Capítulo 40.

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Narra Pablo.

Me despierto en el sofá del hospital con un dolor de cuello increíble. Me levanto y voy a la cafetería a por un café.

Ari sigue dormida, no creo que tarde mucho en despertarse. Voy hacia ella y la doy un beso en la frente antes de bajar.

Cojo el café y vuelvo a subir a la habitación. Me siento al lado de la cama y la cojo la mano, como hice ayer. Me voy a levantar a por mi móvil que está en la mesa, cuando noto que me aprieta la mano.

Pablo: ¡Ari, mi vida! -la abrazo.

Está aún adormilada, pero al verme me abraza más fuerte y comienza a llorar.

Ari: Lo siento... Lo siento Pablo... -dice sin dejar de llorar.

Pablo: Ya está, tranquila... -acaricio su pelo.

Ari: Perdóname, yo... No sé en qué estaba pensando... Quise echarme atrás en el último momento pero ya era demasiado tarde y... -no dejo que siga.

Pablo: No te tortures más, por favor. Estás bien y es lo importante. Además no me gusta verte llorar -limpio sus lágrimas y ella me regala una leve sonrisa.

Ari: Gracias Pablo.

Pablo: ¿Por qué?

Ari: Por quedarte aquí todo este tiempo, por cuidarme...

Pablo: No me tienes que dar las gracias por nada, mi vida... Voy a empezar a pensar que tus amigas y tú estáis compenetradas, eh -río.

Ari: ¿Por qué? -ríe.

Pablo: Porque vinieron y me dieron las gracias por lo mismo que tú.

Ari: ¿Estuvieron aquí? Vaya... Pues sí, igual lo escuché mientras estaba dormida, no sé...

Mi cara cambia por completo. ¿Habrá escuchado todo lo que le dije? Una parte de mí desea que lo haya escuchado, pero otra desea que no lo haya escuchado... Tal vez por miedo.

Pablo: Eh... Sí... Claro, será eso -digo nervioso. Por cierto, tu familia no tardará en llegar.

Ari: ¿Qué? ¿Mi familia? ¿Les has llamado? ¿Por qué?

Pablo: Sí, ¿qué pasa? Les llamé porque no sabía lo que iba a pasa o si iba a ser más grave de lo que ha sido. Pensé que te gustaría que estuvieran aquí. Si a mí me pasara algo me gustaría que mi familia estuviese conmigo -digo cabizbajo.

Ari: Lo siento Pablo... No tenía que haberte hablado así. Sé lo mal que lo pasas cada vez que te tienes que separar de tu familia y sé que lo has hecho con toda tu buena intención y voy y te lo pago así... Lo siento mucho -acaricia mi brazo.

Pablo: No pasa nada. Un momento así lo puede tener cualquiera -beso su pelo.

Ari: Lo que pasa es que mi familia no se puede enterar de porqué estoy así, ni de que Eric me maltrata. ¿Qué pensarían? Yo era la fuerte de la familia, la que tenía carácter, la que se comía el mundo y mírame ahora -dice a punto de llorar.

Pablo: Tienes que contarles la verdad, aunque duela. Y esa chica fuerte con carácter que se come el mundo, está escondida en ti encadenada, esperando a ser encontrada y liberada, sólo tienes que buscarla y yo estaré a tu lado para hacerlo.

Ari: Tienes razón, se lo tengo que contar. Mi hermano nunca se fió de Eric y siempre pensé que eran cosas suyas y mira, una vez más me equivoqué... Y me alegra saber que te tengo siempre. Por cierto... Me trajiste tú aquí, ¿no? ¿cómo entraste en casa?

Liberas Mis Alas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora