Capítulo 25

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Samuel

Llevamos un buen rato esperando. Es normal, quedamos a las 16:30 y son aún las 16:00. Tenemos media hora por delante. Estamos sentados en un banco, sin hablar, parece que no tenemos mucho que decir. La peatonal ya se está empezando a llenar de gente. Está todo decorado, muy bonito, la gente viene a verla y ya de paso a comprar ropa si pueden. Es genial.
-Para no estar aquí como armarios muriéndonos de frío, ¿quieres dar una vuelta?- me pregunta.
-Sí, claro.
Nos levantamos y empezamos a caminar a velocidad crucero. La verdad es que tiene razón, hace frío, mucho frío, y lo único que llevo por encima es una camiseta y una camisa. Soy estúpido, me debí haber puesto algo de abrigo. Miro hacia una farmacia que hay metros más delante. Marca 8 grados, madre mía, me voy a congelar. Zack me lo advirtió, me aconsejó que no viniera así, pero no le hice caso. Ahora no le puedo decir que tengo frío, habría ganado.
En esto se saca la cazadora y me la ofrece.
-No hace falta- le digo negando con la cabeza.
-¿Estás de coña? Te estás muriendo de frío, póntela.
Le hago caso y la cojo, meto una manga, después la otra... en realidad él ya había ganado. La cazadora negra de cuero me queda larga. Él es unos 10cm más alto que yo, siento que voy haciendo el ridículo pero me da igual, me siento cómodo con ella. Olfateo un poco y un agradable olor llega a mí. Es su prenda, huele a él.
Todas las chicas lo miran, y, bueno, algunos chicos también, no sé si por hostilidad, envidia o atracción sexual. Llegamos al final de la peatonal y damos la vuelta, miro el reloj, las 16:20.
-Tenemos que ir yendo- le digo.
Asiente y aceleramos el paso, tardamos 5 minutos en llegar. Aún no hay nadie, nos sentamos donde estábamos al principio y esperamos.
Llegaron todos juntos en autobús, Javi agarraba a Sheila por la cintura, son tan monos.
Cuando llegan a junto nuestra se quedan mirando a Zack, perplejos.
-Oh, Hola. Este es Zack- les informo.
Todos le saludan y él se queda callado. María se queda mirándolo, hipnotizada por su belleza.
-¿Qué te ha pasado?- me pregunta Laura.
-¿Qué?
Todos me miran fijamente, preocupados.
-Estás muy pálido y tienes unas ojeras gigantes.
-Está un poco enfermo- dice Zack.
-Bueno, ¿y qué vamos a hacer?- pregunta Laura.
Alguien sugirió dar una vuelta y así lo hicimos, Laura muy cerca de mí, María muy cerca de Zack. Laura se queda mirándome.
-¿Esa cazadora es tuya?- me pregunta.
-No, es de él- señalo a mi amigo.
-Te queda gigante- reímos al unísono.

Zack

Llevamos mucho tiempo andando, estoy aburrido. Los amigos de Samu son más aburridos de lo que me imaginaba, no paran de hacerse fotos en cada decorado que ven, después hacen el tonto o gritan un poco. La chica que se llama María no para de acercarse cada vez más a mí, yo me pego cada vez más a Samuel, pero me estoy quedando sin espacio.
-¿Cuántos años tienes?- me pregunta la chica sonriendo.
-19- le contesto.
-Yo 18.
Me da igual cuantos años tiene, me da igual quién es, me da igual su vida. Pero si le hablo mal Samu se enfadará conmigo y no quiero eso. A veces los miro tanto a él como a Laura. A ella le gusta él, está claro. Pero no sé si a él le gusta ella. Cada vez que le toca o le sonríe aprieto los dientes, no lo soporto, y no sé por qué. Cómo le dije, aún no sé lo que siento por él, pero pienso descubrirlo.
Ya son las 17:30. El otro chico sugirió ir al McDonald, todos dijeron que sí, excepto Samu que lo único que hacía era mirarme. No tiene dinero.
-Tranquilo, te lo pago yo- le susurré al oído.
-No hace falta- me susurró él también.
Llegamos al local y sus amigos se pusieron a la cola. Yo detrás de ellos. Samuel y Laura se quedaron atrás. Les preguntaron que si no iban a tomar algo y ellos negaron con la cabeza. Decidieron ir a coger sitio, dejándome sólo con sus amigos.

Samuel

Nos sentamos en el único sitio libre.
-¿Y tú y Zack?- preguntó.
-¿Qué?
-Hay algo... extraño en cómo estáis juntos -murmuró ella, con la frente fruncida sobre sus ojos preocupados -Te mira de una manera... tan... protectora. Es como si estuviera dispuesto a interponerse delante de una bala para salvarte o algo parecido. Y no es sólo él- apretó los labios en un ademán defensivo- Me gustaría que vieras la manera en que te mueves a su alrededor. La manera en que andas, como si él fuera el centro del mundo para ti y ni siquiera te dieras cuenta. Cuando él se desplaza, aunque sea sólo un poco, tú ajustas automáticamente tu posición a la suya. Es como si fuerais imanes, o la fuerza de la gravedad. Eres su satélite... o algo así. Nunca había visto nada igual.
-No- negué.
-Sí- afirmó.
Vi hacia él, que ya venía acompañado de mis amigos, con una bandeja sobre su mano. Cuando llegaron él se sentó al lado mía. Encima de ella tiene 2 hamburguesas y 2 paquetes de patatas fritas. Me dio 1 hamburguesa y 1 de patatas fritas.
-No.
-Ya lo pagué, cómetelo- me ordenó.
Empecé a comer con ganas, le agradezco muchísimo todo a Zack pero ni hace falta, ni quiero que se gaste tanto en mí.
Acabamos de comer y nos pusimos a charlar. Yo empecé a hablar con Laura, me encanta hablar con ella, sabe escuchar. Ella me preguntó por qué no fui a clase ayer, me dispuse a contestarle cuando sus labios se chocaron con los míos. Esta vez la seguí, Dios, la quiero tanto. En esto vi que Zack se levantaba y se iba con ritmo rápido, me separé y miré a todos.
-Lo siento- me disculpé y salí corriendo tras este.
Lo alcance unos cientos de metros más adelante, dónde frenó y se sentó en un banco. Yo, sofocado, me quedé viéndolo.
-¿Qué te pasa?- le pregunté.
-Por qué te besaste con ella.
-Quiero a Laura.
-Como quieres a Nick. Y de la misma forma que quieres a tu madre.
-No. No me digas lo que siento.
-No te creo.
-Zack. ¿Por qué me haces esto?
-Porque me estás mintiendo. Y te estás mintiendo a ti mismo.
Me dispuse a contraatacar cuando un cálido beso se impactó contra mis labios.

El demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora