Samuel
Estoy de pie, al lado mía está Nick, en frente, la parte superior -pecho y cabeza- de un maniquí. En mi mano derecha se encuentran dos cuchillos. Coloco uno de ellos torpemente en la izquierda y subo el brazo hasta mi cabeza. Cierro un ojo, fijando mi objetivo y con un ligero y decisivo movimiento lanzo el afilado objeto contra el maniquí, pasándolo de largo y clavándose contra la tabla de madera que hay detrás de este.
-No, otra vez no- maldije en voz alta.
Es la cuarta vez que fallo, esta se acercó un poco más al maniquí que los otros pero no lo suficiente.
Lo seguí intentando, una y otra vez, fallo tras fallo, fracaso tras fracaso, hasta que al fin, Nick se cansó.
-Lo seguiremos intentando mañana- me dijo.
La siguiente etapa del entrenamiento fue más divertida. Me estuvo explicando un poco de autodefensa, de como luchar, de como derrotar a un rival. Empezamos con golpes básicos, patadas, puñetazos... cuando lo empecé a dominar más o menos, empezamos con la defensa, de como bloquear golpes y utilizarlos en contra del rival. Me enseñó unas cuantas cosas, me dijo que no me enseñaría todo el primer día y que hoy practicaríamos lo aprendido. Una hora más tarde Pedro llegó, su complexión es parecida a la mía, es delgado, tiene más músculo que yo y es de mi altura. Él es rubio y sus ojos son de un gris perfecto.
-Ahora, practicarás lo aprendido con Pedro- me ordenó Nick.
-¿Qué? No estoy preparado para luchar- repliqué.
-Luchad. Pedro, no te compadezcas.
-Perfecto- me miró con una gran sonrisa desafiante.
Nos colocamos uno en frente del otro, me puse en la posición que Nick me había enseñado, una pierna delante de la otra y lo puños también uno delante del otro a la altura de la cara. Pedro se puso igual.
-Empezad- ordenó Nick, que estaba con los brazos cruzados, impaciente.
Pedro dio unos pasos hacia delante e instintivamente yo me eché hacia atras y miré a Nick, acto seguido miré a Pedro que ya se encontraba a un metro de mí. Su brazo se movió muy rápidamente y un frío golpe me atravesó la cara. Caí al instante, dolorido. Unos segundos después me levanté y me puse de nuevo en la posición de ataque. Esta vez me adelanté yo y me dispuse a golpearle, adelanté el puño hacia su cara pero él lo cogió y con un elegante movimiento me dio la vuelta, poniéndome la espalda contra su pecho y agarrándome fuerte las muñecas para no escapar. Forcejeé un poco pero no dio resultado así que hice lo primero que se me ocurrió. Levanté la pierna y la volví a bajar lo más fuerte que pude contra su pie. Pegó un gran chillido y me empujó contra el suelo. Me intentó dar una patada pero rodé velozmente y me levanté. Me dio otro puñetazo y yo se lo devolví . Se le vio cansado de jugar, cansado de fingir que era tan débil. Me dio dos puñetazos más y caí. El cuerpo me pesa mucho, soy incapaz de levantarme, soy incapaz de seguir. Todo se volvió negro.Laura
29/11/2015
Querido diario, hoy me he levantado feliz por ver a Samuel en clase, desayuné más animada que nunca y me preparé igual. Sé que aún no somos nada pero aún me queda la esperanza de un puede. Sé que le gusto, sé que realmente le gusto y cada día él me gusta más. Pero bueno, llegué hasta el colegio, pensé que sólo iba a llegar tarde pero no. Al final no vino. Miento si digo que estuve feliz todo el día, desde la segunda hora estuve rayada, como no, este chico siempre me deja rayada de una forma u otra. Cuando llegué a casa pasé de comer, no entiendo qué es lo que me pasa, jamás me ha pasado esto con nadie, me siento tan extraña. He estado pensando en mi habitación un poco y decidí llamarlo, lo intenté tres veces pero no me cogió ni una, es extraño.
Cerré el diario y cogí el móvil de nuevo. Marqué su número y me lo puse en la oreja. 1 tono, 2 tonos, 3 tonos... me saltó el buzón de voz, sigue sin contestar. Hoy es viernes, no lo veré hasta el lunes o, al menos, hasta que me conteste y podamos quedar. Son las 18:00, tengo sueño, mucho sueño. Me acosté en la cama y cerré los ojos, dormir ha sido la peor idea...
Me encuentro en un espeso bosque, el suelo está nevado y una oscuridad me rodea. Empiezo a mirar a todos lados hasta que mis ojos ven una figura, una figura muy familiar. Es... Samuel. Está mirándome, muy fijamente, sin moverse. Me acerco un poco más a él hasta que logro verlo con claridad. Está muy cambiado, sus ojos están vacíos, su piel está pálida como la nieve, viste una ropa completamente negra, en esto su brazo se empieza a mover, acercándose a mi cara, cuando ya estuvo cerca de ella me empezó a acariciar la cara, muy dulcemente acerca su cuerpo hacia mí dejando sus labios a unos pocos centímetros de los míos, pero justo cuando me iba a besar su cara gira rápidamente hacia la izquierda, yo hago lo mismo. Un anciano se encuentra allí, viéndonos, su cara transmite horror. Samuel bajó sus manos y me agarró muy fuerte los brazos. Lo miré, su aspecto ha cambiado completamente. Su cara está ahora furiosa, sus ojos se han vuelto rojos como la sangre y unos largos colmillos salen de su boca. Está gruñendo como un animal, en esto me soltó y se abalanzó sobre el anciano, desgarrándole el cuello con sus largos colmillos. Un ataque de histeria me apoderó, y un gran chillido me atravesó la garganta. Él giró la cabeza y me miró. Su bello aspecto aún es de furia, de su boca cae sangre, se relame ante mí, en esto todo se volvió oscuro de nuevo.
Ahora no estoy sola, mucha gente, vestida de la misma forma, con túnicas rojas, están delante de mí. Parece que están felices por algo que hay en frente de ellos. Me acerco, en esto, todos los que están delante de mí se mueven, dejando un pasillo de mi tamaño. Camino por él hasta llegar delante del todo. Una gran piedra lisa se encuentra allí, encima está Samuel, atado de pies y manos, llorando. Se encuentra sin ropa en su parte superior y unos dibujos se hayan en su pecho. Corriendo me acerco a él, dispuesta a desatarlo, pero justo cuando lo voy a hacer dos personas me agarran, forcejeo un poco pero me es imposible. De detrás de un árbol sale una mujer. Es... mi madre. Se acerca a Samuel, con una daga en la mano y se queda mirándolo.
-Normal que mi hija esté enamorada de ti- le dice en voz alta -pero no dejaré que sigas con esto.
Samuel empezó a suplicar pero ella lo ignoró. Levantó sus dos manos empuñando la daga, yo empecé a gritar, forcejeando más fuerte, pero antes de lograr soltarme mi madre atraviesa el corazón de Samuel con la bonita daga. Todo se volvió negro de nuevo.
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El demonio
RandomSamuel y Laura, dos alumnos del colegio Escuelas Nieto reecobran su amistad tras varios años en los que no se llevaban muy bien. A la madre de Laura no parece que le caiga muy bien Samuel, según ella, un oscuro pasado alberga su alma. Tras descubrir...