Capítulo 1

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Laura

Nada más abrir la puerta todos se quedan mirándome, el profesor incluído.
-¿Por qué llegas tarde?- me pregunta este.
-Es que mi hermana no salía del baño- contesto. Todos se empiezan a reír.
-Siéntate-
Recorro la clase hasta mi sitio, bajo la silla y me siento. A mi lado está Gabriel, uno de mis mejores amigos, es muy simpático y gracioso, le cae bien a casi todo el mundo. Saco mi libro de matemáticas y lo coloco sobre la mesa, en esto el profesor me pregunta:
-¿Hiciste los deberes?
-Oh, no, me olvidé- coloco mis manos en la cara, avergonzada.
-Pues nos vemos en el recreo. mira Samuel, ya no estarás sólo.
-Mira tú que bien- contesta este.
La verdad es que estoy feliz de estar precisamente con Samuel castigada, es muy simpático y gracioso, está un poco loco pero me gusta como es. Él tiene el pelo castaño levantado hacia un lado, sus ojos son del mismo color, lleva gafas, le quedan mejor las lentillas pero bueno, hoy trae una camisa de cuadros roja y negra, sus pantalones también son negros y de calzado lleva unas converse negras. Tiene un look extraño, emo a veces -según dicen los de otras clases-. Es un look que le queda muy bien, no a todo el mundo le queda bien ese estilo de ropa. Él es él.
Durante toda la hora estoy interactuando en clase con el profesor, preguntándole, respondiendo a lo que pregunta. Por contra, Samuel se pasa todo el día hablando, el profesor le llama la atención bastantes veces.  Él siempre le pide perdón pero a los 2 minutos sigue, a mí no me molesta. Las siguiente 2 horas pasaron igual, yo interactuando, Samuel pidiendo perdón... a mí me sigue sin molestar pero los profesores no piensan lo mismo. Estamos en la hora antes del recreo, toca francés, esta clase es optativa, podíamos elegir entre OIE, no sé de qué es o entre francés, yo escogí francés, no somos muchos pero así mejor, estamos: María, Javi, Bryan, Samuel... 
-Laura, siéntate aquí- me dice Samuel señalando la silla al lado suya.
-Voy- contesto.
Me siento al lado de él, se queda mirándome con una gran sonrisa y me dice:
-¿Colocas los libros en el medio de las dos mesas? Es que me olvidé los míos.
-Claro.
Coloco los libros cuando de repente entra la profesora. Es de las típicas que no se enteran de nada y justo cuando no haces nada te regaña.

-¿Qué tal estás hoy? Me pregunta Samuel en bajo.

-Bien, como siempre, ¿y tú?

-Bueno... como siempre.
-Y ahora nos quedamos castigados.
-Ya- dice resoplando.
-Bueno, por lo menos no estamos sólos.
-Eso es verdad- la gran sonrisa volvió a su cara. Él es ese tipo de personas, se pasa el día sonriendo cuando yo sé que en realidad sufre mucho, se pasa el día mal, vive mal, enfadado con el mundo... un día me dijo que se encerraba en su habitación a llorar muchas veces, llorar porque sí, sufre mucho... y aún así, intenta ser feliz sonriendo todo el día, mandando felicidad allá por donde va, no le gusta todo el mundo, elige muy bien con quien estar, le cae mal media clase, más de medio colegio y mucho más de la mitad de la ciudad. Es un ser peculiar. Eso sí, dice todo lo que piensa a quien sea, no le gusta algo de ti y te lo dice sin cortarse, eso es algo digno de admirar
-¿Hola? ¿Sigues ahí?- me pregunta Samuel entrecerrando los ojos
-¿Qué? Ah, sí, sólo... estaba pensando.
-¿En...?
-Nada, cosas mías. No te preocupes
-Vale
El resto de la clase se la pasa durmiendo, odia francés, ni idea de por qué lo eligió pero lo odia. Yo me lo pasé super atenta, se me pasó muy rápida la hora. Toca la hora del recreo, toca la hora del castigo.
-¿Samu?
-¿Sí?- responde con voz ronca
-Ya es la hora, hay que dormir en casa.
-Bua, ojalá fuera capaz.
-Venga vamos, al castigo.
Nos levantamos y nos dirigimos hasta la puerta, salimos y nos dirigimos hacia el aula de castigo.

El demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora