Mundos Paralelos (One Direction) || TERMINADA.

Pasos lentos.

Me peinaba mi cabellera pelirroja mirando fijamente la silueta de mi rostro, mis ojos verdes se reflejaban en el espejo, y, como todos los días, me preguntaba: ¿será hoy el día en el que mi vida dé un vuelco y por fin pueda ser feliz?
Realmente dudaba de eso. Ya llevaba toda mi vida en este orfanato de porquería, y la señora Kate era la persona más odiosa de este universo. Nadie en este hogar realmente puede aguantarla. Es la persona que jamás en tu vida quisieras conocer. Aquella que mancha tus sueños coloridos de oscuridad. Siempre busca la manera para herirte sin pensarlo dos veces, supongo que le encanta hacernos sentir mal, pero al fin y al cabo ¿qué se puede hacer?

Hablando de la Reyna de Roma, mientras estaba hundida en mis pensamientos, al terminar de hacer mis coletas, resonó la voz ronca y seca de Kate:
-¿¡Lisa!? ¿Qué horas son estas para que te andes peinando? Vé y ordena las camas de las demás chicas. Eres la única que siempre quiere andar rompiendo las reglas del hogar, te recuerdo que es mi hogar y aquí no puedes hacer verte como la pobrecita. ¡Te juro que no te aguanto! Aunque tengas tan solo 7 años, ¡me colmas la paciencia! No sabes cómo espero que llegue el día en el que alguien quiera adoptarte. ¡¡Así dejaré de ver esa cara tan estúpida que tienes; anda de una vez por todas o te castigaré!!- termina gritándome como una salvaje.

Termina esas sucias palabras y no puedo evitar sentirme sola, enojada y triste. Todos los días tengo que escuchar esas palabras, que duelen más que cuchillos traspasando mi corazón. Sin embargo, cada día me vuelvo más fuerte, tratando de no escucharlas. Algunas veces simplemente me da igual lo que me dice, pero otros días -incluyendo este- lamentablemente me duelen mucho sus palabras.

Miranda aparece en la habitación principal de el orfanato, en la cual hay más de 50 camas de doble piso. Cada una de las cuales es ocupada por las más de 100 niñas que viven aquí. Me mira fijamente y me esboza una sonrisa tranquilizadora:
-Buen día Lisa, ¿no es un lindo día para volver a realizar la limpieza de la habitación? -se pone el pelo largo y negro por detrás de sus orejas-
-Realmente estoy harta. Kate me volvió a hacer sentir inservible, ¿a ti también te mando a limpiar la habitación? -le digo sin emoción.
-Kate es una desgraciada, eres muy joven para enojarte, Lisa, ¡cuidado te salgan arrugas como las que ella tiene!-no puedo evitar sonreír ante su comentario-
Miranda es una chica la cual le vale un rábano absolutamente todo, casi siempre tiene la razón. Por eso mismo la considero una de mis mejores amigas en este orfanato.

Hablando de Kate, por ejemplo, tiene 47 años, pero luce como de 63. Siempre viste sus arropejos viejos y descoloridos. Parece que la vida jamás le trató bien, por eso se desquita con nosotras, especialmente conmigo.
-¿Lisa? -me toma desprevenida Miranda, que por estar pensando, no escuche lo que me decía.
-Perdóname Miranda, estaba pensando en lo fea que es Kate. Simplemente no entiendo cómo hay hombres que salen con ella. ¡Lo peor es que sale con uno diferente cada semana!
-Tienes toda la razón- dice ella. -De alguna manera u otra es su vida y ya. Deberíamos poner a ordenar este chiquero, ¿no crees?

Y en silencio pasamos la media hora que nos tardamos haciendo todas las camas. Luego de eso entraron las demás chicas que habían vuelto de haber limpiado los suelos, ventanas, platos, etc. Cada una tiene quehaceres diarios, lo cual nos enfada demasiado, y aún así no podemos hacer absolutamente nada.
Amanda, otra de mis mejores amigas se me acercó y me abrazó, ella siempre es así, cariñosa y muy linda con todos, de todas maneras Kate la trata súper mal.
Luego de un largo abrazo se separa de mi y le veo los ojos azules cuando me dice:
-¿Qué tal dormiste ayer damisela? ¡Roncas como oso polar!- y suelta una risita ruidosa.
-Imposible dormir bien en esas cosas, ni siquiera sé cómo pueden llamarlas "camas". Parecen piedras de la época colonial, ¡además yo no ronco! Seguramente te confundiste con el sonido de la cama que rechinaba.- le guiño el ojo y ella me brinda una sonrisa de oreja a oreja.

