12.

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Enzo en multimedia.

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Emily no daba crédito a lo que le estaba relatando con énfasis. Fue la que más se alegró por la muerte de Pavel, aunque le extrañó que se la hubiese provocado Riker, algo que a mí también me había chocado en un principio. Nos habían dejado solas con la condición de estar al otro lado de la puerta que daba al descansillo del edificio. Ya no estábamos en ninguna cabaña ni finca, ahora estábamos en un piso normal y corriente, con sus respectivos vecinos que no dudarían en avisar a la policía en caso de ver algo extraño y eso provocó diferentes sensaciones en mi interior. Por una parte quería, incluso deseaba que ocurriese algo para que alguien diese la voz de alarma y nos rescataran, pero por otra parte no quería que nadie nos descubriera, ni siquiera la policía, ni siquiera los buenos. A esas alturas ya estaba totalmente convencida de que me faltaban más un hervor.

El piso de Emily era bastante moderno y amueblado, nada que ver con las apariencias del edificio por fuera, ya que parecía haber sido construido a principios del siglo XIX, pero el interior era realmente increíble. Eso era una casa en condiciones y no donde nos teníamos que duchar, lavar, dormir y comer, lo poco que comíamos. Era tremendamente terrible. El salón era espacioso, con sofás de color crema claro y una televisión de plasma en el centro, una mesa de cristal pequeña para tomar el café o lo que fuese y decoración por todos lados y a cada cual más bonita. El resto de habitaciones eran igual o más increíbles que esa.

— ¿Cómo ha ido tu viaje? —pregunté después de dejar el vaso en la pequeña mesa de cristal y mirar a los ojos a mi amiga, que llevaba el pelo negro recogido en una coleta alta que le estilizaba la cara y marcaba sus bonitos rasgos.

— ¿A qué te refieres?

— A Enzo. Sé que no lo soportas ni él a ti tampoco, por eso quiero saber si te lo ha puesto muy difícil o si has sentido ganas de asesinarlo en algún momento aunque creo que eso no es difícil. Siento que haya sido él quien esté metido en este lío, aunque mejor él que Freddie, ¿no? además, a caballo regalado... —hice mención al tan repetido refrán que decía siempre mi abuela cuando de pequeña me daba la poca calderilla que llevaba en su viejo monedero y yo lloriqueaba porque no me llevaba para una bolsa de chucherías.

— Fue diferente. Apenas habló en todo el viaje, sólo lo hizo para ofrecerse a comprarme algo para comer, aunque me negué inmediatamente. Lo odio, no lo soporto. Al principio me odiaba, ¿no te acuerdas? no soportaba ni siquiera mirarme a la cara, y de repente se ofrece a alimentarme, ¿no crees que es muy raro? —soltó un quejoso resoplido mientras cruzaba una pierna por encima de la otra y se colocaba un mechón suelto detrás de la oreja—. No me fío de él y nunca lo haré. Tú tampoco debes fiarte de Riker, a saber qué pretenden y por qué hacen esto. ¿Por qué nos han salvado? ¿por qué Riker ha matado a Pavel? ¿por qué se la están jugando tanto por nosotras? no tiene ningún sentido, nada me cuadra. No. Tiene que haber algo.

Desde la visión de Emily, estaba muy de acuerdo con ella. No era normal lo que hacían. Se suponía que eran secuestradores y asesinos, no protectores, salvadores y/o anfitriones. Visto desde ese punto, estaba claro que algo escondían, no hacía falta ser muy inteligente para darse cuenta que algo ocurría o algo querían y ambas estábamos seguras de que no iban a conseguir absolutamente nada de nosotras.

Mientras seguía dándole vueltas a la cabeza sin poder encontrar una respuesta lógica a todas nuestras preguntas, la puerta principal se abrió y Enzo cerró la puerta a sus espaldas. Iba solo y fruncí el ceño al no ver a Riker con él, aunque en realidad tampoco me importaba en absoluto dónde o con quién estuviese.

Vestía una chaqueta negra que contrastaba bastante con su piel clara, su pelo rubio y sus ojos azulados. Era guapo, era exactamente lo opuesto a Emily y entonces me reí mentalmente al pensar que Enzo representaba exactamente al claro ejemplo de ''raza aria'' o ''raza pura'' en los años cuarenta y su repulsión hacia las personas de color como mi amiga aún incrementaban más la casualidad. No quería decir que Enzo fuese nazi, o como se quiera llamar, o tal vez sí, tampoco me extrañaría demasiado, pero si él lo fuese, no se acercaría ni a cinco metros de Emily y había demostrado en poco tiempo que era capaz de estar cerca de ella sin hacerle daño. Por lo menos, eso parecía. Si era verdad o no, nunca lo sabríamos... o sí.

RikerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora