Capítulo 48.

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Narra Ari.

Despierto por el pitido que emite la máquina que controla los latidos de Pablo, automáticamente me levanto corriendo y nerviosa, llamo a un médico.

Ari: ¡Un médico! -grito en el pasillo-

El médico entra y se lo llevan corriendo.

Ari: ¿A dónde le llevan? -digo a punto de llorar-

Doctor: A quirófano. Hay que hacerle una ecografía, pero le puedo decir que lo más seguro es que una de las costillas rotas haya pinchado un pulmón y al no estar intubado le cuesta respirar y las constantes vitales se alteran. Es algo que podía pasar en todo momento... -su expresión es seria-

Ari: Pero... Ayer sus constantes eran normales, usted me lo dijo -comienzo a llorar-

Doctor: Sí, lo sé... Pero como ya la he dicho es algo que puede pasar, lo siento...

Ari: Por favor, salvenle. Ni puedo, ni quiero perderle -digo aún llorando y él pone su mano en mi hombro-

Doctor: Haremos todo lo que esté en nuestra mano, se lo aseguro.

El médico entra al quirófano y yo me siento en las sillas que hay enfrente de estos.

Tengo la cabeza entre mis manos y no puedo dejar de llorar, el simple hecho de pensar que puede morir ahí dentro me crea una sensación de angustia que me impide respirar.

No sé cuánto llevo aquí, pero noto una mano posarse en mi hombro. Me doy la vuelta y ahí están ellas, María y Noelia.

Me abrazo a ellas y lloro.

Noelia: Ari tranquila... -dice con tristeza- ¿Cómo está Pablo?

Ari: No lo sé... Llevo aquí una hora y nadie me dice nada... Yo... Yo no sé qué voy a hacer si le pierdo -vuelvo a llorar-

María: Tranquila... No vas a perderle, él es fuerte y va a luchar hasta el final, créeme -me abraza-

Ari: Me he dado cuenta de que le quiero más de lo que creía -digo llorando-

Noelia: Eso siempre te lo dijimos nosotras, pero nunca nos has hecho caso.

Ari: Lo sé... Y tendría que haberlo hecho desde el principio. Ha tenido que pasar todo esto para que me diera cuenta...

Noelia: No te tortures más. El accidente no ha sido culpa tuya -pone su mano en mi hombro-

María: Además, va a salir de esta y vas a poder decirle todo lo que sientes y vais a estar juntos, ya lo verás -me sonríe y me abraza-

El médico nos interrumpe saliendo del quirófano. Me dirijo hacia él.

Ari: ¿Doctor cómo está? -me seco las lágrimas-

Doctor: Le hemos podido estabilizar
-dice en un tono tranquilizador- Pero si esto vuelve a ocurrir tendremos que intubarle de nuevo. Ahora le tenemos que hacer unas pruebas para comprobar que no hay daños cerebrales.

Liberas Mis Alas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora