— Mamá, creo que ya viene papá —la sonrisa me llegaba hasta las orejas. Por fin veía a mi papi después de todo el día. Le había echado mucho de menos.
Quería contarle todo lo que había hecho en el colegio y lo que habíamos visto en la excursión a la fábrica de plásticos, porque aunque para algunos fuese un aburrimiento, a mí me gustó mucho. Fue muy divertido y explicaban todos los procesos de manera divertida. Seguro que papá se alegra y se ríe conmigo cuando se lo cuente.
— Sube a tu cuarto, Sasha —mamá miraba por la ventana al igual que yo y vi su ceño fruncido al ver a papá andar de forma rara hasta la puerta de casa. No caminaba como lo hacía normalmente, ahora parecía que le costara mantenerse de pie. ¿Qué le pasa a mi papá?
— Pero yo quiero hablar con él.
— Sube a tu habitación, cierra la puerta y tápate los oídos —mamá se hizo un moño con su pelo claro como el mío. Me hacía gracia cuando se le soltaba algún mechón y le molestaba en la cara.
No quise insistir porque no quería que mamá se enfadara conmigo, así que agarré a Milo y subí las escaleras mientras colocaba un mechón rubio detrás de mi oreja. Milo es mi oso de peluche, me lo regaló papá hace tiempo y es mi mejor amigo. Nunca he sido buena para hacer amigos y las niñas del colegio dicen que soy rara y tonta, así que no se acercan a mí, pero me da igual. Milo es mejor que todas ellas.
Oí la voz de papá justo cuando entré en mi habitación y desafiando a mamá, no cerré la puerta del todo, sólo la entorné para así escuchar mejor. Mamá parecía enfadada, pero a papá no se le entendía muy bien.
— No quiero hablar contigo. Tráeme un vaso de coñac.
— ¿No crees que ya has bebido suficiente? mírate.
— No te voy a volver a repetir que me traigas ese vaso.
Mamá entró en la cocina con paso acelerado y trasteó con los vasos, no supe muy bien qué hacía pero supuse que estaba haciendo lo que le había dicho papá. Quería bajar y abrazarle, había esperado todo el día para verle, pero tenía que hacer caso a mamá.
— Me voy a ir, Andrew —sonaba desesperada y triste a la vez. No sabía que le pasaba a mi mamá y tampoco a dónde se iba. No quería que se fuera a ningún sitio. ¿Se va a ir por mi culpa?
— ¿A dónde te crees que vas a ir?
— Lejos. Me llevaré a Sasha conmigo. No podemos seguir así, ella tiene siete años y tú no vas a cambiar.
Escuché un golpe, había sido muy fuerte y me asusté mucho. ¿Qué había sido eso? mis ojos estaban llorosos y limpié mis mejillas con la manga de mi pijama rosa que mamá me compró esta tarde.
— ¡No os vais a ir a ningún puto lado, Maggie! —otro golpe. Esta vez le siguió un gemido lastimoso de mi madre, como si le doliese algo y me puse a llorar.
No me importó desobedecer a mamá, así que bajé las escaleras corriendo hasta llegar al salón y me quedé parada en la puerta al ver a mamá en el suelo, llorando y una herida en el labio. La herida le sangraba y cuando miré a papá, vi una mirada extraña en él. Me dio mucho miedo, ¿qué le pasaba? ¿por qué le había pegado? él tenía los ojos muy rojos y mamá intentó ponerse de pie, pero la patada de papá en su estómago la tiró de nuevo al suelo.
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Riker
ActionUn demonio gobernado por los demonios de su interior. Un monstruo creado para matar. Para no sentir. Sin humanidad. Sin escrúpulos. El mismísimo Lucifer, el mismísimo Belphegor. Cada segundo que pasa su oscuridad crece y sus demonios se hacen más fu...