Laura
Samuel tarda mucho, demasiado. Llevo pensando un buen rato en ir a buscarlo. Sí, voy a ir a buscarlo.
-María- dije.
-¿Sí?- contestó.
-Voy a ir a buscar a Samuel un momento.
-Creo que no va a hacer falta
-¿Por qué?- fruncí el ceño.
-Pues porque está ahí mismo- rió vagamente.
Miré hacia abajo, era verdad. Estaba subiendo rápidamente las escaleras de 2 en 2. En un instante estaba en nuestra fila sentándose.
-Como has tardado- le dije.
-Ya, necesitaba aire- suspiró
-Vale, no pasa nada- le sonreí, no sé para qué porque el cine está tan oscuro que seguramente no lo vio. Noté que él también sonreía. Acto seguido giró la mirada hacia la pantalla.Samuel
Pasaban los minutos, la película parecía estar interesante. Una pena que me haya perdido la mitad. Ojeé un poco como estaban los de la izquierda. Parecían que estaban bien, los escuché gritar un poco antes pero parecía que la película no les daba mucho miedo. Me fijé en Javi, parecía estar pálido, era como si fuera a vomitar de un momento a otro. ¿Se encontrará bien? Suspiré y volví a mirar la gigantesca pantalla. Era la típica escena pastelosa, en la que un chico y una chica se empiezan a decir cosas bonitas, que se iban a salvar, que jamás dejarían que le pasara nada al otro, se besan y... justo aparece un zombie. Muy ingenioso. La gente se puso a gritar como locos. ¿En serio? ¿Se asustan por algo tan esperado? No entiendo a la gente de hoy en día.
-¡apartaros!- escuché decir a alguien. Era Javi, levantándose a todo correr y empujando las piernas de todo el mundo para pasar. Cuando logró llegar a las escaleras, las bajó tan rápido que por un momento pensé que se mataba. Cuando lo perdimos de vista todos dijismos:
-¿Qué le ha pasado?
-Será mejor que vaya a ver- se ofreció Gabriel.
-No, iré yo, ya me perdí la mitad de la película, seguid viéndola vosotros- dije yo.
-Vale- contestó el.
Bajé las escaleras corriendo, cuando por fin salí me paré a pensar. ¿Por donde se habrá ido, y a donde habrá ido? Por acto reflejo me fui a la izquierda. No sé por qué pero entré en el baño. Escuché atentamente los lavabos. Escuché a alguien toser dentro de un lavabo. ¿Será él? Me acerqué a la puerta y peté.
-¿Javi?- pregunté.
-Eh... sí, ya salgo- respondió. Bien, lo he encontrado. 1 minuto después salió del baño y se dirigió al grifo a lavarse un poco las manos y la cara.
-¿Te encuentras bien?- no sé por qué pero la vergüenza me llenó.
-Sí, claro- parece que él también tiene vergüenza.
-¿Tanto miedo te dio la película?-me reí exageradamente.
-¿Qué? No, es que... me encontraba ya mal desde casa- se pasó la mano por el pelo. Que excusa más triste, podía haberse esforzado un poco más, pero le seguí el rollo.
-Ah, vale. Lo podías haber dicho antes y así ya no veíamos una película tan asquerosa.
-No, no pasa nada.
-Quieres irte a casa o ya te encuentas mejor?- le pregunté.
-Tranquilo, me quedaré.
En el pasillo se empezó a escuchar bastante ruido, miré el reloj, las 19:00, la película seguro que habrá acabado.
-Parece que ya están saliendo- le informé.
-Vale, bien. Salgamos.
-¿Estás seguro de que te encuentras bien?- pregunté, preocupado.
-Sí, no te preocupes.
-Bien, salgamos.
Me incorporé y salimos por la puerta, había tanta gente que no se veía a nadie. Decidimos salir a la entrada del cine y esperar a ver si los veíamos. Nos hicimos hueco entre la gente como pudimos. Cuando llegamos a la entrada allí estaban ellos esperándonos.
-Hola, ¿Qué te pasó antes?- le preguntó Gabriel a Javi.
-No es nada, sólo que me encuentro un poco mal- dijo este. -¿Quieres que nos vayamos?
-No, no hace falta.
-¿Seguro?
-Sí.
Toda la gente se empezaba a juntar en la entrada del cine así que salimos de allí.
-¿Y ahora que hacemos?- preguntó Laura.
-¿Vamos al McDonald?- sugirió Gabriel.
-¡Sí! Me muero de hambre- gritó María.
Decidido lo que íbamos a hacer, nos pusimos en marcha. El restaurante estaba en la misma planta que el cine así que no tuvimos que esforzarnos demasiado. Como siempre, estaba lleno. 3 colas inmensas inundaban el lugar. La gente en vez de hablar chillaba, niños corriendo por todas partes... un caos.
