿Qué te ha pasado?

Ari: Pablo... -lloro en su hombro-

Noelia: Dime... ¿Qué te ha hecho?

Ari: Él... Él... -me es imposible seguir, las lágrimas me ahogan-

Noelia: Venga, vamos dentro. Necesitas hablar -yo asiento y entramos- ¡María, ha venido Ari! -grita desde abajo de las escaleras y María baja-

María: Ari... ¿Por qué estás así?

Me siento en el sofá y Noelia me trae un vaso de agua. Bebo, me seco las lágrimas e intento hablar.

Ari: Pablo me ha engañado -suelto entre lágrimas-

Ellas se quedan boquiabiertas, no dan crédito a lo que están escuchando y sinceramente yo cuando les vi en nuestra cama tampoco me podía creer lo que estaba viendo.

Noelia: Le mato -dice con rabia-

Yo sigo llorando, mientras que María viene a abrazarme.

María: Pero... ¿Cómo ha sido?

Me incorporo y bebo agua.

Dejo de llorar un momento y saco fuerzas de donde no las hay para empezar a contarlas la historia.

Ari: Llegué hoy a casa y no le vi por la casa, entonces escuché ruido en nuestra habitación. Pensé que estaría allí y subí, cuando abrí la puerta... Yo... -lloro de nuevo al recordar la imagen de ellos dos en nuestra cama- Yo les vi en nuestra cama, semi desnudos -Noelia viene y me abraza- Ya sé porque estaba tan frío y distante estos días. Me estaba engañando en nuestra propia cama y delante de mis narices y yo sin darme cuenta. ¿Cómo pude ser tan idiota?

Noelia: Ya está, Ari... Es un cabrón. Tú no te mereces alguien así -acaricia mi pelo-

Ari: Pero yo le amo... -digo sonándome la nariz-

María: Lo sabemos... Y también sabemos que duele. Pero... Tienes que olvidarle, va a ser difícil. Pero te ha hecho mucho daño.

Noelia: Ari... Ahora mismo sabemos que es muy difícil y crees que jamás podrás olvidarle, pero tienes que hacerlo, esto que te ha hecho es imperdonable. Nosotras queremos y adoramos a Pablo, y tú le amas, pero te ha hecho mucho daño.

Ari: Lo sé... Y sé que tiene que salir de mi vida para siempre.

Esto último lo digo a sabiendas de que será muy difícil ya que le veré en televisión, veré anunciados sus discos y conciertos en todos los lados, le escucharé en radios... Eso sin olvidarme de que mi sobrina Martina le ama. Pero tengo que olvidarle.