Nos quedamos charlando 15 minutos entre amigas, y luego de eso la loca de Kate apareció en nuestra habitación.
-Niñas, ¡¿por qué no están limpiando el patio?! Saben que hay que cortar el pasto, regarlo y miles de cosas más. Nadie les dio permiso de descansar, ¡ahora vayan a hacer lo que les dije!
Toda la habitación se tornó tensa y enojada. Todas salimos de ahí con nuestros uniformes, que por cierto eran un desastre total, con esas horribles faldas largas y camisetas que tenían más de 15 años. Aún así trabajábamos y hacemos todo con ellas. Nos observamos las caras entre las tres y todas estamos súper enojadas por cómo está vieja bruja nos trata, aún así nos damos un abrazo grupal, y tomamos los distintos caminos para llevar los utensilios respectivos para la limpieza de ese lugar.

Al llegar al patio nos encontramos con un montón de trabajo, realmente el patio estaba lleno de ramas, hojas y finalmente el pasto que te llegaba a los tobillos.
La señora Cralword -amiga de Kate- andaba por ahí con el típico uniforme de cuidadora de orfanatos y ella fue la que nos dio las herramientas para poder realizar nuestro trabajo. Me vio con desprecio y me dijo:
-Más te vale trabajar con interés señorita, sino verás las consecuencias.
-¿Consecuencias? ¡Qué me vas a hablar tú de consecuencias si parece que no entiendes que si no te bañas las consecuencias son el horrendo olor que tienes!- expulso esas palabras con toda la ira que llevo dentro.

Crawlford únicamente se agacha hasta donde está mi cara y finalmente me dice:
-Yo haré que te saquen de este hogar, para que te vayas afuera a vivir como un inmundo perro callejero, ya que eso es lo que eres.

Lo escucho y no lo creo. Únicamente porque mis padres me abandonaron aquí ella no tiene el derecho de insultarme de esta manera, lo más triste de todo esto es que no puedo quejarme a nadie, porque no tengo a nadie con quien hacerlo. ¿Miranda y Amanda? Ellas ya tienen suficientes problemas, para que agregarles uno más... Luego de ellas dos, literalmente no tengo a nadie más, por eso luego de haber escuchado esas palabras mi boca se seca y el nudo de mi garganta se cierra cada vez más...

¿Un perro callejero?
Ya veremos.

Lo único que hago es voltearle los ojos y susurrarle cosas malas. Yo tengo 7 años, pero si me hacen enojar puedo tener el alma podrida de una persona de 90 años, y todo eso gracias a que la vida me ha tratado mal desde que mis padres me abandonaron cuando tenía 2 años.

Sé que todas en este orfanato desearían conocer a sus padres y madres.

Sinceramente yo no.

No tengo porque verlos ni saber de ellos. Gracias al cielo no me acuerdo de sus siluetas ni de nada de ellos. No necesito tenerlos en mi vida, si ellos me sacaron de la suya, ¿por qué yo quisiera tenerlos en la mía?

Yo lo único que quiero en esta vida es una familia que de verdad me ame. No pido nada más.

Vuela mi imaginación y lo que me pongo a pensar en estos momentos es... ¿Qué pasaría si encuentro la felicidad? ¿Dónde se la puede encontrar? ¿De verdad se puede sentir?

Agarro los utensilios para limpiar, pero luego de tres minutos los lanzó lo más lejos de mi posible, simplemente estoy harta. Tengo amigas, tengo un hogar donde vivir, pero me siento muy sola. No es el tipo de soledad en la que no tienes a nadie a tu alrededor, es el tipo de soledad la cual te empuja a mejorar tu vida, es esa soledad que le pide a tu cuerpo que tomes otro camino, el que más te convenga.

Siento como el viento azota mis pelos naranjas y como mi corazón necesita algo. Un abrazo. Cierro los ojos e imagino la silueta de alguien que me abraza, no me importa quién es, es alguien de mi imaginación, pero aún así me siento un poco mejor.

Sentada en el patio me quedo pensando ¿Cómo puedo mejorar mi vida teniendo siete años? Tengo tan poca experiencia que contar, tan poca vida.  Aún así, está decidido. Voy a tomar otra dirección para mi vida. No pienso quedarme callada mientras me hacen limpiar esta casa una y otra vez. Si es que nadie viene y me adopta, yo me largaré de aquí. Son solo siete años, pero los suficientes para tomar un nuevo trayecto.

Una nueva vida.