-¿En serio vamos a esperar esta cola?- preguntó María.
-Y qué pretendes, ¿irte a un restaurante no muy lleno y pagarte una millonada por un plato de comida súper pequeño?- replicó Gabriel. -aquí no somos todos ricos como Bryan- me reí.
-Eres tonto- dijo este.
Javi y Sheila encontraron un sitio libre para sentarnos, ellos, Bryan y Gabriel se quedaron aguantando el sitio mientras que nosotros esperábamos en la cola a que nos atendieran.
-Samu- me llamó Alexandra.
-¿Sí?- pregunté.
-¿No crees que te pasaste un poco con Bryan?
-¿Perdón?- nos interrumpió María- ha dicho lo que todos estábamos pensando.
-Eso es verdad- se metió también Laura.
-Ya, pero no para decírselo así a la ligera, por muy estúpido que sea tiene sentimientos.
-Me la pela lo que tenga- fruncí el ceño.
-Hola, que desean- dijo una chica detrás del mostrador.
-Eh... ah, si, hola- dijo Laura. Yo quiero una hamburguesa y un kas- después de ella pidió Alexandra, luego María y después yo. Cuando nos la trajo la pagamos. Yo me cogí una hamburguesa de pollo y una coca-cola. Me costó nada más y nada menos que 2€.
Nos acercamos a la mesa donde estaban todos y dejamos las bandejas en la mesa. Nos pusimos a comer todos. Hoy ya había discutido 1 vez y casi una segunda, espero que no haya más broncas. Acabamos la comida y salimos al jardín que tiene el centro comercial, Bryan como siempre, empezó a dar la nota.
-Mira tío, mira a esas pavas- decía.
-Demasiado para ti- contesté. No me gusta nada que mire a las mujeres como si simplemente fueran objetos. Es asqueroso. Y siempre lo hace.
-¿Qué quieres decir con eso?- me preguntó.
-Pues que son demasiado para ti.
-Gran verdad- afirmó María.
-Anda que tú eres gran cosa- me desafió con la mirada.
-Pues hombre. Mírate y mírame, sé que no soy gran cosa cerca de muchos chicos, pero cerca tuya soy un Brad Pitt de la vida.
-Me estás empezando a tocar un poco los huevos, hoy.
-Sólo saber que andas suelto por ahí sin correa me toca los huevos- le sonreí.
-Cállate la boca- me gritó -Estoy harto de que siempre me estés hablando mal, estoy harto de que seas tan capullo, estoy harto de que seas tan hijo de puta.
-¿¡Qué acabas de decir!?- me levanté y me acerqué rápidamente hacia él pero antes de poder abalanzarme sobre ese ser repugnante Javi me cogió por los brazos y me echó hacia atrás.
-¡Eres un hijo de puta! Los único que mereces es morir. Si de verdad hay alguien ahí arriba vas a sufrir muchísimo, puto subnormal de mierda. Te odio y odio a tu puta madre por comprar condones del puto chino- grité.
-¿Perdona?- preguntó.
-Bryan Álvarez, te juro que vas a sufrir como jamás has sufrido, te lo juro como que me llamo Samuel Suárez Pérez.
-¿Me estás amenazando?- su rostro cambió por completo.
-Exactamente- todos estaban allí, observando como si de una película se tratara, Javi me tenía agarrado pero los demás, los demás estaban allí, quietos.
-Ya me hartaste Samuel, te arrepentirás por todo esto. Te juro que te arrepentirás por todo esto. Por lo de hoy y por lo de todos estos meses- nada más decir eso, se levantó y se fue.
-Te habrás quedado a gusto- me dijo Gabriel que también se levantó y se fue tras Bryan. Yo forcejeé con Javi y me libré de sus brazos. La adrenalina cubría mi cuerpo, una de las mejores sensaciones que sentí jamás.
-Tranquilo Samu, has hecho bien, tienes toda la razón- me animó Laura.
-Es verdad Samu, sólo has dicho lo que pensabas, perdiste un poco los papeles pero a todos nos pasa a veces- afirmó javi.
Eché las manos sobre la cara y empecé a notar la humedad de mis ojos sobre ellas. Estaba llorando, jamás creí que me pondría a llorar por nada así, y menos por alguie así.
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El demonio
RandomSamuel y Laura, dos alumnos del colegio Escuelas Nieto reecobran su amistad tras varios años en los que no se llevaban muy bien. A la madre de Laura no parece que le caiga muy bien Samuel, según ella, un oscuro pasado alberga su alma. Tras descubrir...