Prólogo.

12.4K 540 32
                                    

¿Por qué quise ser policía? ¿por qué quise pasarme la vida corriendo detrás de una sirena? ¿por qué quiero avanzar hacia el sitio del que huye la gente? por qué quiero estar donde hay problemas, donde nadie quiere estar, donde hay miedo, sangre, muerte. A nadie con dos dedos de frente le gustaría trabajar en algo así. Entonces, ¿por qué quise ser policía?

Existían doscientos motivos para dedicarme a otra cosa. Para matricularme en la carrera de derecho, para conseguir un trabajo con horario de nueve a tres y un mes de vacaciones. Un trabajo con pagas extras, cesta por navidad y una vida corriente. La vida que siempre quisieron mis padres, la vida que quiere todo el mundo. Entonces, ¿por qué quise ser policía?

Lo primero que nos enseñaron en la academia es que un héroe es una persona que tiene todos los números para terminar en una caja de madera. Lo que no nos enseñaron es en qué consiste ser un héroe. Y es que hay muchos tipos de héroes. Están los héroes de manual en la mano y con el miedo en el bolsillo. Forman parte de un todo, de un engranaje perfecto que sin ellos no funcionaría. Los héroes de lo cotidiano, de las pequeñas cosas, capaces de lo mejor y de lo peor; son capaces de sacrificar todo lo que quieren para hacer que una persona deje de sufrir. Los héroes de lo oscuro son aquellos que caminan al otro lado de la línea, convencidos de que sus despreciables acciones son sólo un mal menor, cosa que otras personas no tendrían el valor de hacer. Y por último están lo que nunca quisieron ser héroes. Aquello a quien nadie tuvo el valor de explicarles si está bien o está mal matar a un asesino para salvar la vida de trece inocentes.

El problema es que en el mundo no sólo hay héroes. También hay villanos, asesinos capaces de matar a sangre fría sin pensárselo dos veces. Más de la mitad de la población está infestada por este tipo de gente y yo me ofrecí a ir a por ellos, a buscar mi propia muerte solo para meter a la cárcel a todos los asesinos que se pusiesen a mi disposición, llevarlos ante la ley y hacerles pagar condena.

En la academia de policía te enseñan muchas cosas: te enseñan a desmontar un arma, a saber distinguir la goma 2 de la cloratita, a disparar, a inmovilizar a un hombre en menos de diez segundos... pero nadie te enseña qué se hace cuando tienes una K-45 semiautomática apuntándote a la cabeza...y te quedan menos de 3 minutos de vida.


RikerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora