10.

4.5K 348 74
                                    

Adele en multimedia.
___________________________

El silencio ensordecedor y escalofriante era terriblemente perturbador mientras avanzábamos hasta situarnos en medio de los dos grupos. No supe responder a mi pregunta mental sobre qué era lo que querrían de nosotras, pero cuando uno de los tipos morenos que hasta hacía unos segundos se había mantenido al margen, se acercó junto a otro tipo y nos obligaron a llevar nuestras manos a la espalda antes de atarnos con una cuerda de cáñamo.

— ¿Qué hacéis? ¿por qué nos estáis atando? —Emily no se daba por vencida y luchó hasta que uno de los tipos le dio una bofetada en la mejilla que la hizo casi dar una vuelta completa sobre su propio eje.

— Os venís con nosotros —informó Jay con una sonrisa maliciosa.

— Y eso ¿por qué? —las carrasposa voz de Jeff nos sorprendió a todos, sobretodo a Luke y Pol, porque dramatizaron bastante su reacción al oírle hablar. Como si nunca hablase.

Me empecé a alterar porque yo no me quería ir a ningún sitio. Bueno, sí, quería irme a mi casa y olvidarme de toda esta paranoia, pero como era prácticamente imposible, prefería quedarme quedarme en esa cabaña, a irme con esa gente. A los cinco hombres con los que había convivido ese tiempo empezaba a conocerlos en el peor sentido de la palabra. Sabía cómo reaccionaban a mis impulsos, cómo hablaban, ya casi sabía manejarlos de la mejor manera, pero a Luke, Pol, Jay y los demás, no tenía ni idea de cómo iban a ser, sin contar con que tampoco sabía cuántos eran en total. No tenía muchas ganas de aventurarme en una nueva aventura como esa.

— Tenemos demasiados problemas desde que están aquí y desde que le pegásteis un tiro a la tercera. Quizás es hora de deshacernos de ellas de una vez por todas. ¿Algo que decir? no os habréis encaprichado de ellas, ¿verdad? —los ojos de Luke reflejaban la maldad que tenía en su interior. ¿Pensaban matarnos? la sangre subió de golpe hasta mi cabeza y por primera vez, empecé a temer de verdad por mi vida.

— Claro que no. Hazme un favor y haz que sufran antes de morir —cómo no, Pavel aprovechó la situación para regalarnos su simpatía.

Forcejeé contra la cuerda que me ataba las manos a la espalda y me hice daño, aunque así no dejé de luchar contra ella, pero no me replanteé qué haría en el caso de soltarme. Aún así, no hizo falta pensarlo mucho porque fue imposible siquiera aflojar el agarre. Riker me miró de arriba abajo y noté cómo frunció el ceño ante algo que había visto por encima de mis ojos y me acordé que seguía manchada de su sangre en la frente y el pelo. Mis manos habían sido las más perjudicadas y eran las que más color rojo tenían, pero me dio igual en ese momento.

— Hora de marcharnos —Pol nos empujó hacia atrás, haciéndome casi perder el equilibrio.

El tiempo se agotaba y mi cabeza funcionaba a mil por hora, buscando un posible plan para librarnos de la cuerda y escaparnos, pero era imposible. La presión con la que la cuerda nos tenía agarradas estaba intensificando el dolor que sentía y no podía tirar demasiado de ella sin desgarrarme. Intenté convencerme de que tal vez con ellos estuviésemos más seguras, pero rápidamente me deshice de aquel pensamiento. Donde más segura estaba era en mi casa, y punto. 

— ¿Vais a llevarlas a La Finca? —Enzo rompió el silencio que se había creado mientras nos empujaban de malas maneras hasta el interior de una camioneta oscura. 

Noté que Luke estaba empezando a perder la paciencia por los resoplidos y las miradas que lanzaba a los otros cinco, y estuve a punto de decirles que se callaran de una vez, que iban a estropear todo y conseguirían que nos mataran antes de tiempo. Era mejor irnos cuanto antes y que pasara lo que tuviese que pasar. ¿Para qué retrasar lo inevitable?

RikerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora